Isabel Firuts
El presidente Putin y su primer ministro Medvedev, ayer, en Moscú. Ap
«Si te pega, es que te ama», dice un popular refrán ruso. Probablemente, los parlamentarios rusos se guiaron precisamente por esas palabras al aprobar en primera lectura una propuesta que busca descriminalizar la violencia doméstica. La polémica iniciativa, pendiente aún del visto bueno del Senado y del presidente ruso, pretende sacar la violencia de género de la legislación penal y convertirla en una simple «falta administrativa». Si la propuesta llega a prosperar, un hombre que agreda a su mujer por primera vez sólo pagaría una multa de unos 500 euros. Además, sólo irán a prisión si la pegan más de una vez al año.
La autora de esta iniciativa, la senadora ultraconservadora Elena Mizulina, sostiene que es injusto que en la actualidad haya personas encarceladas durante dos años y etiquetadas como criminales «simplemente por dar una torta». «En la tradición cultural de la familia rusa, las relaciones entre padres e hijos se construyen sobre la autoridad parental», dijo Mizulina, que añadió: «Las leyes que aprueban (los diputados) deben apoyar esta tradición familiar y no matarla». «Queremos que los rusos comiencen este año con seguridad y tranquilidad, que sepan que los diputados están con ellos y no contra ellos», aseguró la política, que en el pasado impulsó otras leyes polémicas como la penalización de la propaganda homosexual.
A falta de un registro oficial y una ley específica contra la violencia de género, se calcula que en Rusia cada año entre 13.000 y 15.000 mujeres mueren a causa de agresiones machistas y sus consecuencias. De acuerdo a los expertos, estas cifras se mantienen intactas desde hace un cuarto de siglo. Según la diputada rusa Oxana Pushkina, quien citó las estadísticas del Ministerio del Interior, cada año unas 600.000 rusas sufren a causa de la violencia doméstica. «Una de cada tres mujeres rusas es agredida con regularidad», aseguró Pushkina, en declaraciones recogidas por medios rusos. La parlamentaria también concedió otro dato escalofriante: «Hasta 3.000 niños mueren cada año a manos de sus progenitores», afirmó.
El número de las víctimas de la violencia machista en Rusia podría ser aún mayor debido a que se trata de un problema silenciado y las propias mujeres muchas veces optan por no denunciar al agresor para «no sacar los trapos sucios» de la familia, coinciden muchos expertos que advierten que si la nueva ley termina aprobándose, llevará a un inevitable aumento de la violencia en el seno de las familias rusas, desatando las manos a los tiranos caseros.
Anita Soboleva, miembro del Consejo de Derechos Humanos de Rusia, cree que la medida estigmatizará todavía más a las víctimas y será aplaudida por los maltratadores. «La interpretarán como un incentivo. Porque ahora resulta que no hacen nada malo, sino que son los guardianes del hogar y de las tradiciones familiares”», señaló Soboleva. «Es decir es como si se les diese carta blanca, en lugar de reprobar la conducta, les están diciendo: ‘‘Muy bien, sigan en la misma línea’’».
Los activistas de derechos humanos aún guardan esperanzas de poder introducir enmiendas en la propuesta antes de que esta pase al Senado ruso, aunque a juzgar por el apoyo que le brindaron los diputados de la cámara baja del parlamento –sólo hubo un voto en contra y 368 a favor– las posibilidades de que esto ocurra son mínimas.
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