Íñigo de Barrón
La integración con el Banco Popular y la caída de las provisiones mejoran la cuenta de resultados.
Ana Botín, presidenta del Santander, este miércoles. JAVIER SORIANO AFP
El Santander ha logrado un beneficio neto de 7.810 millones de euros en 2018, lo que supone un aumento del 18%, gracias a la buena marcha del negocio en Brasil, donde consigue el 26% del resultado, y de España (donde gana un 21% más tras integrar el Banco Popular).
La depreciación de las divisas de los países en los que trabaja ha castigado la cuenta de resultados. No obstante, el resultado crece por la disminución de las provisiones (es el efecto de la mejora de la morosidad) y porque en 2018 hubo un 70% menos de pérdidas extraordinarias.
La comparación de 2018 con 2017 se beneficia mucho de que en esta ocasión no han cargado 897 millones en gastos por la fusión del Popular y en saneamientos de algunas partidas, como los fondos de comercio. En 2018 los costes extraordinarios ascienden a 254 millones por prejubilaciones principalmente, un 72% menos que los del ejercicio anterior. En Bolsa, el Santander arrancó con ligeros altibajos mientras el Ibex 35 presentaba avances.
Reino Unido es la peor noticia, otra vez, para el Santander, cuyos resultados disminuyen un 9,1% (el grupo ha anunciado recortes de oficinas y plantilla en este país), mientras que los de Polonia caen un 1%. El banco justifica el comportamiento de la filial de Londres por el aumento de los costes operativos por la transformación digital y la regulación.
México logra un avance del 7% y Chile del 5%; en Estados Unidos, el Santander ganó 552 millones, un 35% más. Europa contribuyó con un 52% del resultado y América con el 48%. El negocio de la unidad de créditos al consumo logró un 13% de los beneficios, tanto como todo Reino Unido.
La cifra de resultados está por encima de los 7.640 millones que, de media, esperaban los analistas de Bloomberg. Ana Botín, presidenta de la entidad, ha señalado en un comunicado que la entidad continúa "como uno de los bancos más rentables y eficientes del mundo" entre sus competidores y destaca que la entidad ha logrado su objetivo de aumentar en dos dígitos el beneficio por acción, un 11,2%, hasta 0,449 euros. Está previsto elevar un 4,5% el dividendo por acción con cargo a 2018 (tres en efectivo y uno en acciones) para los 4,1 millones de accionistas de la entidad.
La ratio de capital CET 1 fully loaded, la de más calidad, alcanzó el 11,30%, frente al 10,84% logrado de 31 de diciembre de 2017, lo que supera el objetivo del 11% fijado para 2018, gracias a la fuerte generación orgánica de capital. El volumen de créditos subió un 4%, mientras que los depósitos se mantuvieron estables. En España, los préstamos caen un 4,1% (aunque en pymes aumentaron un 17% y un 30% en banca privada) y la morosidad bajó 13 puntos básicos respecto a diciembre de 2017, hasta el 6,19%. Los préstamos en Reino Unido están planos y en Estados Unidos se elevan un 11%. La morosidad de todo el grupo es del 3,73%, frente al 4,08% del año anterior, con una cobertura del 67,4%.
En cuanto a la rentabilidad del grupo sobre los recursos propios, ROE, se sitúa en el 8,21%, con una subida de más de un punto, aunque por debajo del coste de capital, situado entre el 9% y el 10%, según los supervisores. La eficiencia (lo que gasta por cada 100 euros que ingresa) se mantiene en el 47%, en niveles parecidos a los de 2017.
El Popular y Orcel
Respecto a la integración del Popular, ha indicado que "avanza más rápido de lo previsto y la transformación del negocio en Estados Unidos progresa a buen ritmo". Además, la directiva confía en la capacidad del banco para "aprovechar el gran potencial para seguir creciendo de manera orgánica". La entidad ya cuenta con 144 millones de clientes, de los que 32 millones, el 22% del total, utilizan servicios digitales.
La compañía ha anunciado que presentará el nuevo plan estratégico en abril, tras culminar el actual, que abarcaba desde 2016 a 2018. En principio, este nuevo plan, que se presentará el 3 de abril en Londres, lo iba a pilotar Andrea Orcel, procedente de UBS, que se anunció como nuevo consejero delegado del grupo, pero el fichaje se ha frustrado.
Según la entidad, el Santander supo, meses después del anuncio, que debía pagar 50 millones a Orcel por abandonar su anterior banco y dijo no estar dispuesto porque le parecía una cantidad excesiva que iba en contra de los principios que mantiene ante sus accionistas, según la versión del banco. José Antonio Álvarez, que antes de estos movimientos ya era consejero delegado, iba a ser sustituido, pero ha vuelto a ser confirmado en el cargo.
La entidad cuenta con 202.713 empleados en todo el mundo, un 0,2% más que hace un año, y dispone de 13.217 oficinas, un 3,5% menos.
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