jueves, 15 de septiembre de 2016

Ésta es la mejor fotografía jamás obtenida de la Vía Láctea. 1º ESO

LA RAZÓN.es CIENCIA

La ESA traza un mapa en 3D con más de mil millones de estrellas. En 2021 sólo habrán fotografiado el 1% de la galaxia en la que vivimos.

El telescopio Gaia es capaz de observar 50 millones de estrellas cada día
En una noche despejada, a ser posible de verano, uno puede mirar al cielo, lejos de las luces contaminantes de las grandes ciudades, y asombrarse con el espectáculo de las estrellas que tiemblan en el firmamento. En realidad su leve titilar no es más que un efecto óptico provocado por la miopía de la atmósfera terrestre, pero asombra. Algunas de esas estrellas, agrupadas en un camino lechoso que atraviesa el cielo, forman parte de la Vía Láctea, nuestro vecindario cósmico.
A ojo desnudo, el espectáculo del cielo hirviente nocturno es una de las imágenes más bellas que el ser humano pueda contemplar. Imagine ahora poder vislumbrar esos mismos puntos de fuego milenario con un telescopio tan potente que sería capaz de detectar un cabello humano a entre 30 y 1.000 kilómetros de distancia.
Un aparato de tal calibre arrojaría la imagen más nítida jamás lograda de la bóveda celeste, el mapa más grande jamás dibujado por la humanidad.
Eso es exactamente lo que pueden ustedes contemplar sintetizado en esta página: la cartografía aproximada de 1.142 millones de estrellas. De ellas, dos millones de astros aparecen con su localización precisa, su distancia y sus valores de movimiento.
Se trata de la primera entrega del magno proyecto encomendado hace 1.000 días a Gaia, el telescopio de la Agencia Espacial Europea (ESA) que lleva en su seno algunos de los aparatos de fotografía más potentes nunca enviados al espacio.
La imagen es ya objeto de devoción de los astrónomos y pronto vendrá acompañada de otras cartografías más grandes y precisas en las que quién sabe qué sorpresas cósmicas podremos descubrir. Según se ha desprendido de los primeros análisis realizados por algunos astrónomos italianos, una de esas sorpresas podría ser que la Vía Láctea es más grande de lo que pensábamos. Porque esta instantánea encierra en su centro algo que salta a la vista. La franja brillante que la recorre en su cuerpo central no es otra cosa que la fotografía más completa de nuestro hogar: la mejor representación de toda la Vía Láctea.
La galaxia en la que habitamos contiene probablemente entre 100.000 y 200.000 millones de estrellas. No deja de ser estremecedor que ése sea el número de neuronas que tiene también nuestro cerebro (aunque eso es harina de otro costal). Se trata de una galaxia de tipo espiral. La mayoría de los astros que contiene flotan en un disco de 100.000 años luz de longitud y 1.000 de grosor. Esa inmensa región tiene tal densidad estelar que aparece en la imagen como un brochazo blanco en fondo oscuro del Universo. Los sensores de Gaia envían información que puede ser procesada para componer fotos como esta en las que las áreas del cosmos con mayor población de estrellas aparecen más claras.

Nubes de Magallanes

Sorprende, por ejemplo, la pareja de fogonazos que se ven en la parte inferior, debajo de la franja de la Vía Láctea. Son las dos nubes de Magallanes, dos galaxias enanas que antaño se pensaba que eran satélites de la nuestra. Recientes investigaciones han apuntado que, probablemente, no sean más que galaxias errantes que se han acercado a la nuestra en su tránsito por el cosmos pero que seguirán su camino y nos abandonarán.
Estas dos galaxias se pueden ver en noches despejadas en el hemisferio Sur del planeta y la luz que nos llega de ellas comenzó su viaje hace 150.000 años. Es decir, la foto que captamos ahora no es más que la imagen que tenían entonces.
Gaia es un telescopio con capacidad de observar 50 millones de estrellas cada día. Seguirá cartografiando el cielo y precisando la posición de los astros de nuestra Vía Láctea hasta el año 2021. En esas condiciones, a razón de 50 millones de estrellas diarias, sólo habrá fotografiado el 1 por ciento de la galaxia en la que vivimos. Mientras tanto, nos seguirá dejando instantáneas como ésta: los mapas más grandes que ha fabricado el ser humano en toda su historia de especie navegante.
















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