Beatriz Miranda
. La marca de María y Uxía Domínguez, hijas de un hermano del diseñador gallego, ha aumentado sus ventas un 31,7%.
Las sobrinas de Adolfo Domínguez le han tomado la delantera. Es más, le sacan un cuerpo entero. María y Uxía Domínguez, hijas de su hermano Jesús y fundadoras de la marca de ropa y complementos Bimba y Lola, han incrementado en 2016 un 31,7% las ventas de su enseña, consiguiendo facturar 152,4 millones este ejercicio.
Esta etiqueta que durante mucho tiempo tuvo como logo un galgo y que erige su sede en Mos (Vigo, Pontevedra), lleva un rumbo ascendente desde la apertura de su primera tienda, en 2005. El éxito de este crecimiento se debe en parte a la expansión internacional de la compañía familiar, pues las ventas en el extranjero suponen ahora mismo el 26% del total de la facturación. Por ejemplo, este aumento ha sido superior al 20% en Portugal, México y Singapur, del 50% en Chile y Corea y por encima del 60% en Francia y Reino Unido.
Para poder hacer frente a este volumen de ventas, Bimba y Lola planea abrir una nueva sede en Vigo. En este momento emplean a más de mil personas, un 70% de ellas indefinidas, habiendo crecido su plantilla un 17% respecto a 2015.
El triunfo de Bimba y Lola en la moda está íntimamente relacionado con el fracaso de Adolfo Domínguez, la empresa de su tío en la que trabajaron tanto el padre de María y Uxía, Jesús, como sus otros tíos, Josefina y Francisco Javier. Los Domínguez al completo pertenecen a una saga textil que comenzó en Orense en la sastrería El Faro que montó el patriarca, Adolfo Domínguez Estévez, hace más de 65 años. En los 80 el negocio evolucionó con la firma Adolfo Domínguez, emblema de la "arruga es bella", dirigida por Adolfo Domínguez hijo ayudado por sus hermanos. Aquello fue una revolución: desfiles, famosos, revistas, éxito total.
En los 90 sacaron la enseña a bolsa, lo que supuso fricciones familiares. Adolfo decidió volar solo, sin sus hermanos, a los que les compró su parte. Se quedó con el 40% y ellos consiguieron 70 millones de euros de la época cada uno tras la venta de sus acciones, dinero que invirtieron juntos en otra sociedad, Textil Lonia, hoy la segunda mayor empresa del sector en Galicia después de Inditex.
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