sábado, 30 de diciembre de 2017

Rusia ha desplegado 48.000 soldados en Siria en dos año. 4ºESO

EL PAÍS Internacional
Rodrigo Fernández



El presidente ruso, Vladímir Putin, condecoró este jueves en el Kremlin a los militares que se han distinguido en las operaciones en Siria y aprovechó la ocasión para sacar músculo y agradecer a las Fuerzas Armadas por su desempeño en la lucha contra el Estado Islámico. Putin reveló que 48.000 soldados rusos pasaron por Siria desde que Moscú decidió intervenir militarmente al lado del régimen de Bachar el Asad y que estos eliminaron a más de 60.000 fundamentalistas, entre ellos 2.800 extremistas con pasaporte de la Federación Rusa.
Putin señaló que en los poco más de dos años de "la operación antiterrorista" en Siria, el Ejército ruso "cambió radicalmente", y demostró al mundo la eficacia del armamento ruso moderno. Según el presidente, Rusia defendía con esta guerra a su propia población, y se refirió a los últimos atentados ocurridos en el país, entre los que incluyó una explosión que hubo el miércoles en un supermercado en San Petersburgo y que no dejó víctimas mortales.
¿Cómo sería la situación —se preguntó— si esos miles de ciudadanos rusos que combatían en las filas del Estado Islámico no hubieran sido eliminados en Siria y hubieran regresado a Rusia con experiencia de combate, con instrucción militar y bien armados?
Putin aseguró que la presencia de Rusia será permanente en Siria, y estará concentrada en la base naval de Tartus y el aeródromo de Jmeimim. "Estos emplazamientos son importantes para la defensa de los intereses nacionales y para garantizar la seguridad de Rusia en una de las direcciones estratégicas clave", agregó.
El Kremlin acaba de ratificar el acuerdo sobre la ampliación de la base de Tartus, que había sido firmado en enero pasado en Damasco. Según el documento, Moscú puede ampliar la base hasta una superficie de 24 hectáreas, tiene permiso para mantener al mismo tiempo 11 buques de guerra, incluidas naves que funcionan con energía nuclear. Rusia podrá usar gratis algunos muelles del puerto de Tartus, así como almacenes. El Kremlin, que utiliza la base desde 1971, la obtiene ahora por 49 años que se renuevan por otros 25 automáticamente —si ninguna de las partes avisa que no quiere prolongación— y entre sus planes están los de construir nuevos muelles, astilleros para reparar sus barcos, además de centros de descanso para sus militares. Para protegerla de posibles ataques aéreos, despliega los sistemas S-300 y los complejos misiles de crucero Bastión.
Moscú ratificó también este año al protocolo para utilizar gratis por 49 años el territorio del aeródromo de Jmeimim, donde desde el 30 de septiembre de 2015 se emplaza el grupo de aviones rusos que participa en la operación siria. La base —ubicada a 25 kilómetros al sudeste Latakia, el principal puerto sirio en el Mediterráneo— está protegida por los modernos sistemas antiaéros S-400 y puede albergar hasta 50 aviones militares según datos no oficiales.
En la ceremonia de condecoración, Putin pidió un minuto de silencio por los rusos caídos en Siria. La cantidad de militares rusos desplegados en ese país es algo que se desconoce, ya que los 48.000 soldados a los que se refirió son todos los que han pasado por Siria en los dos años y medio de involucración rusa; y como los militares se van turnando, no se sabe oficialmente cuánto es el máximo despliegue que se ha tenido en un momento dado.
En cuanto a las bajas, según datos oficiales de fines de septiembre, el Ministerio de Defensa reconocía 38 muertos, de ellos 37 en combates. Extraoficialmente se habla, principalmente en medios extranjeros, de unas setenta bajas rusas en Siria. Reuters informaba a mediados de 2017 que en lo que iba del año habían muerto al menos 40. Algunos comentaristas explican que Defensa informa solo de sus efectivos y no toma en cuenta a los soldados de una serie de firmas militares privadas rusas, como, por ejemplo, la Wagner.
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