EL MUNDO Economía
Daniel Viaña
A pesar de que fue -y todavía lo es- una de las peores depresiones de la historia de España, ayer fue la primera ocasión en la que un organismo nacional y de la importancia del Banco de España ofreció un relato de lo que sucedió durante la crisis y de cómo se originó. Y lo hizo señalando al sector inmobiliario, a la población y a las cajas de ahorro.
«La combinación de desequilibrios en el sector inmobiliario y de un nivel muy elevado de endeudamiento de la economía acabaría convirtiéndose en el principal mecanismo de transmisión de la crisis posterior», apunta BdE, que unas páginas más adelante recuerda que en el periodo de expansión económica «se acumularon desequilibrios muy importantes en términos de endeudamiento del sector privado residente», y que «en la expansión del crédito las cajas de ahorros mostraron un mayor protagonismo (...): entre 2000 y 2007 el crédito concedido por las cajas de ahorros creció un 266%, frente al incremento algo más moderado del concedido por los bancos (182%)».
No hay, en cambio, ninguna alusión al Gobierno o los reguladores, y la única crítica en esa dirección se realiza empleando la abstracta denominación de agentes económicos. «Los agentes económicos tendieron a infravalorar la importancia de estos desajustes, en un contexto en el que la reciente incorporación a un área de mayor estabilidad macroeconómica dificultaba distinguir entre efectos permanentes y coyunturales de dicha incorporación», explica Banco de España.
En esta misma línea, el organismo no muestra ninguna duda sobre su correcta actuación a pesar de que lo que se aborda es una crisis económicas y financiera, siendo este segundo ámbito responsabilidad directa de Banco de España. En cambio, lo que sí destaca el informe es que la institución entonces gobernada por Jaime Caruana implantó «a mediados del año 2000 unas nuevas exigencias de provisiones contracíclicas que limitaron el alcance de la depresión, y que tanto sus analistas, como los del FMI y la OCDE, advirtieron «de la creciente vulnerabilidad de la situación patrimonial de las familias, asociada al incremento de su endeudamiento, la existencia de un grado significativo de sobrevaloración de la vivienda», entre otras cosas.
En su relato, Banco de España también se adentra en la recuperación que el país pareció iniciar en 2010, lo que Jose Luis Rodríguez Zapatero llamaría «brotes verdes». «Sin embargo», explica el organismo, «las tensiones en los mercados tras la crisis griega, primero, y la irlandesa, después, afectaron de forma significativa a la economía española», generaron una gran desconfianza y acabaron provocando que la de 2010 fuese «una recuperación fallida».
Esto provocó «la sucesión de dos recesiones consecutivas», hizo que «desde el inicio de la crisis en 2008 hasta el tercer trimestre de 2013, el nivel de actividad descendiera un 10%, llevó la tasa de paro a un máximo histórico del 27% en el primer trimestre de 2013» y generó el episodio de corrección inmobiliaria «de mayor intensidad y duración desde, al menos, la Guerra Civil».
Tras esto, prosigue el Banco de España, «comenzó a configurarse un escenario de incipiente recuperación», que vino de la mano de «una mejora en la financiación y de una recuperación de la confianza». El documento ubica este punto de inflexión a mediados de 2013 y en ningún caso va más allá de 2014, por lo que se desprende que ese es el año en el que Banco de España da por concluida la crisis a pesar de que ese año, por ejemplo, el paro superaba holgadamente el 20%.
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