miércoles, 23 de enero de 2019

Arabia Saudí importará los Sanfermines

EL PAÍS INTERNACIONAL
FRANCISCO CARRIÓN

Arabia Saudí importará los Sanfermines. EFE (foto)


" Hemos traído ya los toros y a los especialistas españoles en este espectáculo", avanzó el príncipe Turki al Sheij.

Arabia Saudí quiere apostar por el entretenimiento para despojarse de la imagen de reino ultraconservador y cerrado que proyecta aún su monarquía. El país, el mayor exportador de petróleo del planeta, ha desvelado una multimillonaria oferta de actos en la que una de las estrellas es su recién estrenada afición por la tauromaquia. Riad se propone exportar los "Sanfermines" de Pamplona a una ciudad cuyo nombre aún se baraja.
"Celebraremos una competición de corrida de toros. Hemos traído ya los toros y a los especialistas españoles en este espectáculo", avanzó anoche el príncipe Turki al Sheij, un estrecho colaborador del heredero Mohamed bin Salman nombrado presidente de la nueva Autoridad saudí de Entretenimiento en la reciente remodelación ministerial. Hasta ahora, Al Sheij era máximo responsable de la Autoridad de Deportes.
Al Sheij no proporcionó más detalles sobre este trasunto saudí de los "Sanfermines", una versión de los festejos menos etílica que la original porque en Arabia Saudí tanto la venta como la importación, el consumo y la elaboración de bebidas alcohólicas están prohibidas. "Sigo pensando si lo podremos celebrar en la ciudad vieja de El Kasab. En cualquier caso, lo haremos este año", prometió este martes el príncipe.
Tampoco han trascendido los detalles de quienes son los españoles involucradosen el proyecto, las fechas en la que Arabia Saudí acogería el evento ni la ganadería que ha exportado los astados. El Gobierno ha firmado más de un centenar de contratos a largo plazo con compañías locales e internacionales.
La cuenta de twitter asociada a la autoridad de entretenimiento confirma también la llegada a Riad de lo que denomina "el famoso 'reto de los toros' español" y acompaña la noticia con fotografías del encierro de los Sanfermines, el veloz recorrido de 849 metros delante de los 6 toros que concluye en la plaza de toros de la capital navarra y al que Ernest Hemingway dio fama mundial.

Un ambicioso programa de reformas

La iniciativa fue presentada en una gala presidida por Al Sheij en la que se anunció un amplio programa de festejos que incluye una exhibición de la NBA, espectáculos de mago, carreras de coches, funciones de teatro, competiciones de deportes electrónicos o conciertos de músicos árabes e internacionales en un país que abrió el pasado año sus primeras salas de cine 35 años después de su cierre y que trata de impulsar el entretenimientos mientras lidia con el descrédito internacional que ha provocado el asesinato el pasado octubre del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul o el arresto de mujeres activistas.
Detrás de la repentina pasión por el ocio, se halla Visión 2030, el ambicioso programa de reformas lanzado por Bin Salman para acabar con la "adición al petróleo" del reino, cuna del "wahabismo", una radical interpretación del islam que ha armado el ideario de organizaciones como Al Qaeda o el autodenominado Estado Islámico. "Espero que las empresas nacionales, los bancos, los empresarios, los artistas y todos los sectores unan sus esfuerzos. Hay oportunidades de oro", proclamó Al Sheij ante el auditorio.
"Es una gran puerta para decenas de miles, sino, cientos de miles de puestos de trabajo y decenas o cientos de millones de riales", comentó entre los aplausos de un público formado por miembros de la vasta familia real, emisarios de otros países árabes y artistas de la región. En su discurso, también informó de que los restaurantes y cafés del reino podrán solicitar licencias de entretenimiento para albergar espectáculos de música en directo y monólogos cómicos. Dos de los acontecimientos estrella de 2019 serán un partido de fútbol en el que participarán veteranos como David Beckham y Zinedine Zidane y la inauguración de un museo de cera.
Su meta, deslizó, es convertir el país en uno de los diez destinos mundiales de ocio y en el cuarto del continente asiático. Según el Gobierno, el objetivo inmediato es captar un cuarto de los 20.000 millones de dólares que los súbditos saudíes se gastaban hasta ahora fuera del país en unas actividades de ocio vetadas por el rigor religioso. "Nuestras tradiciones y cultura serán respetadas. Nuestra religión es clara y lo haremos conforme a los valores islámicos", indicó el príncipe en un intento de calmar a los sectores más recalcitrantes.

Una ciudad dedicada sólo al entretenimiento

El año pasado el reino organizó más de 5.000 festivales y conciertos y lanzó proyectos como Qiddiya, una ciudad de nueva construcción dedicada al entretenimiento que aspira a competir con el todopoderoso universo Disney. La iniciativa transformará un paisaje rocoso a unos 40 kilómetros al sureste de Riad en un vergel de diversión que se extenderá por 334 kilómetros cuadrados. Una superficie que duplica la del Walt Disney World Resort en Orlando (Estados Unidos) y es cien veces mayor que el neoyorquino Central Park.
Qiddiya podría ser una realidad en 2022, la fecha en la que debería concluir su primera fase. Para entonces, en su páramo deberían haber crecido un puñado de parques temáticos y centros de entretenimiento; instalaciones deportivas con capacidad para alojar competiciones internacionales; rutas de arena y asfalto para entusiastas del motor; piscinas y pistas de esquí artificiales e incluso espacios ambientados para realizar safaris.
El plan, en el que figura además construir unas futuristas islas a orillas del mar Rojo, busca satisfacer a una población local insultantemente joven. Cerca de dos tercios de los 32 millones de habitantes se halla por debajo de los 35 años. En total, la autoridad de entretenimiento estima que Riad invertirá alrededor de 64.000 millones de dólares en la próxima década en un sector que podría generar hasta 224.000 empleos en 2030.
"Esto somos nosotros. Es lo que solíamos ser hace 40 años y a lo que estamos regresando ahora", declaró Al Sheij en referencia al conservadurismo extremo que en 1979 se apoderó del país. La revolución islámica en Irán y el asalto y la toma de la Gran Mezquita de La Meca por un grupo de islamistas liderado por Yuhaiman al Otaibi en protesta por la "occidentalización" de la sociedad saudí, llevó a las autoridades a radicalizar sus posturas. En los años siguientes, la música desapareció de la televisión junto a la exhibición de las figuras femeninas; las tiendas de música echaron el cierre y los periódicos dejaron de publicar fotografías de mujeres.

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