EL MUNDO Internacional
Lluís Miquel Hurtado
El príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, acude a un foro económico en Riad. REUTERS
El príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman ha elevado el tono de sus acusaciones al sugerir, este martes, que Irán ha cometido un "acto de guerra" contra Arabia Saudí. Sus palabras, tras la intercepción de un misil lanzado desde Yemen el sábado pasado, añaden efervescencia a la confrontación entre ambos países. Muchos expertos creen que esta 'guerra fría' es uno de los principales motivos de las sacudidas de los últimos días tanto en el 'Reino del desierto' como en el Líbano, cuyo Primer Ministro dimitió desde Riad.
"La participación de Irán ha proporcionado misiles a los hutíes es una agresión militar directa del régimen iraní", citó la agencia saudí SPA al considerado hombre fuerte de la monarquía wahabita. Por lo tanto, según el príncipe nombrado también por sus siglas Mohamed bin Salman, el lanzamiento del último proyectil balístico, que fue destruido en el aire cerca del aeropuerto internacional de Riad gracias al sistema de defensa antiaérea PATRIOT, "podría ser considerado un acto de guerra contra el Reino".
Las palabras del príncipe se suman a las de un comunicado emitido por Riad en el que se subraya que "el rol de Irán y su mando directo sobre su subsidiario hutí en esta cuestión constituye un acto claro de agresión que apunta contra países vecinos, y amenaza la paz y la seguridad en la región y en el globo". El mismo texto advierte de que "el mando de la Coalición - anti hutí, distinta de la anti IS, liderada por EEUU - afirma que el Reino se reserva su derecho a responder a Irán de la forma y en el momento apropiados".
MbS asegura que expertos en tecnología militar, que han examinado otros misiles disparados desde suelo yemení en los últimos meses, "confirman el rol del régimen de Irán manufacturando estos misiles y enviándolos de contrabando a las milicias hutíes en Yemen, con el objetivo de atacar al Reino, a su gente y a sus intereses vitales". Esta denuncia sigue a otras habidas desde el estallido de la guerra, en 2015, asegurando que Teherán está logrando introducir armas en Yemen por vía marítima.
Irán rechaza todas estas acusaciones. El mayor general Mohamed Ali Yafari, a cargo de la Guardia Revolucionaria, aseguró este domingo que "la alegación de que el misil fue entregado a Yemen por Irán es infundada". Estos misiles han sido manufacturados por yemeníes en una de sus industrias militares", aseveró. Al anunciar su lanzamiento, los hutíes, oficialmente conocidos como el movimiento Ansarala, describieron el misil balístico como un Burqan 2H, de largo alcance.
Yemen, un país desgarrado por el cólera y el hambre, es escenario de una de las guerras subsidiarias que mantienen en la región Arabia Saudí e Irán. La toma hutí del poder motivó que una coalición regional encabezada por Arabia Saudí atacara el país para deponerlos. Se calcula que más de diez mil personas han muerto y hay 40 mil heridos. El bloqueo aéreo y marítimo impuesto por la Coalición, y acrecentado tras el disparo del Burqan 2H, ha desembocado en un desastre humanitario: el 70% de la población necesita ayuda.
"El Reino de Arabia Saudí despedaza Yemen con sus bombas, matando a miles de inocentes incluidos bebés, extiende el cólera y la hambruna, pero, por supuesto, culpa a Irán", ha ironizado este martes a través de Twtter el ministro de Exteriores de Irán, Mohamed Yavad Zarif. "Las visitas [a Riad] de [Jared] Kushner - asesor presidencial y yerno de Donald Trump - y el primer ministro Hariri llevaron a su extraña dimisión estando en el exterior. Pero claro, la acusada de interferir es Irán", escribió, en otra publicación.
Los comentarios de Zarif dan a entender que la República Islámica sigue con lupa la vorágine desatada este fin de semana en la capital de su rival del Golfo Pérsico. A parte de la detención de once nobles, vista como un quiebro de Mohamed bin Salman para imponerse sobre cualquier voz discordante, lo que ha generado perplejidad en Irán ha sido la dimisión de Saad Hariri, entre acusaciones duras a Irán y Hizbulá. Al partido chií libanés, que forma un bloque político muy influyente, le acusó de "dirigir sus armas" contra yemeníes, sirios y libaneses.
El domingo pasado, un día después de conocerse la dimisión y sus razones - una de ellas que Hariri temía por su seguridad - la prensa próxima a Hizbulá publicó que el ex premier había sido forzado a dimitir por Arabia Saudí. Un "sinsentido" según Riad. El líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, pidió por televisión "calma y paciencia" al país. El mayor temor es que la salida de Hariri descoyunte el Gobierno de unidad libanés, participado tanto por el bloque de Hariri como por el de Hezbolá, y suma el inestable país en otra crisis.
"La dimisión repentina del primer ministro del Líbano empuja al país a una nueva crisis política. Menos de un año del retorno al Gabinete de Saad Hariri, su salida eleva los temores a que el Líbano sea arrastrado a los peligrosos vientos cruzados de la rivalidad saudí-iraní", publica el 'think-tank' Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. "Hariri justifica su dimisión señalando a las intervenciones destructivas regionales de Teherán", añade, "pero su abdicación es vista ampliamente como orquestada por Arabia Saudí".
La prensa iraní ha resaltado estos días la visita no anunciada Kushner a Arabia Saudí, la semana pasada, poco antes de desencadenarse los últimos hechos. La comparan con la que hizo el presidente de EEUU Trump el pasado mayo, preámbulo de la crisis diplomática que enfrentó a doce países, encabezados por Arabia Saudí, a Qatar. El príncipe heredero bin Salman acusó a Doha de acercarse a la órbita de Irán y de "apoyar el terrorismo". Esta crisis sigue abierta y está teniendo un alto coste económico para los implicados.
El frente abierto con Qatar, que incluía un embargo comercial amplio, logró el efecto contrario al presuntamente deseado: Doha ha reforzado lados con Irán, del cual ha pasado a depender. "Durante fechas recientes Irán ha explotado los vacíos de Gobierno y las condiciones de conflicto para estrechar su mano en Irak, Siria y Yemen. No hay razón para creer que el resultado será distinto en el Líbano", opina el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, que apuesta por que la UE actúe a favor de la estabilidad política.
"Más allá, cualquier ataque militar contra Hizbulá sería devastador para el país", enfatiza el mismo think-tank, "y esto implica cualquier posible bombardeo israelí, que podría ser alentado enfocando la atención en el dominio de Hizbulá, pero que podría provocar una confrontación mayor debido al enfrentamiento en Siria". En Siria, otro de los campos de batalla de Riad y Teherán, los iraníes actúan del lado del presidente Bashar Asad, junto al brazo militar de Hizbulá, contra grupos armados por Riad.
Israel se pronunció efusivamente nada más saberse de la dimisión de Saad Hariri. En un tuit, el primer ministro Netanyahu dijo que su abandono es "una llamada de atención a la comunidad internacional para emprender acciones contra la agresión iraní, que intenta convertir Siria en un segundo Líbano". Barak Ravid, un conocido periodista israelí del Canal 10, desveló este lunes que Tel Aviv había ordenado a todas sus embajadas culpar a Irán y Hizbulá de la dimisión de Hariri y apoyar a Arabia Saudí en Yemen.
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