EL MUNDO INTERNACIONAL
Francisco Carrión
Rascacielos en la corniche de Doha. Naseem ZeitoonREUTERS
- El emirato anuncia la completa restaruración de sus relaciones con Teherán, bajo mínimos desde 2016, lo que puede molestar a Arabia Saudí.
En plena crisis diplomática con Arabia Saudí y sus aliados, Qatar vuelve a desafiar más de dos meses de bloqueo reforzando lazos con Irán, uno de los aspectos que desataron el litigio. El emirato ha anunciado la completa restauración de las relaciones diplomáticas con la república de los ayatolás, bajo mínimos desde enero de 2016.
"El Estado de Qatar anuncia que su embajador en Teherán regresará para cumplir con sus deberes diplomáticos", señala un escueto comunicado publicado en la página web del ministerio de Asuntos Exteriores qatarí. "Qatar expresa su aspiración de fortalecer las relaciones bilaterales con la República Islámica de Irán en todos los campos", concluye la nota.
Doha retiró a su embajador de Irán en enero de 2016 en protesta por el ataque a legaciones diplomáticas de Arabia Saudí en el país tras la sorpresiva ejecución del clérigo chií Nimr al Nimr, decapitado junto a otras 46 personas en suelo saudí por su participación en manifestaciones lideradas por la minoría chií del reino exigiendo reformas políticas.
Los flirteos de Qatar con Irán son una de las razones esgrimidas por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto para la ruptura de relaciones diplomáticas y el bloqueo terrestre, aéreo y marítimo acordados a principios de junio. En un pliego inicial de trece peticiones "no negociables", ya retirado, el cuarteto exigía el enfriamiento de los lazos con Irán además del cierre de la televisión Al Yazira; la clausura de una base militar turca en Doha o la retirada del apoyo a los Hermanos Musulmanes, entre otros. La chií Irán y el suní Arabia Saudí libran una batalla que incendia Oriente Próximo, con las guerras de Siria y Yemen como los principales escenarios de su fuego cruzado.
Con uno de los mayores PIB por habitante del mundo e inversiones repartidas por toda Europa, Qatar ha logrado sortear el aislamiento con ayuda de Irán, Turquía y Omán. Desde Teherán han partido barcos y aviones con toneladas de alimentos y su espacio aéreo ha sido usado por la compañía estatal Qatar Airways para esquivar los vetos de los países vecinos. Doha comparte con Irán el mayor campo de gas del mundo, unas instalaciones descubiertas en 1971 cuyo desarrollo -reactivado este año- había mantenido congelado en virtud de una moratoria de 12 años de duración impuesta por las autoridades qataríes.
"Ambos países tienen un poderoso incentivo para cooperar económicamente", indica a EL MUNDO Kristian Ulrichsen, un reputado experto en el Golfo Pérsico de la Universidad estadounidense de Washington. Sus lazos, sin embargo, no son exclusivos. "Junto a Kuwait y Omán, Qatar ha tratado de mantener una relación de trabajo con Irán pero no ha hecho nada diferente a sus colegas kuwaitíes y omaníes que justifique la repuesta de Arabia Saudí y Emiratos", agrega el académico.
De momento, Doha no ha proporcionado información precisa acerca de la fecha del regreso del embajador. El anuncio se produce tras la conversación telefónica mantenida por el ministro de Exteriores qatarí Mohamed bin Abdelrahman al Zani y su homólogo iraní Mohamed Javad Zarif. Según una nota de la diplomacia qatarí, ambos "discutieron las relaciones bilaterales y el modo de impulsarlas y desarrollarlas así como una serie de cuestiones de interés común".
Lejos de amainar, los intentos de mediación de Kuwait y las presiones occidentales no han logrado suavizar la disputa entre Qatar y sus vecinos. La peregrinación anual a La Meca se ha convertido en el último campo de batalla. La semana pasada, el rey saudí Salman anunció un acuerdo con un príncipe qatarí que carece de responsabilidad gubernamental para permitir que los ciudadanos qataríes participen en el "hajj" -la peregrinación a los lugares santos de La Meca que todo musulmán tiene que realizar al menos una vez en la vida-, una cita que se celebra este año durante la última semana de agosto.
Riad ofreció vuelos gratuitos a los peregrinos qataríes y abrió la frontera terrestre para los viajeros hacia La Meca, cerrada a cal y canto desde el pasado junio. Poco después, sin embargo, las autoridades saudíes acusaron a Qatar de bloquear el aterrizaje de los aviones saudíes. Doha, por su parte, alegó errores administrativos y precisó que sus ciudadanos "no necesitan ayuda para cubrir sus costes de viaje".
El pasado martes Exteriores qatarí advirtió contra quienes tratan de usar la peregrinación como "un arma de manipulación política". El emirato asegura estar preocupado por la seguridad de sus nacionales "dada la situación actual y los repetidos actos de hostigamiento registrados desde junio".
En los últimos días se han producido, además, varios movimientos diplomáticos en torno a Qatar. El miércoles Chad anunció el cierre de su embajada en Doha tras acusar al emirato de tratar de desestabilizar su país desde la vecina Libia. Un día antes, en cambio, Senegal restituyó a su máximo representante diplomático en Qatar, fuera del país desde el inicio de la crisis con Arabia Saudí.
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