Juan Carlos Sanz
Deir Ezzor, capital de una estratégica provincia rica en petróleo, abre la puerta de la frontera iraquí.
Las milicias del Estado Islámico han quedado acorraladas en un reducto del valle del Éufrates en la frontera entre Siria e Irak. El Ejército gubernamental sirio culminó el viernes la reconquista de Deir Ezzor, capital de una provincia rica en yacimientos de petróleo y último gran bastión urbano del ISIS. Al otro lado de la cercana frontera de Irak, el Ejército de Bagdad expulsó a los yihadistas del principal paso internacional y se apoderó de Al Qaim, única ciudad que los yihadistas mantenían aún en su poder. El califato territorial se extingue y amenaza con transformarse en un centro virtual de terror.
El Estado Islámico encadena cinco meses de derrotas tras la perdida de Mosul, en el norte de Irak, donde su líder, Abubaker al Bagdadi, proclamó el califato en junio de 2014. El califato llegó a extenderse entonces a caballo entre Siria e Irak en un territorio equivalente a Italia y con siete millones de habitantes. La simbólica caída de Raqa, que fue su capital en el noreste de Siria, marcó hace dos semanas el inicio de su agonía. Entre 3.500 y 5.500 milicianos del ISIS se han reagrupado aguas abajo del Éufrates, según la coalición internacional antiyihadista encabezada por Estados Unidos, donde permanecen acosados a ambos lados de la frontera.
Las tropas leales al presidente Bachar el Asad —apoyadas por milicias chiíes de Líbano, Irán e Irak y por la aviación de Rusia— dieron un vuelco en el frente del noreste el pasado septiembre al romper el cerco parcial que los combatientes yihadistas mantenían desde hacía tres años sobre Deir Ezzor, donde el régimen se mantuvo firme en sus instalaciones militares. Desde entonces se ha luchado calle por calle en una batalla que ha dejado arrasada la estratégica urbe que abre la puerta a la frontera iraquí. Un colaborador de France Presse que pudo acceder al último distrito controlado por eI ISIS describió un escenario de completa destrucción tras dos meses de bombardeos aéreos y de ataques de artillería siria. Unidades de zapadores y artificieros trataban de desactivar entre los escombros las bombas trampa que los yihadistas dejaron abandonadas entre los escombros.
La agencia estatal de noticias siria SANA anunció de madrugada la expulsión de las milicias del ISIS de la ciudad, que también fue confirmada por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, ONG con informadores sobre el terreno. “La liberación de Deir Ezzor representa la fase final de la aniquilación del ISIS”, aseguraba un comunicado del mando central de las Fuerzas Armadas sirias, “ya que ha perdido su capacidad de dirigir acciones terroristas”. Los 90.000 habitantes (de los 300.000 que tenía la ciudad antes del inicio de la guerra en 2011) asediados por los yihadistas sobrevivieron a partir de 2016 gracias a la ayuda internacional lanzada desde el aire por Naciones Unidas.
El ISIS apenas conserva ya un 5% del territorio que estuvo en sus manos en Irak,después de haberse extendido por una tercera parte del país. Poco después de la caída de Deir Ezzor, las tropas de Bagdad lanzaron una ofensiva general contra Al Qaim, su única plaza fuerte restante en el sector iraquí de la frontera del valle del Éufrates. En un rápido avance envolvente, se apoderaron de la ciudad y de la principal carretera hacia el país vecino, para cortar la línea de suministros a las milicias yihadistas a través de la frontera de Husseiba.
En Siria, el ISIS controlaba un 40% de la superficie del país el pasado mes de mayo. Aparte de tres bolsas de resistencia cercadas en las provincias de Damasco, Homs (centro) y Deraa (suroeste), ha visto reducida su presencia ahora a solo un desértico tercio de la provincia de Deir Ezzor, en un reducto fronterizo atravesado por el río Éufrates. Sus combatientes se han refugiado en torno a Abu Kamal, en el que parece ser ya el último feudo del yihadismo, 40 kilómetros al sureste.
“Esperamos que ahora intenten huir del asedio, pero sabemos cómo actuar para liquidar a su líderes”, explicó a Reuters el coronel estadounidense Ryan Dillon. Este portavoz de la coalición internacional reconoce que la principal amenaza es la mutación del ISIS en un “califato virtual” , y que vuelva a convertirse en un grupo terrorista insurgente tras perder su presencia territorial.
La operación del Ejército sirio, apoyado por Rusia, contra Deir Ezzor ha coincidido con el avance en la misma provincia de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), la alianza opositora dirigida por las milicias kurdas de Siria y sostenida por la coalición encabezada por EE UU que se apoderó de Raqa el 17 de octubre. La maniobra de pinza en el Éufrates que ha forzado la desbandada del ISIS río abajo no parece haber estado coordinada, aunque Washington y Moscú cuentan con un mecanismo de enlace para evitar choques imprevistos entre sus respectivas fuerzas aéreas y sus aliados sobre el terreno. En la carrera por ver quién expulsa antes a los yihadistas de Siria está en juego el control de los yacimientos de petróleo y de la vía comercial que recorre el valle en dirección a Irak, donde las tropas de Bagdad ya han sellado a cal y canto la frontera.
Advertencia de intervención de Israel
En un inusual comunicado, el Ejército israelí advirtió que está dispuesto a intervenir en defensa de una población siria adyacente a los Altos del Golán(territorio de Siria ocupado por Israel desde 1967). Un atentado con coche bomba atribuido a un grupo yihadista vinculado a Al Qaeda causó la muerte de nueve personas en la localidad de Hader, habitada por drusos, minoría religiosa asentada también en Siria y Líbano. Desde el inicio del conflicto en el país árabe, Israel ha atacado en un centenar de ocasiones en suelo sirio arsenales y convoyes de transporte de armas destinados a la milicia chií libanesa de Hezbolá, que combate en las filas del régimen de Damasco.
Un misil lanzado desde un avión de combate israelí destruyó el miércoles una instalación militar siria en Hasiya, en la provincia de Homs. El Ejército de Damasco activó su defensa antiaérea y disparó cohetes contra los cazas israelíes cuando sobrevolaban el espacio aéreo libanés.
Grupos de drusos residentes en la parte del Golán ocupada por Israel intentaron atravesar las vallas de separación para intentar ayudar a los miembros de su comunidad víctimas del atentado. El Ejército israelí se lo impidió.
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