Luis Doncel
La operación, una de las mayores en la historia inmobiliaria de España, supone la transferencia de la mitad de unos activos valorados en más de 10.000 millones.
El Santander cerró el martes la mayor operación inmobiliaria privada de la historia de España, aunque queda lejos de la protagonizada por la Sareb y la rescatada Bankia. El fondo Blackstone se hace con el 51% de los activos inmobiliarios del Popular, propiedad del banco que preside Ana Botín. La valoración de estos inmuebles y créditos ronda ahora los 10.000 millones de euros, a los que hay que sumar la sociedad Aliseda. Así, el monto de la operación supera de largo los 5.000 millones.
Sucursal del Banco Santander y del Banco Popular en Madrid. ANDREA COMAS
Nada más recibir el visto bueno de la Comisión Europa a la compra del Popular, el Santander informó de que el banco que adquirió por un euro el pasado 7 de junio había cerrado una venta inmensa: la transferencia del control del negocio inmobiliario del Popular al fondo Blackstone.
Se trata de la mayor operación inmobiliaria privada realizada nunca en España. Y, según fuentes del Santander, una de las mayores de Europa. La operación, con la que ya se había especulado en los últimos días, supone la venta del 51% de la cartera de inmuebles y créditos al fondo estadounidense.
“El cierre de la operación conllevará la creación de una sociedad a la que Banco Popular traspasará el negocio constituido por los activos señalados (con un valor bruto contable agregado de unos 30.000 millones de euros) y el 100% del capital de Aliseda”, aseguró el Santander en un hecho relevante enviado a la CNMV.
El valor bruto contable de los activos, de 30.000 millones, corresponde sobre todo a suelo (12.600 millones); vivienda (8.000); locales comerciales (2.100); naves industriales (1.500) y hoteles (800). Pero de estas cantidades se ha pasado a una valoración de los activos total de 10.000 milones, según la nota enviada por el Santander. A esta cantidad habría que añadir los activos de Aliseda, compañía cuyo 51% recompró el Popular a finales de junio. El 49% restante está en manos de los fondos Värde y Kennedy Wilson.
La entidad que preside Botín no especifica el valor de esta sociedad, pero en un hecho relevante publicado el pasado 30 de junio con motivo de la recompra, aseguraba que esta operación para hacerse con el 51% de Aliseda se había hecho por un valor de 180 millones de euros.
Importe definitivo
Pese a que el importe definitivo de la operación no se ha desvelado —ya que “queda sujeto a su determinación final en función del volumen de activos remanente a la fecha del cierre y de la integración de Aliseda”, según la entidad—, este superará ampliamente los 5.000 millones de euros. Queda lejos de la mayor, que fue la compra por parte de la Sareb, el banco malo creado en 2012, a BFA-Bankia de activos tóxicos del ladrillo por un valor bruto contable de 46.392 millones. Esta cartera se traspasó por un precio efectivo de algo más de 22.300 millones.
La operación supone una buena noticia para los dos bancos —Santander y Popular—, ya que les permitirá sacar de balance una cartera de activos problemáticos, sin que esto tenga un impacto en resultados. El banco estima que el acuerdo tenga un impacto positivo en la ratio CET 1 de 12 puntos, después de haber recuperado otros cinco puntos básicos de este indicador sobre la solvencia de una entidad tras la compra del 51% de Aliseda.
El Santander llevó a cabo el pasado mes de julio una ampliación de capital por valor de 7.072 millones de euros para hacer frente a la integración del Popular.
Tras el cierre de la venta a Blackstone, prevista para el primer trimestre de 2018, Blackstone asumirá la gestión del patrimonio integrado en la nueva sociedad conjunta, de la que el Popular controlará un 49%.
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