martes, 29 de enero de 2019

La batalla de Vimy, el combate de la Primera Guerra Mundial que cien años después nadie sabe quién ganó. 4º ESO

ABC HISTORIA
César Cervera


La editorial sevillana Maldito Games acaba de publicar en España el juego «La Gran Guerra: edición centenario», que entre 17 niveles incluye el asalto canadiense en la Cresta de Vimy. Ni siquiera el alemán Ludendorff tenía claro si había sido un éxito o un fracaso para sus hombres: «No cabe duda de que tras el ataque británico había importantes objetivos estratégicos, pero nunca he sido capaz de descubrir cuáles eran»


Julio de 1918, los ingleses en una estación telefónica de campaña improvisada entre unas ruinas. - Louis Hugelmann



Cien años después del final de la Primera Guerra Mundial la humanidad sigue preguntándose cómo pudo desencadenarse un horror así. Un conflicto donde no se halló ninguna solución militar para el laberinto que plantearon las trincheras. No hubo genios militares. No hubo solución al rompecabezas. Con la aviación y los tanques en pañales, no se encontró espacio para que la táctica o la técnica cambiaran el curso de la guerra.
La editorial sevillana Maldito Games acaba de publicar en España (y completamente traducido) el juego «La Gran Guerra: edición centenario», que añade varias innovaciones al clásico de Richard Borg. La idea es, precisamente, ponerse en la piel de uno de esos frustrados generales para cambiar el curso de batallas históricas, entre ellos distintos niveles de Loos, Somme o la Cresta de Vimy. En ABC Historia hemos desplegado las tropas (el juego básico incluye 150 figuras de plástico, infantería, especialistas en explosivos, equipos artilleros y equipos de morteros...) y reconstruido sobre el tablero el ataque de la 1ª y 2ª División canadiense a la Cresta de Vimy el 9 de abril de 1917, donde varios nidos de ametralladoras esperaban a sus rivales. El resto, como presume la coletilla que usa el juego, es historia.
«Exactamente a las 5.30 a.m del 9 de abril de 1917, todas las unidades de artillería disponibles del Cuerpo Canadiense lanzaron un ataque de "barrera de artillería rodante"»
En el texto introductorio al combate de «La Gran Guerra: edición centenario» se explica que «la batalla de la Cresta de Vimy tuvo lugar en el extremo norte de la ofensiva de Arrás, en el paso de Calais. Tras analizar la batalla de Verdún, el plan canadiense fue hacer que las unidades fueran saltando posiciones unas sobre otras conforme avanzaban hacia sus objetivos. Los alemanes eran conscientes de que sería difícil establecer una defensa en profundidad en la cresta. Su estrategia fue situar suficiente fuerza en primera línea para defenderse de la ofensiva inicial, y luego mover rápidamente sus reservas hacia el frente, donde fuera necesario, antes de que el enemigo pudiera reforzar sus posiciones.
Exactamente a las 5.30 a.m del 9 de abril de 1917, todas las unidades de artillería disponibles del Cuerpo Canadiense lanzaron un ataque de«barrera de artillería rodante» que avanzada, según el plan y de forma sincronizada, unos metros por delante de las tropas de asalto, permitiendo su movimiento. Durante el combate inicial, la artillería alemana fue capaz de mantener un fuego defensivo, pero no pudo detener el avance. Sobre las 6:25 a.m, la 1ª y la 2ª División informaron de la captura del primer objetivo. El escenario está dispuesto, las líneas están trazadas, y tú estás al mando. El resto es historia».
Este asalto a las trincheras alemanas se concibió para arrebatar a los alemanes un estratégico terreno que, desde principios de la guerra, llevaban sembrando de túneles y fortificaciones. Todos los intentos franceses y británicos de volver a tomar Vimy habían sido en vano, costando la vida a decenas de miles de soldados franceses y británicos. Los aliados eligieron el 9 de abril de 1917 para poner en marcha su enésima intentona, en un día que nevaba con fuerza y la visibilidad del campo de batalla era escasa. El viento del oeste a la espalda de los atacantes lanzaba ráfagas de cellisca y nieve en la cara de los alemanes.
El Rey Jorge visita una tumba británica en Vimy
El Rey Jorge visita una tumba británica en Vimy - Louis Hugelmann
Ejército Aliado: La misión de conquistar a los alemanes las alturas de Vimy fue ordenada a los canadienses, que se habían embarcado en la guerra por ser súbditos de la Corona británica. De ahí que a los 175.000 soldados canadienses que pelearon en la Primera Guerra Mundial se les denominara Cuerpo expedicionario canadiense. Cuatro divisiones canadienses lucharon juntas en Vimy como una fuerza unificada, bajo un general canadiense, y probando algunas tácticas e innovaciones como la espoleta accionada por desaceleración, el fuego de contrabatería y la mencionada «barrera de artillería rodante». Esta táctica «rodante» consistía en que los artilleros de reserva iban descargando una cortina de proyectiles explosivos y de fragmentación conforme avanzaban por el campo de batalla las tropas de asalto. El problema es que había que sincronizar con precisión el movimiento de las tropas con la caída de la barrera: en Arrás, esto se solucionó con ensayos y fijando horarios.
Ejército alemán: A pesar del riesgo de fuego amigo, la barrera rodante funcionó y permitió avanzar a los canadienses, mientras los alemanes permanecían en sus trincheras sin disparar sus letales ametralladoras y poner en práctica una de sus tácticas estrellas: la defensa en profundidad. Tras la ofensiva sobre Somme, Erich Ludendorff, cabeza pensante del alto mando alemán, ordenó a un grupo de militares veteranos formular una nueva doctrina: «Conducción de la guerra defensiva». Según recogía ésta, la línea defensiva debía estar precedida por una hilera de ametralladoras, mientras la infantería se situaría en retaguardia, lejos del alcance de la artillería, a la espera de lanzar contraataques en las brechas abiertas. La nueva doctrina daba especial importancia a los oficiales de menor graduación: los capitanes y los tenientes quedaban autorizados a tomar decisiones críticas sobre el terreno.
La defensa en profundidad mostró su eficacia contra una ofensiva francesa en la primavera de 1917. El éxito fue tal que las tropas francesas decidieron amotinarse y negarse a avanzar más sobre las líneas alemanas, cuyo grado de mortandad, gracias a la nueva estrategia, era proporcional a la profundidad de las incursiones.
Entre ataques y contraataques alemanes fallecieron más de cien mil británicos, a cambio de un pequeño avance de sus líneas, sin haber conseguido la ruptura del frente enemigo
Desenlace: La defensa alemana no funcionó igual de bien en la Cresta de Vimy. La combinación de bombardeo canadiense y escasa visibilidad dejó desarmados en primera instancia a los alemanes, mucho a medio vestir, frente al rápido ataque canadiense. Muchos fueron capturados sin botas, intentando escapar o atrapados en el barro. No obstante, los dos primeros días, con escasas bajas para los aliados y un buen número de sectores alemanes capturados, dejó paso a jornadas más complicadas. Entre ataques y contraataques alemanes fallecieron más de cien mil británicos, a cambio de un pequeño avance de sus líneas, sin haber conseguido la deseada ruptura del frente enemigo. A pesar de que tradicionalmente se ha considerado una victoria aliada, cada vez son más los historiadores que ven en Vimy una situación de tablas o, en el mejor de los casos, una ofensiva sin trascendencia en el mapa general.
Ni siquiera Ludendorff tenía claro si había sido un éxito o un fracaso para sus hombres: «No cabe duda de que tras el ataque británico había importantes objetivos estratégicos, pero nunca he sido capaz de descubrir cuáles eran». No así los canadienses, que la consideran una victoria fundacional para su nación y su identidad. En la cresta se encuentra hoy el Canadian National Memorial de Vimy, un parque en memoria a los más de diez mil soldados muertos y heridos en esa batalla.

¿Cómo se juega a «La Gran Guerra»?

Richard Borg es un conocido autor de wargames por sectores como Memoir 44 o Battlelore, que ha diseñado en este caso un juego que combina miniaturas y cartas en un tablero de hexágonos con gran variedad de terreno según qué nivel se seleccione. Bosques, edificios, colinas, trincheras, alambradas e incluso cráteres provocados por las explosiones de las bombas… la variedad de elementos que pueden proteger o entorpecer el avance de las tropas da gran profundidad al juego editado por Maldito Games.
Varía el terreno, los objetivos, las unidades y, sobre todo, las circunstancias en función del nivel. En algunos escenarios, unas pocas unidades de infantería pueden representar un flanco completo de una batalla más amplia, mientras que en otros una unidad puede representar un solo grupo de valientes soldados en un asalto de trincheras. No obstante, lo que nunca cambia son los rivales: un jugador conduce a los alemanes y otro a los británicos (dentro de los cuales se cuentan los canadienses).
Una vez desplegadas las unidades y antes del «bombardeo en tierra de nadie», se reparten las cartas de mando (las que determinan el movimiento o alguna acción especial) y las de combate (acciones o habilidades militares que pueden usar las unidades). El turno de juego lo determina precisamente el uso de las cartas de mando, que pueden mover una o más unidades cada turno.
Los generales avanzan sus unidades y atacan con estas cartas, ya sea a distancia o cuerpo a cuerpo. Los dados de combate deciden, por su parte, quién vence en cada encuentro entre unidades. Las de combate, por su parte, pueden ser activadas en diversos momentos, siempre y cuando dispongamos del número de fichas de cuartel general indicadas en la propia carta. La partida finaliza cuando uno de los jugadores cumpla las condiciones de victoria del escenario ( normalmente conseguir un determinado número de medallas).
El resultado es una experiencia ágil y muy fidedigna a las virtudes y limitaciones de las diferentes unidades de la Primera Guerra Mundial. La imprecisión y la capacidad de devastación de la artillería de reserva; la niebla de batalla, representada en lo aleatorio de las cartas de mando (avance) y, por supuesto, el efecto de la moral en las tropas, todo el horror y gloria del conflicto está representado en «La Gran Guerra: edición centenario».
El juego permite partidas a dos jugadores con una edad mínima sugerida de 14 años y una duración aproximada de entre 45 y 90 minutos. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la edición en español publicada por Maldito Games.

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