Susana Alcelay
País Vasco, Madrid y Navarra tienen menos desempleo y salarios más altos; Extremadura y Andalucía pagan bajos sueldos y son campeonas en paro.
La brecha entre el norte y el sur de España sigue siendo una realidad cuando se analizan los datos de paro y los salarios que se pagan en cada autonomía. De las estadísticas se deduce que aquellas regiones en las que el nivel de desempleo es mayor, también tienen salarios más bajos y viceversa. Las economías que cuentan con una base industrial, las localizadas en el centro y norte del país, son las que registran menos desempleo y salarios más elevados. Y, por el contrario, las que están más ligadas a los sectores agrícolas y de servicios son las que cuentan con un mercado de trabajo más inestable y sus trabajadores están peor pagados. Es el caso de Andalucía y Extremadura.
La Encuesta de Población Activa (EPA) refleja el abismo que separa unas regiones de otras y, con ello, el fracaso de muchas políticas, de sucesivos planes de choque contra el paro como los aplicados cada año en la comunidad andaluza, que sigue encabezando el ranking de desempleo después de más de tres décadas de gobierno socialista. La tasa de paro andaluza, la más elevada entre regiones, estaba situada en el tercer trimestre en el 25,41%, más de nueve puntos por encima de la media española y más de 13 puntos si se compara con regiones con menos desempleo en España, como es el caso de Madrid y País Vasco .
La realidad del mercado de trabajo es el mismo si se analizan los datos sobre la evolución de los salarios. La estadística del INE sobre los deciles salariales del empleo que incluye la EPA reflejan una profunda brecha entre lo que cobra de media un trabajador en un lugar u otro de España.
Según esta estadística, el salario medio cayó hasta los 1.878 euros brutos mensuales tras una década de subidas. Son más las regiones que ganan menos del salario medio que las que están por encima. Por debajo de esos 1.878 euros están once autonomías; solo seis estarían por encima. Y entre esas seis únicamente tres tienen sueldos superiores a 2.000 euros; otras tres registran rentas del entorno de 1.900 euros (ver gráfico adjunto).
Tan solo País Vasco (2.235 euros), Madrid (2.165 euros) y Navarra (1.628 euros) tienen salarios por encima de 2.000 euros al mes. Estas tres regiones también figuran entre las que tienen menos desempleo. En la cara opuesta se sitúan dos regiones que no alcanzan los 1.700 euros mensuales: Murcia (1.627 euros) y Extremadura (1.613 euros). Si se compara lo que cobra un trabajador vasco con un extremeño, los más empobrecidos cuando se habla de salarios, hay una diferencia de 622 euros, lo que supone casi un 28% menos. Un trabajador de Murcia cobraría 607 menos que uno del País Vasco.
Según Estadística, en 2016 el 40% de los asalariados (6,1 millones) tenían en un salario bruto mensual de entre 1.229,3 y 2.137,5 euros al mes. En la zona más baja salarial se sitúan 4,58 millones de trabajadores (el 30% del total) que ganaron menos de 1.229,3 euros brutos al mes. Mientras que otros 4,58 millones de asalariados tuvieron una retribución mensual superior a los 2.137,5 euros al mes el año pasado.
Las brechas salarial y de desempleo en España están estrechamente relacionadas con la base productiva de cada zona. La mitad norte concentra el grueso del tejido industrial en España, el empleo es más estable y los sueldos medios que se abonan son los más elevados, frente a la mitad sur, con mayor de peso del sector agrícola y de servicios, ligados a trabajos temporales y con nóminas más escasas.
Garantía de empleo
La pasada crisis económica puso de manifiesto la importancia que tiene el sector industrial como motor del crecimiento y garantía de empleo. El mejor ejemplo se encuentra en los países que tienen una industria más desarrollada, como es el caso Alemania, Austria y Países Bajos. En los tres casos, las tasas de desempleo se mantuvieron por debajo del 10% durante estos años de crisis, al contrario de lo que sucedió, por ejemplo, en España, donde la tasa de paro llegó a superar el 26% de la población activa. La estadística refleja que los países en los que la industria tiene un mayor peso sobre el PIB son más resistentes a los ciclos económicos adversos, pierden menos empleo y el que generan es más estable y de mejor calidad.
La estadística del INE revela que los mayores o menores salarios que se pagan en España tienen también que ver con el nivel de especialización. Así, por ejemplo, mientras quienes trabajan en las actividades financieras (banca y seguros) y de suministro de energía (gas y electricidad) tienen unos ingresos superiores a los 3.000 euros mensuales, en la hostelería y la agricultura el salario medio se sitúa por debajo de los 1.200 euros mensuales, casi 700 euros menos que el salario medio.
Los niveles de formación son igualmente clave. A mayor cualificación más sueldo, lo que implica que los trabajos menos cualificados están siempre peor pagados. Influye también el nivel de empleo público en cada comunidad, toda vez que los asalariados de las distintas administraciones perciben, como media, unos ingresos muy superiores a los del sector privado.
Los analistas consultados hacen hincapié en la estrecha relación que existe entre bajos salarios y el empleo temporal. Han pasado más de tres años desde que la economía española volvió a crear empleo y la recuperación del mercado laboral sigue mostrando las mismas fortalezas y debilidades. La creación de puestos de trabajo se mantiene a ritmos cercanos al 3% en España, pero el problema es que la mayor parte de los nuevos contratos que se realizan son temporales. El récord que año tras año registra el sector turístico tiene en la otra cara de la moneda la realización de contratos exclusivamente de temporada.
Los datos de la EPA del tercer trimestre reflejan que el 70% del empleo creado fue temporal. El empleo de duración determinada aumentó (148.900) más del doble que el indefinido (67.500), lo que explica el incremento de la tasa de temporalidad hasta el 27,4%, cuatro décimas más que hace un año, debido al alza del empleo temporal (4,9%) que ha crecido el doble que el indefinido (+2,7%) en el último año.
El pasado septiembre, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, planteó a sindicatos y empresarios reducir los contratos de cuatro a tres (indefinido, temporal con indemnización creciente y formación) y establecer un sistema de bonus-malus que premie, por la vía de las cotizaciones, a las empresas que apuesten por la estabilidad en el empleo y penalice a las que abusan de los contratos temporales y de la rotación laboral. Estas dos propuestas (simplificación de contratos y bonus-malus) estaban recogidas en el acuerdo de investidura que el Gobierno pactó con Ciudadanos pero, según explicó la ministra, están «abiertas» a las mejoras y aportaciones los agentes sociales.
En la propuesta contemplada en el acuerdo con Ciudadanos se fijaba una indemnización a la finalización del contrato temporal de 12 días en el primer año, que aumentaría en el segundo año hasta 16 y en el tercero hasta 20 días por año trabajado.
Bruselas alerta
Hace unos días, Bruselas daba la voz de alarma sobre los bajos salarios y su impacto en la recuperación económica. La Comisión Europea llegó a advertir de que los salarios están creciendo a un ritmo lento a pesar de que están mejorando los mercados laborales de todos los países. La Comisión avisó de que entre los países más grandes de la UE, es en España donde menos han subido los salarios, seguida de Italia y Francia, mientras que en otros países, como Alemania, los salarios crecen ya como antes de la crisis.
Sobre nuestro país, Bruselas recuerda el aumento de los contratos temporales durante las crisis. «La mano de obra de España destaca por el mayor número de contratos temporales, tanto en número como en su contribución al crecimiento del empleo». Y cree que «esto podría explicar, en parte, por qué la rápida caída del desempleo en España desde 2014 no ha producido un mayor crecimiento de los salarios».
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