José I. Torreblanca
Sentimos haberos decepcionado. Pero a lo mejor es que nos hemos hecho mayores y nos hemos cansado de lecciones.
Un largo palabro por el que pido perdón. Pero necesario para definir ese insufrible sentimiento de superioridad anglosajón que venimos sufriendo desde el 1-O.
Pobres españoles, con lo que ellos nos querían. Nuestra cultura, nuestra Guerra Civil, nuestros toros, flamenco y paellas y, por fin, nuestra transición a la democracia, donde les demostramos que sabíamos dejar de matarnos los unos a los otros. Qué simpáticos éramos.
Pero ahora andan desolados. Lloran por las esquinas editoriales y en sus columnas de opinión la enorme decepción que les causa que no hayamos sabido plegarnos al chantaje nacional-populista de Puigdemont y compañía, que queramos defender nuestra Constitución como ellos defienden —por cierto, ferozmente y si es necesario invadiendo países— la suya.
Manifestantes con las banderas española y catalana en Barcelona. YVES HERMAN / REUTERS
No les gusta el nacionalismo catalán, no, pero su fino detector de nacionalismo castellano tardofranquista ha provocado que salten todas las alarmas y que se apresuren a darnos consejos y palmaditas en el hombro. Tan penoso que recuerda cuando escribían sobre ETA refiriéndose a los “separatistas vascos”. Nos querían y admiraban tanto... que nos dejaban solos ante el peligro. Como ahora. Pero por nuestro bien, claro.
Lo peor de todo es ese tono condescendiente con el que peroran sobre nuestra joven democracia, sus supuestos problemas para asimilar el franquismo y, otra vez, la matraca racista sobre el carácter temperamental de los españoles y, no se sabe ya si para reír o llorar, la parida de que en nuestro idioma el término “compromiso” no existe o tiene un carácter vergonzoso y, claro, eso lo explica todo. Orientalismo barato aplicado al sur de Europa.
Todo ello facturado, sin rubor, desde EE UU y el Reino Unido, dos países que se han suicidado en el último año a la vista de todo el mundo en un grosero realitypopulista protagonizado por las derechas más rancias, los políticos más mediocres y los medios más mentirosos, todos aliados para llevar a un payaso corrupto como Trump al poder y provocar un disparate tan descomunal como el Brexit, del que ni ellos mismos saben cómo salir. Ejemplar.
Sentimos haberos decepcionado. Pero a lo mejor es que nos hemos hecho mayores y nos hemos cansado de lecciones.
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