domingo, 15 de enero de 2017

¿Por qué hay olas de frío siberiano en el sur de Europa? 1º ESO

EL MUNDO BLOGS

Antonio Ruiz de Elvira



Una mujer camina por una calle cubierta de nieve en Belgrado (Serbia) el 12 de enero de 2017. KOCA SULEMAGNOVIC/EFE

El día 7 de enero de este año una masa de aire helado procedente del norte de Rusia y Siberia entró vía Finlandia hacia el centro de Europa y llegó hasta Italia, Sicilia y Grecia dejando, durante 5 días, decenas de muertos y miles de millones de daños.
En el norte del planeta, 3 meses después de que desaparezca el sol tras el equinoccio de Otoño, la temperatura del aire sobre tierra es inferior a 50ºC bajo cero. La masa de aire que entró en Europa aumento algo su temperatura, pero ésta no subió de 30ºC bajo cero.
La meteorología es realmente una disciplina de mecánica de fluidos. Es el movimiento de las masas de aire de un lado a otro de la esfera que es el planeta.  Cuando nos dicen, en la televisión, que hay un frente frío o caliente, que hay un anticiclón sobre las Azores, o una baja sobre Islandia, lo que nos están diciendo es que masas de aire distintas se mueven unas respecto a otras , que se generan vórtices como los que vemos en los ríos girando cerca de las orillas, o en el lavabo cuando desagua.
Las imágenes que se nos presentan son en cierta medida engañosas: Se exhiben mapas de España y sus entornos, de Europa, de América. Pero lo que hay que visualizar son mapas de todo el globo y a distintas alturas, pues además de moverse de una latitud a otra, de una longitud a la siguiente, el aire se mueve en direcciones cambiantes en las distintas capas verticales.
 En la figura de aquí arriba vemos como se empieza a formar un vórtice de tipo ciclónico (girando en el sentido contrario a las agujas del reloj) sobre Grecia el día 6 de Enero, a una altura que corresponde a la mitad de la extensión vertical de la atmósfera (la mancha roja) y en la siguiente vemos el chorro polar, el tremendo río de aire que circula alrededor del planeta a unos 11 kilómetros de altura.


Este río de aire, como saben los lectores de este blog, hace meandros en invierno, ahora, aunque no los debería hacer. Hace meandros cuando el Polo Norte está más caliente de lo que correspondería a una situación similar a la de hace 60 años. Y el Polo esta muy caliente, no se forma hielo suficiente en el mismo.
Esa debilidad en el contraste de temperatura entre el ecuador y el Polo Norte produce meandros muy fuertes en el chorro polar. Esos meandros avanzan de Oeste a Este con el giro de la Tierra. El 6 de Enero el meandro inyectaba aire polar hacia Europa desde el norte de los Urales.  Este aire pasaba a la derecha de los Alpes (según miramos el mapa) sobre Austria y Venecia y llegaba a Roma y Sicilia.
Al mismo tiempo el meandro siguiente, correspondiente al movimiento sinuoso (sinusoidal) del chorro elevaba aire desde Canarias hasta el sur de Inglaterra, y desde allí hacia el sur hacia Túnez y Egipto. Las masas de aire caliente y frío son tangentes y se mueven una respecto a otra sin mezcla. Los Alpes estaban casi sin nieve, y tras las inundaciones en el sur a principios/mediados  de Diciembre ya no ha llovido en España desde hace un mes, salvo en los Pirineos, que por fin han visto cuajar la nieve.  
Los lectores pueden ver estos meandros si cogen un contenedor cuadrado, lo llenan de agua y hacen que el agua gire despacio, o en una olla de cocina cuando calientan despacio el agua en ella.
Por cierto, la semana próxima tendremos entrada de aire polar desde el Mar del Norte, y es bastante (un 80%) probable que Europa central tenga otra ola de frío siberiano.
¿Es esto cambio climático? El cambio climático no es  -que haga más calor- siempre y en todo lugar. Es que el Polo lleva mucho más caliente que a lo largo de los últimos 900 años desde hace 20, y como consecuencia, se repiten extremos climáticos con mucha mayor frecuencia que en esos 900 años.
El cambio climático no es que hoy haya mucho CO2 en la atmósfera. Es que hay el mismo que hace 20 millones de años, y no ha habito tanto en esos 20 millones de años. El clima de la Tierra cambia constantemente, pero nunca, en los registros que tenemos, a la velocidad que lo está haciendo ahora.
Sabemos, igual o mejor que los geólogos, que el clima ha cambiado a lo largo de los siglos, milenios, decenas y centenares de miles, de millones de años.
Pero entonces no estábamos aquí los Homo sapiens (¿sapiens?). Lo que nos importa hoy es el cambio climático actual, porque puede destrozar nuestro esquema de vida. Ya lo está destrozando en Oriente Medio, donde la falta de agua ha sido uno de los detonantes de la guerra civil de Siria. Hoy el Eúfrates lleva mucha menos agua que hace 50 años. Y lo está destrozando en el Sahel, donde la frontera del desierto avanza año a año hacia el sur.
El cambio climático promueve los extremos, de calor, de frío, de inundaciones, de sequías. Es un clima mucho más extremo del que disfrutábamos hace 50 años, y puede convertir la Tierra en un entorno muy difícil, no para la vida, sino para el bienestar humano.
Y ¡sería tan fácil frenarlo!
Solo hay que querer.
¡Delenda est pollutio!


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