viernes, 28 de julio de 2017

Caruana revela que la banca presionó en contra de frenar la burbuja antes de la crisis. 4º ESO-Economía

EL MUNDO Economía
Carlos Segovia



El actual director general del Banco Internacional de Pagos, Jaime Caruana, dirigió el órgano guardián del sistema financiero entre el año 2000 y el 2006 y ha descrito como una gran carrera de obstáculos su intento de imponer a la banca que hiciera provisiones especiales para contener la concesión de créditos y el reparto de beneficios. «Recibí muchísimas llamadas, con muchísimas intervenciones, de la banca, que no estaba contenta», afirmó ante la comisión parlamentaria de investigación de la crisis financiera.
«Argumentaban que estaban perdiendo competitividad y que por qué tenían que sufrir una legislación que era diferente y más exigente que la del resto de sus colegas europeos», afirmó Caruana en alusión a las llamadas provisiones contracíclicas que imponía entonces el Banco de España para moderar la expansión de la burbuja en el sector financiero.
Agregó que «la banca estaba muy descontenta y se manifestó por activa y por pasiva (...) todos los días». Ante la pregunta del portavoz socialista Pedro Saura de si se trataba de presiones, Caruana respondió: «Llaménlo como quieran».
El ex gobernador asegura que mantuvo la exigencia de provisiones, pero admitió que «se retocaron y crecieron menos». «Nos quedamos cortos», sentenció.

Presiones externas

Las presiones no fueron sólo de la banca, incluso fueron mayores las procedentes de los organismos supervisores internacionales. «Las mayores presiones vinieron de fuera», apuntó Caruana tras llegar a asegurar que había riesgo de que se suspendiera la cotización del Banco Santander y BBVA en EEUU, porque en aquel país no se entendían las provisiones especiales españolas.
A su juicio, las provisiones contracíclicas lanzadas por el Banco de España hicieron que la banca contara con un colchón superior en 23.000 millones a lo que habrían tenido con provisiones ordinarias. «Eso hizo ganar uno o dos años», afirmó Caruana, resaltando que estas provisiones contracíclicas representaron el 84% del total de bancos y cajas en la época.
En todo caso, todo era «insuficiente para combatir lo que venía». Admitió que «se podía haber hecho más», pero culpó sobre todo a los gestores de las entidades financieras. «Son ellos los que toman las decisiones», afirmó relativizando el papel del supervisor. En cambio, se ha mostrado comprensivo con los Gobiernos de la época, tanto el del PP que le nombró como el del PSOE. «Las relaciones del Banco de España con ambos gobiernos fueron excelentes (...) Ni el señor Rato ni el señor Solbes me hicieron ninguna llamada ni para que hiciéramos más, ni para quejarse por las provisiones», añadió.

Autocrítica

El portavoz parlamentario del PP, Ramón Aguirre, también fue punzante con Caruana, pese a que fue nombrado gobernador en 2000 con apoyo de Rodrigo Rato, por minimizar la capacidad del supervisor para evitar la crisis. «El Banco de España tenía todas las competencias», le reprochó.
En general, todos los portavoces parlamentarios le reclamaron autocrítica, y Caruana se defendió así: «El Banco de España hizo mucho y además creo que fue efectivo y ayudó a reducir el impacto de la crisis (...) La magnitud de la crisis global, que no tiene origen en España, la magnitud de la crisis de lo que sucede en la zona euro, que no tiene un origen en España, fue también de unas dimensiones completamente históricas».
Aunque reiteró que «todo fue insuficiente», aseguró que «en el año 2005, el Banco de España envió 110 escritos a las entidades financieras». En ellos había más de 400 recomendaciones o requerimientos». En su opinión, «muchas entidades» que hicieron caso a esos escritos no tuvieron problemas después durante la crisis. «Pero sólo se contabilizan las que los tuvieron».


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