lunes, 21 de agosto de 2017

El ejército libanés iniciará una ofensiva para expulsar al IS. 4º ESO

EL MUNDO INTERNACIONAL
Lluís Miquel Hurtado

Soldados libaneses durante una operación contra el Estado Islámico. EFE


El IS controla una zona estimada en unos 300 km cuadrados fronteriza con Líbano y Siria, de los cuales 140 km cuadrados están en territorio libanés
El ejército libanés ha anunciado este sábado el inicio de la operación 'Amanecer en las afueras'. El objetivo, según fuentes oficiales de Beirut, es acabar con la presencia del Estado Islámico (IS) en un saco de cerca de 300 km de territorio transfronterizo, la mitad del cual comprende el este del Líbano y la otra mitad, Siria. Por este motivo, el partido chií Hizbulá ha declarado que sus fuerzas, junto con las del ejército fiel al presidente sirio Bashar Asad, atacarían desde el lado sirio, sin coordinación con los libaneses, practicando una pinza contra el IS.
El ataque empezó esta madrugada, antes del alba. "No nos decepcionaréis", "nuestros corazones y mentes están con vosotros", comunicó el presidente libanés Michael Aoun a sus mandos de tierra durante la inauguración de la ofensiva, según medios locales. Acto seguido, las bombas empezaron a castigar las localidades ocupadas de Ras Baalbek, Al Fajá y Al Qaa, donde, según estima el general de brigada Ali Qanso, permanecen atrincherados alrededor de 600 yihadistas.
Qanso aprovechó una rueda de prensa en el Ministerio de Defensa para dar cuenta de las complicaciones de la operación. Explicó que las colinas del área, donde se atrincheran los combatientes fieles al autoproclamado califato desde su fase de expansión, en 2014, dejan a la infantería atacante expuesta a hostilidades de francotiradores del IS. Además, prevén que el territorio ha sido ampliamente minado para entorpecer su avance. "Están armados con misiles y escondidos en cuevas", detalló el uniformado.
El inicio de la operación coincide con otro anuncio: el del partido chií libanés Hizbulá, cuya infantería combate desde 2013 del lado de Asad en Siria. De acuerdo con un portavoz del grupo, el plan es atacar conjuntamente con el ejército sirio, desde el oeste sirio, contra el flanco este del saco territorial en manos del IS. Esto permite a los atacantes ejecutar una pinza sobre los yihadistas, que quedan presionados por el ejército libanés en el flanco oeste, y por Hizbulá y ejército sirio en el este.
Fuentes citadas por la agencia semioficial iraní Fars han explicado que "militantes del IS se empiezan a rendir en Qalamun - monte sirio fronterizo con Líbano - cerca del puesto de control de Al Zamrani, después de que el puesto cayera bajo control de Hizbulá". La oficina de prensa de Hizbulá ha informado de la rendición al mediodía de un grupo de miembros del IS, entre los que había un emir - jefe regional - a los atacantes. Según Fars, los soldados sirios y libaneses prolongaron su operación a los altos de Yarayir y Qaré.
Un portavoz de Hizbulá ha asegurado que, en esta doble ofensiva, "cada cual trabaja por su cuenta". Las autoridades libaneses, que siempre han insistido en que no se coordinan con el Gobierno de Asad - Hizbulá forma parte del ejecutivo libanés -, incidieron ayer en que su ataque no está coordinado con el del grupo chií. Pero, paradójicamente, los soldados libaneses, equipados por EEUU, están combatiendo en esa zona en el mismo bando que dos fuerzas respaldadas por su rival Irán, contra un enemigo común.
Esta paradoja resume la frágil y a veces contradictoria situación que se vive actualmente en la región, donde la lucha contra el Estado Islámico ha unido a extraños compañeros de cama. Otro ejemplo es el norte sirio, donde EEUU respalda contra el IS una milicia kurda cuyos cuadros están repletos de militantes de la guerrilla kurdoturca PKK, en la lista de grupos terroristas de Washington. Esta alianza, que los kurdos aseguran que se extenderá más allá de la caída del IS, enfurece a Turquía, que respalda a grupos extremistas.
"Buscamos la victoria", sentenció ayer Michael Aoun. Esto es, acabar con la presencia del IS en su territorio, que ha usado para lanzar coches bomba contra Beirut y sembrar el caos en los aledaños, en forma de escaramuzas y secuestros. La operación llega un mes después de que Hizbulá, esta vez presionando desde suelo libanés, lograra pactar con un grupo afín a Al Qaeda su retirada de la población libanesa de Arsal. Cerca de 7.000 personas, entre ellas combatientes, fueron trasladados de la provincia siria de Idlib.

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