Darío Prieto
Soldados estadounidenses fotografiando a las víctimas de un campo de concentración nazi LIBRARY OF CONGRESS
De tanto sacarlos a colación para hablar de asuntos contemporáneos, los nazis se han convertido en una presencia constante en la conversación política y social en nuestros días. No hay más que ver, por ejemplo, el caso de Cataluña, donde el supremacismo del movimiento independentista o la represión del mismo por el Gobierno central ponen a funcionar la máquina del tiempo. «No conozco el caso catalán, pero jamás diría que alguien es como Hitler ni me atrevería a comparar nada con los nazis. La historia nunca se repite exactamente y si algo he aprendido en mis años de investigación son estas tres palabras:las cosas cambian». Laurence Rees (Escocia, 1957) ha dedicado su vida a estudiar esos episodios de la historia en los que aparece lo peor del ser humano, sobre todo la Alemania nazi. Después de realizar numerosos documentales para la BBC y cuatro años después de su biografía sobre el Führer (El oscuro carisma de Hitler), el historiador presenta ahora la edición en español de El Holocausto. Las voces de las víctimas y los verdugos (Crítica), un ambicioso tratado donde sigue el proceso que desembocó en la atrocidad de las atrocidades:el exterminio organizado y sistemático de millones de judíos por parte del III Reich. A través del estudio de documentos y, sobre todo de los testimonios de quienes sufrieron y perpetraron la Shoah, Rees intenta responder a la eterna pregunta:¿Cómo se pudo llegar a aquella locura colectiva?
«Siempre he dicho que la Historia nos da avisos», explica. «En vez de decir que Trump es como Hitler o decir que el Brexit es como lo que sucedió en Alemania en los años 30 podríamos fijarnos en esos avisos. Por ejemplo, en 1928 el partido nazi era un chiste que apenas sacaba el 2% de los votos. Pero en apenas cuatro años se convirtió en el primer partido, después de que la población alemana votase conscientemente por abandonar la democracia. ¿Qué cambió?¿Cómo se pudo producir la tragedia?».
«En realidad», reflexiona Rees, «todo lo que nos parece tan sólido es sumamente frágil:la ley, la prensa libre... La gente es increíblemente complaciente respecto a las instituciones democráticas. Y el mundo es un lugar mucho más aterrado de lo que la gente está dispuesto a admitir».
Porque si en algo se muestra actual el estudio de Rees es en cómo el mal anida dentro de nosotros. «Me acuerdo del caso de Toivi Blatt, que en Sobibor formó parte de los Sonderkommando, los comandos de judíos que participaban del exterminio en trabajos como los hornos crematorios. Toivi se encargaba de afeitar el pelo a las personas que iban a ser asesinadas y éstas le preguntaban cómo se podía rebajar a eso. Cuando le entrevisté, le pregunté qué aprendió de todo aquello y él me respondió.'Nadie se conoce a sí mismo'. Después de la guerra, cuando alguien era amable con él, se preguntaba cómo sería esa persona en Sobibor. Y nos lo podemos plantear nosotros:Si alguien nos empujase a una situación para la que no estamos preparados, ¿dónde quedaría la cultura? ¿Dónde está la civilización?», se plantea Rees. «Fui hace poco a un safari en Botswana y me di cuenta de que somos animales. Es un milagro que no hagamos cosas más horribles. Es un milagro que exista la democracia».
No hay comentarios:
Publicar un comentario