Manuel P. Villatoro
El escritor y periodista Fernando Martínez Laínez enmarca su última obra («La batalla», segunda parte de «La senda de los Tercios») en Nördlingen. Una victoria amarga que no sirvió para ganar la Guerra de los Treinta Años.
Parte de la portada del nuevo libro de Fernando Martínez Laínez - ABC
Corría el 6 de septiembre de 1634 cuando, a la vera de la ciudad alemana de Nördlingen, una alianza hispano-imperial cuyo pulmón eran los Tercios españoles se enfrentó a uno de los ejércitos más temidos de la época: el sueco. La misma nación que había logrado revolucionar la guerra con sus mosqueteros y su letal «doble salva» (la cual les permitía disparar dos veces más plomo sobre sus enemigos). Aquella jornada elCardenal-Infante Fernando de Austria obtuvo una de las victorias más memorables de nuestra historia, aunque también inútil, pues no impidió que se perdiera la guerra de los Treinta Años.
Así lo afirma el periodista y reconocido divulgador histórico Fernando Martínez Laínez en declaraciones a ABC: «Fue una victoria que no ganó la guerra. Una victoria incompleta. Pero desde el punto de vista táctico fue grandiosa». Su afirmación se sustenta en las horas que ha dedicado a investigar la contienda para elaborar su nueva novela histórica, « La batalla». Una obra (la segunda parte de « La senda de los Tercios») que utiliza el enfrentamiento en Nördlingen como marco para narrar las vivencias y desventuras de los soldados hispanos durante la guerra de los Treinta Años.
En sus palabras, esta contienda dejó claro que el «león hispano» todavía podía enfrentarse a un «ejército que se consideraba invencible» como el sueco. Y todo ello, a pesar de que se encontraba rodeado de enemigos. A su vez, y en sus palabras, también puso de manifiesto que la veteranía de soldados como Martín de Idíaquezseguían siendo determinantes a la hora de batirse el cobre contra los enemigos del Imperio. «Nördlingen demostró que, militarmente, los Tercios españoles no tenían nada que envidiar a los suecos», añade. No le falta razón ya que los hombres de este oficial lograron resistir hasta quince cargas de los protestantes en la colina de Albuch.
1-¿Por qué enmarca el libro en la batalla de Nördlingen?
Porque tuvo una importancia trascendental. Marcó un punto culminante de lo que pudo haber sido un cambio histórico en Europa. Fue una batalla decisiva en la guerra de los Treinta Años. Si España no hubiera ganado, el derrumbe del imperio de los Austrias hubiera sido de dimensiones mundiales. Pero, dicho esto, es verdad que esta gran victoria no sirvió para ganar la contienda. No sirvió para evitar que los franceses nos diesen el mazazo final en el que fue uno de los dos grandes golpes que hemos recibido en la historia.
Pero, aunque la trato bastante, más que de la batalla, que representa un punto culminante, narro los hechos que la condicionaron y que la enmarcaron. Explico el por qué España se embarcó en esa peripecia y envió a un inmenso ejército dirigido por un gran personaje como era el Cardenal-Infante don Fernando de Austria.
2-¿Cuáles fueron esos dos grandes mazazos?
El primero fue el de la guerra de los Treinta Años, una auténtica guerra mundial de la época. Lo protagonizó Francia, que esperó hasta que España estuvo sin resuello para asestar un golpe que supuso el cambio de la hegemonía político militar en su favor. El otro mazazo histórico fue también dado por los franceses, y creo que España no ha sabido superarlo todavía. Fue el de la Guerra de la Independencia, que dividió radicalmente al país y supuso seis años de destrucción, saqueo y matanzas por parte de los galos. Aunque al final perdió Napoleón, la victoria se la llevaron los ingleses, que nos dejaron marginados y sin apenas voz a nivel internacional.
3-¿Que significó para España desplegar un ejército de tales dimensiones a mediados del siglo XVII?
Desplegar un gran ejército y enviarlo a miles de kilómetros es muy fácil de decir, pero no tan sencillo de hacer. Lo que sorprende es que el león hispano tenía todavía fuerza para hacer un esfuerzo de esa envergadura y llevar fuerzas desde Madrid hasta el centro de Europa. Lo logró a pesar de que estaba rodeada de enemigos y de que en frente tenía al ejército sueco, que era considerado invencible en ese momento. Eso demuestra que el país no estaba muerto y que todavía tenía capacidad de reacción, aunque ya había entrado en una época de ocaso.
Al final, superó dificultades como la incapacidad demográfica, la imposibilidad de llevar las tropas por su camino natural y la debilidad de su aliado principal, el Imperio turco.
4-¿Era el sueco un ejército potente?
Era fanático desde el punto de vista religioso. Sus soldados estaban imbuidos de la superioridad del luteranismo y se creían los representantes de la verdadera religión. En ese sentido fue casi un ejército cruzado. Pero eso no fue óbice para que llevaran a cabo multitud de matanzas por toda Europa.
Era, en definitiva, un ejército no muy numeroso, pero muy compacto, muy aguerrido, muy fuerte desde el punto de vista solidario y con una capacidad de inventiva tremenda desde el punto de vista militar y táctico (la cual había heredado de Gustavo Adolfo de Suecia). Por si fuera poco, contaba con un armamento puntero a nivel tecnológico y de muy buena calidad. Además, sus fuerzas no estaban formadas solo por suecos, sino también por soldados de Finlandia y del norte de Alemania. Disponían de muchos mercenarios germanos y de los países bálticos.
La realidad es que España se tuvo que medir contra una gran potencia sabiendo, además, que los galos estaban agazapados y que el enfrentamiento con Francia no tardaría en llegar. Y todo ello contando con que estábamos rodeados de enemigos (británicos, holandeses, luteranos alemanes...).
5-¿Cómo llegó Suecia a ser una potencia europea de la época? ¿Y a entrar en la guerra?
Suecia entró en la guerra porque tenía aspiraciones en el Báltico y en el norte de Alemania. Quería establecer un estado que se convirtiera en una potencia que condicionara a los germanos desde el punto de vista político y que lograra un gran peso en la zona.
Cuando los suecos vieron que la guerra la podían perder los luteranos, decidieron invadir el norte de Alemania. Pero hay que tener claro que no podrían haber atacado si no hubiera sido porque los franceses estaban detrás costeando la operación. Los galos se habían comprometido a entregar todos los años una cantidad de dinero considerable al rey de Suecia para que pudiera subvencionar los gastos de la contienda. Eso implicaba que, de manera efectiva, los franceses estaban involucrados en la guerra. Solo les faltaba entrar con las armas.
6-España combatía prácticamente en solitario...
Sí. Viéndolo con perspectiva histórica fue un milagro que España aguantara tanto enfrentándose a una infinidad de enemigos. Prácticamente estaba sola contra el mundo entero en una época en la que potencias como Francia, Inglaterra y Suecia empezaban a adquirir auge y consistencia.
7-¿Eran los suecos superiores a los Tercios españoles?
Nördlingen demostró que, militarmente, los Tercios españoles no tenían nada que envidiar a los suecos. España no había perdido la batalla táctica en ese sentido, y la prueba es que, cuando se planteó una batalla defensiva y de resistencia como esta, aguantaron sus continuas ofensivas y les derrotaron.
Hay que analizar con cuidado esta batalla. Los Tercios habían modificado y mejorado también su forma de combatir. Un ejemplo es que, aunque las picas seguían teniendo un papel importante para detener las cargas enemigas (eran una barrera casi infranqueable para la caballería), el número de arcabuceros y de mosqueteros ya era muy superior. A nivel táctico las potencias estaban bastante equilibradas.
8-En las crónicas se habla de la ferocidad de los soldados suecos...
Eran soldados muy bien seleccionados y equipados de forma formidable. Habían tenido actuaciones muy distinguidas contra rusos y polacos. Pero les faltaba la veteranía española. Formaban parte de una potencia relativamente joven que había salido casi de la nada. Mientras, en nuestro país había una tradición guerrera y militar de siglo y medio que venía del Gran Capitán. Pero no hay que quitar mérito a sus regimientos. Eran un enemigo digno de enfrentarse a los Tercios.
En todo caso, no hay que olvidar que los suecos hicieron quince cargas contra una colina y que prefirieron desangrarse a rendirse.
9-¿Se ganó la batalla gracias al ingenio?
En parte, pero al final la batalla se ganó por la resistencia de los dos Tercios españoles en la colina de Albuch. Además de por cierta torpeza de los suecos, que centraron todos sus esfuerzos en este punto, y de que el Cardenal-Infante supo leer muy bien la contienda y disponer sus piezas sobre el campo. Don Fernando de Austria demostró que, a resistencia, nadie ganaba a sus hombres. Me sorprende también que, a día de hoy, no se reconozca que era un buen general. Se habla muy poco de que era un gran estratega, de que estaba muy bien preparado y de que tenía una inmensa vocación militar.
A nivel concreto, el Cardenal-Infante alimentó la resistencia en Albuch enviando, sucesivamente, unidades de refuerzo. Desde el punto de vista general generó un espíritu de cuerpo y resistencia que hizo que los miembros de los Tercios españoles no se plantearan rendirse durante toda aquella jornada. Eso constituyó el nervio que decidió el resultado de la batalla. Tampoco hay que olvidar que los Tercios viejos seguían siendo el núcleo militar de España y eran temidos en toda Europa.
10-¿Cuál fue el Tercio más destacado?
La defensa de Martín de Idíaquez fue la más reseñable. Era el típico general de la época heroica de España. Estaba imbuido del servicio al país y no se rindió. Además, tras resistir quince cargas suecas supo apreciar el punto exacto en el que la batalla se decantaba a su favor para arremeter contra el enemigo. Luego emprendió la persecución mientras este se retiraba. Pero tampoco podemos olvidar a la caballería croata, que luchaba a favor del Imperio y demostró que era letal en combate.
11-De hecho, hubo el mismo número de bajas en batalla que durante la persecución...
Si. Es algo que sucede en muchas batallas. Cuando los soldados empiezan a retirarse de forma dispersa comienza la persecución y se sucede la verdadera masacre.
12-¿Cómo definiría la batalla de Nördlingen?
Fue una gran victoria que no ganó la guerra. Una victoria incompleta. Pero desde el punto de vista táctico fue grandiosa. Es algo parecido, salvando las distancias, a lo que le pasó a Rommel en África. Ganó muchas contiendas, pero fue derrotado finalmente por los aliados enEl Alamein.
13-Si no fue con esta batalla... ¿Cuándo comenzó el ocaso de los Tercios españoles?
A partir de la guerra de los Treinta Años. El desgaste fue paulatino. Un ocaso lento. No hay ningún punto de referencia, ni siquiera Rocroi. Fue una derrota paulatina que tuvo que ver con muchos factores entre los que estaba la catástrofe demográfica. Hubo un momento en el que Castilla prácticamente se encontraba vacía de hombres y no había levas para combatir.
14-¿En qué estilo enmarca su nueva obra?
No quiero hacer ficción sobre un marco histórico. Eso no me interesa en absoluto. No pretendo contar aventuras con un telón de fondo histórico, intento narrar los hechos reales de forma novelada. Esta es mi idea, que no tiene por qué coincidir con la de otros autores. Y la llevo a cabo teniendo en cuenta la desgraciada situación de España, donde la historia prácticamente es una gran desconocida y empezamos a padecer una especie de analfabetismo histórico masivo.
Reivindico el papel crucial de la historia mucho más que el de la fantasía histórica, que está más al uso. Me interesa el estilo de Robert Graves o Marguerite Yourcenar. Mi elección es esta y me voy a mantener en esta propuesta. Lo fundamental en literatura es saber lo que quieres contar. Apuesto por escribir lo que me sale de dentro, no lo que es más popular. Y me gustaría que mis obras ayudaran a que no se perdiera la memoria y que el tiempo no la devorara.
15-¿Qué planea para su tercera entrega?
Me gustaría enmarcarla en Rocroi. Hay aspectos muy desconocidos de esta batalla que explicarían, en parte, porque se perdió a pesar de que parecía ganada. En todo caso, me gustaría que fuese un remate digno.
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