sábado, 29 de diciembre de 2018

España, segundo país de la OCDE donde menos creció la productividad desde 1995. 4º ESO-Economía-IAEE

ABC economía
Javier Tahiri

Los salarios solo han aumentado un 0,3% cada año hasta 2013.

Fábrica de Renault en la provincia de Palencia - ANTONIO QUINTERO


La productividad de la economía española es uno de los escasos aspectos que apenas ha cambiado en las últimas décadas: en crisis o en épocas de vacas gordas, su desempeño ha crecido de forma discreta año tras año. Hasta el punto de que la petición de reformas estructurales en el mercado laboral o en educación que eleven la productividad están ya esculpidas en cada informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y elDesarrollo Económicos (OCDE). Precisamente, según el último informe de previsiones económicas de esta institución, España es el segundo país en el que menos ha crecido la productividad en los últimos veinte años.
Así lo atestigua la estadística de la OCDE que arranca en 1995, que recoge que España ha tenido un crecimiento medio anual de su productividad del 0,1%, quince veces menos que el 1,5% que ha cosechado la media de los 24 países seleccionados.
La OCDE, por ello, recomienda a España a reducir «las diferencias regulatorias regionales» ya que «crean barreras para conseguir un verdadero mercado único». Y llama a España a reformar su mercado laboral, reduciendo su indemnización por despido y aumentando el tiempo de preaviso.

Italia, a la cola

La baja productividad en los últimos veinte años va de la mano de un estancamiento salarial. Si se toma en lugar del salario medio el sueldo más frecuente –la mediana de la distribución–, el aumento ha sido más parejo: un 0,6% anual de media en España frente al 0,8% de la OCDE. Solo Italia, que es el único país que destruye productividad laboral en el periodo que va de 1995 a 2013, empeora el comportamiento de España con un -0,3%.
De hecho, la OCDE ubica a ambos países en el grupo de economías con un «crecimiento de la productividad por debajo de la media», lo que ha venido acompañado de un aumento «muy bajo» de los salarios. En el caso de España, la diferencia entre el 0,1% de aumento de la productividad y el 0,6% que ha aumentado el sueldo más frecuente se debe, en 0,2 puntos, a la menor participación laboral y, en 0,3, a la desigualdad salarial.
Porque España es el país de la organización con un aumento de los sueldos reales medios más bajo: el salario medio solo creció desde 1995 a 2013, teniendo en cuenta la inflación, un 0,3% cada año: el aumento más reducido junto a Italia y Japón, que igualan estas bajas tasas de crecimiento.
Precisamente, como ocurre en Japón, el fenómeno global más frecuente es el inverso: la productividad ha crecido por encima de los salarios en la mayor parte de países desarrollados. Pero España es una de las excepciones. En 2017 la productividad por ocupado aumentó precisamente un 0,1%, mismo porcentaje que prevé el Gobierno para este año siendo el alza esperada del 0,3% en 2019. La remuneración por asalariado creció un 0,3% en 2017 y este año el Ejecutivo augura un aumento del 1%. La productividad total de los factores, en su lugar, ha aumentado a razón de medio punto cada año en 2017.

Menor tamaño de las empresas

La menor productividad laboral en España que en los países de nuestro entorno se debe a varios factores: desde el menor tamaño medio de las empresas, lo que explica que el ahorro por mayores economías de escala se reduzca, hasta el elevado abandono escolar que condiciona el mercado de trabajo o la elevada temporalidad.
Según Eurostat, España tiene una productividad del 31,5% por hora trabajada, lo que supone la mitad que en Noruega (79,9%), Suiza (57,9%) y Dinamarca (55,3%). El economista de BBVA Research, Juan Ramón García, achaca esto a que las empresas españolas, de media, son más pequeñas que las del resto de Europa, por lo que sus procesos y actividad son menos eficientes.
En cuanto al abandono escolar, que luego se explica en un mayor desempleo y trabajo más precarios, España es el segundo país de la UE con mayor tasa de jóvenes que dejan los estudios entre los 18 y los 24 años, con un 18,3%. «El sistema educativo no ayuda lo suficiente», describe Miguel Ángel García, profesor de Economía aplicada colaborador de la Universidad Rey Juan Carlos y de Fedea.
El elevado porcentaje de empleos temporales también lastra a la productividad de la fuerza de trabajo. España es el tercer país de la OCDE con un mayor número de empleos de duración definida, un 26,7% del total, solo superado por Chile y Colombia. Francia, por ejemplo, tiene una ratio del 16,9%, mientras que la de Alemania es del 12,8% y la media de la OCDE es un 12,2%. «Los temporales tienen y adquieren menos formación que los indefinidos, ya que no tienen perspectiva de continuar en la empresa, lo que hace que su capital humano sea más bajo.

Desajuste de las competencias

El estar solo por debajo de Italia en productividad tiene relación con otro dato: junto a ellos, somos el país con un mayor desajuste de competencias en su mercado laboral, estando los empleados sobrecualificados o infracualificados. «Esto restringe la creación de empresas innovadoras productivas», describe Juan Ramón García. A ello se le añade que durante el «boom» España concentró el crecimiento en sectores poco intensivos en innovación y productividad, como la construcción.
Pero en la mayor parte del mundo desarrollado está ocurriendo lo contrario: hay una desconexión creciente entre la productividad, al alza sobre todo por los avances tecnológicos, y unos salarios estancados, como ocurre en Estados Unidos.
La OCDE calcula que por diez puntos de integración en las cadenas de valor globales se reducen en uno la participación laboral, además de que las empresas que más han aumentado la productividad, las llamadas «empresas frontera», muchas de ellas tecnológicas, reducen precisamente el aumento salarial pese a su elevado incremento de la productividad, por copar el mercado.
«El progreso tecnológico y la expansión de las cadenas de valor han contribuido a la desconexión de los salarios reales medios del crecimiento de la productividad», desgrana la OCDE. El organismo apunta que elevar la participación laboral aumenta la productividad, por lo que llama a aprobar regulaciones que garanticen mayor competencia en determinados sectores para que los aumentos de productividad se transmitan a los sueldos.

Creación de empleo

En España, la recuperación ha mantenido el discreto papel de la productividad, enfocándose más los esfuerzos a la creación de empleo. «El proceso de recuperación ha estado apoyado en una mejora de la competitividad de los productos españoles, tal y como reflejan los seis años consecutivos de saldo positivo en la balanza de pagos, pero el crecimiento de la productividad al igual que en la anterior fase expansiva, sigue siendo reducido (en torno al 0,3% anual)», explica García.

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