EL MUNDO INTERNACIONAL
Francisco Carrión
El mercado de Jamila en Bagdad, sacudido tras la explosión de este 28 de agosto. WISSM AL-OKILIREUTERS
Al menos 11 personas han muerto este lunes y otras 28 han resultado heridas tras la detonación de un coche bomba en un concurrido mercado del noreste de Bagdad en un nuevo repunte de los ataques terroristas que sufre la capital iraquí en plena ofensiva contra los últimos feudos del autodenominado Estado Islámico.
El atentado, reivindicado velozmente por el Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) a través de su agencia de noticias Al Amaq, ha golpeado el mercado Jamila de Ciudad Sadr, un distrito emplazado en el este de Bagdad de mayoría chií y de donde proceden destacados cuadros de las milicias chiíes que combaten a los yihadistas.
Las autoridades locales han advertido de que el balance de víctimas podría aumentar en las próximas horas. Entre los fallecidos, figuran miembros de las fuerzas de seguridad. Las primeras imágenes difundidas tras el ataque muestran puestos y vehículos reducidos a un amasijo de hierros entre una densa columna de humo y el pánico de los transeúntes.
La explosión no ha sido la única desgracia que ha sacudido este lunes Bagdad. Poco después, la detonación de un artefacto explosivo improvisado en Al Yusufiya, en el sur de la urbe, ha segado cuatro vidas y causado heridas a otras ocho personas. El domingo otro artefacto y dos coches cargados de explosivos se saldaron con una decena de fallecidos y heridos.
La violencia no cesa en Bagdad. El mes pasado, 38 vecinos de la ciudad perdieron la vida y 85 resultaron heridos, según el balance mensual de víctimas civiles que publica la Misión de las Naciones Unidas en Irak. En total 241 personas fallecieron en todo el país como consecuencia de actos terroristas y del conflicto armado.
La fortificada capital de Irak, testigo de continuos ataques terroristas desde el ocaso de Sadam Husein en 2003, comenzó el año con un brutal atentado en una concurrida plaza. Al menos 36 personas perdieron la vida y 61 resultaron heridas. "Los terroristas intentarán atacar a los civiles para maquillar sus pérdidas pero estamos seguros de que el pueblo iraquí y el mundo serán capaces de derrotar al terrorismo", declaró entoncesel primer ministro iraquí Haidar al Abadi.
La organización se ha reconciliado con las tácticas de insurgencia de su génesis, Al Qaeda en Irak. Precisamente las nuevas embestidas coinciden con la batalla contra los últimos reductos del IS en Tal Afar, una ciudad convertida en su santuario a unos 70 kilómetros al oeste de Mosul. Este domingo el ejército anunció la liberación completa de la urbe tras recuperar la ciudadela y el centro pero las escaramuzas continúan en la zona de Al Ayadiya, a unos 11 kilómetros al noroeste de Tal Afar.
Mientras tratan de sofocar el último feudo yihadista, las fuerzas de seguridad han emprendido las tareas de desactivación de los explosivos plantados por los yihadistas. Se espera que Al Abadi llegue pronto a Tal Afar para anunciar oficialmente su liberación. Los últimos combatientes del IS tratan de resistir y han lanzado este lunes hasta tres ataques suicidas contra la amalgama de fuerzas que participan en la campaña militar.
En la ofensiva castrense participan todas las ramas de las fuerzas de seguridad iraquíes, incluidas las unidades de respuesta rápida, las divisiones antiterroristas entrenadas por Estados Unidos, la policía federal y las milicias chiíes de Hashid Shaabi (Movilización popular, en árabe), financiadas por Irán. Además, cuentan con el apoyo aéreo de la coalición internacional que lidera Estados Unidos.
En el último año el IS ha perdido la mayoría de sus enclaves en Irak, donde llegó a ocupar un tercio de su territorio. Aún controla la ciudad de Hawija, en la provincia de Kirkuk y a 300 kilómetros al norte de Bagdad, y áreas de la vasta provincia occidental de Al Anbar, fronterizas con Siria, que resisten a la campaña militar que liberó las ciudades de Ramadi y Faluya.
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