José Naranjo
Los militares afirman que el presidente Mugabe está a salvo y niegan que se trate de un golpe de Estado.
El Ejército de Zimbabue se ha hecho con el control del país en la madrugada de este miércoles. El presidente Robert Mugabe y su mujer, Grace, que aspiraba a sucederle en el cargo, se encuentran “sanos y salvos”, según señaló un portavoz militar durante una declaración leída en la televisión pública en la que aseguró además que la seguridad de la pareja está "garantizada". El partido presidencial, cuya sede está también controlada por el Ejército, asegura que no se trata de un golpe militar, que la pareja presidencial está detenida y que el exvicepresidente Emmerson Mnangagwa, destituido hace una semana, será el nuevo presidente interino del país. Blindados y tanques han salido a las calles de Harare y se han oído disparos y detonaciones en numerosos barrios de la capital. El presidente de la vecina Sudáfrica, Jacob Zuma, ha informado de que Mugabe le ha comunicado en conversación telefónica que está "detenido en su domicilio" pero que se encuentra bien.
Los militares, liderados por el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Constantino Chiwenga, han tomado el Palacio Presidencial y la sede de la televisión, así como las instituciones más importantes del país. Asimismo, han detenido al ministro de Economía, Ignatius Chombo, uno de los principales líderes del partido presidencial y firme apoyo de Grace Mugabe en la guerra interna que se había desatado por la sucesión presidencial. Según el periódico local NewsDay, otros dos ministros habrían sido también detenidos. Las embajadas de Reino Unido y Estados Unidos han recomendado a sus ciudadanos que permanezcan en sus casas, mientras que la española ha instado a extremar la precaución especialmente en Harare, la capital.
En su declaración televisada, el general Sibusiso Moyo, portavoz del Ejército, aseguró: “No se trata de una toma del Gobierno por parte de los militares (…) nuestro objetivo son criminales del entorno del presidente que están cometiendo crímenes. Una vez cumplamos con nuestra misión esperamos que la situación regrese a la normalidad”.
La tensión se había disparado en los últimos días en Zimbabue después de que el pasado 7 de noviembre Mugabe destituyera a su vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, de 75 años, acusado de traición y deslealtad. Considerado uno de los hombres fuertes del partido presidencial Unión Africana Nacional de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) y sólido candidato a suceder a Mugabe, su cese se atribuye a las maniobras de la esposa de Mugabe que había hecho público su deseo de convertirse en la nueva presidenta del país, pese a que su marido, de 93 años, era el candidato oficial para las elecciones de 2018.
Mnangagwa, héroe de la independencia del país, denunció entonces que lo habían intentado asesinar y que se estaba produciendo una purga en el partido con el objetivo de eliminar a todos aquellos que se oponen a la ascensión de Grace Mugabe. Tras su precipitada huida del país hacia Sudáfrica, diversas fuentes apuntan a que podría convertirse en presidente interino en las próximas horas una vez que se confirme la caída de Robert Mugabe, en arresto domiciliario junto a su mujer. De hecho, este mismo miércoles, Mnangagwa ha volado desde Sudáfrica hasta Harare, según The Guardian, para hacerse cargo de la situación, aunque por ahora no ha aparecido en público ni ha hecho declaraciones. También ha regresado al país el líder histórico de la oposición, Morgan Tsvangirai, quien estuvo cerca de arrebatar el poder a Mugabe en las elecciones de 2008 y forzó un acuerdo que le convirtió en primer ministro. En todo caso, reina aún la incertidumbre.
EN CIFRAS
Fuentes: Banco Mundial y CIA Factbook.
El partido ZANU-PF ha publicado en su cuenta de Twitter que “la familia presidencial se encuentra detenida y a salvo, lo que era necesario por la Constitución y por la salud de la nación. Ni Zimbabue ni ZANU son propiedad de Mugabe y su esposa. Hoy comienza una nueva era y el camarada Mnangagwa nos ayudará a conseguir un Zimbabue mejor”. El partido presidencial insiste en que no se trata de un golpe de Estado sino de una “transición incruenta” en la que se ha arrestado a personas corruptas y se ha detenido a “un anciano del que se estaba aprovechando su esposa”, en referencia a Mugabe.
El general Chiwenga había sugerido ya en las últimas horas la asonada militar. El pasado lunes pidió el fin de la purga y advirtió de que el Ejército podría reaccionar. “Debemos advertir a aquellos que están detrás de estos peligrosos engaños que en lo que respecta a proteger nuestra revolución, las Fuerzas Armadas no dudarán en intervenir”, dijo rodeado de noventa altos oficiales del Ejército.
Por su parte, el principal partido de oposición, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) desmintió a sus rivales del ZANU-PF asegurando que sí se trata de un golpe de Estado y que el Ejército va a asumir el mando del país. “El ZANU-PF está en la etapa de la negación, pero ya no tienen el control”, dijo Douglas Mwonzora, secretario general del MDC, en una entrevista telefónica con el canal sudafricano ANN7.
La noticia de la intervención del Ejército no ha generado reacciones masivas de los ciudadanos que, a tenor de lo cuentan los medios zimbabuenses, han seguido con su rutina, quizá a la expectativa de que se aclare la situación y sobre todo quién está al frente del país. Sí se han producido algunos arrestos, según las informaciones de los medios locales. El más sonado de todos es el del líder de la Liga Juvenil del ZANU-PF, Kudzai Chipanga, uno de los más acérrimos defensores de que Grace Mugabe siga los pasos de su marido. También está detenido el ministro de Economía, Ignatius Chombo, otro aliado de la primera dama.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha hecho un llamamiento a la calma y ha subrayado que "es de vital importancia preservar los derechos fundamentales, incluidas las libertades de expresión y reunión". La Unión Africana pidió a las partes implicadas que manejen la situación de acuerdo a los principios de la Constitución del país y a las normas que rigen el organismo internacional. A través de un comunicado, la organización señaló que es "crucial" que la crisis se resuelva de un "modo que promueva la democracia y los derechos humanos, así como el desarrollo socio-económico de Zimbabue".
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