EL MUNDO Economía
Carlos Segovia
El ministro de Economía, Luis de Guindos, y el gobernador del Banco de España, Luis Linde. JAVIER BARBANCHO
En la España que quiere destacar en la Eurozona, el Banco Popular era oficialmente "solvente" el 5 de junio, para pasar el día 6 a presentar también oficialmente un agujero de 12.400 millones.
¿Explicación? El ministro de Economía, Luis de Guindos, afirmó en mayo que el Popular era "solvente", aunque siempre se cuidó de añadir la coletilla de que él se basaba en información del Banco de España.
En efecto, el gobernador de esta institución, Luis Linde, declaró ante la comisión de investigación parlamentaria de la crisis financiera el pasado día 12 que "el Banco Popular cumplía la ratio de solvencia hasta el día 5 de junio, esto es así". Aunque también añadió su propia coletilla: "Esto es enteramente compatible con un problema de liquidez insoluble, porque así es la banca".
Sí, así es la banca señores clientes de las entidades financieras: aunque su banco cumpla oficialmente con los baremos de solvencia y esté bendecido por el auditor no se fíen, porque puede estar al día siguiente en quiebra y con una ratio de solvencia no solo débil, sino directamente negativa. Eso es lo que afloró el viernes con renovada claridad en la presentación a analistas que hizo el Banco Santander, comprador del Popular. Desveló que "la ratio de capital regulatoria del Popular se ve afectada por un impacto negativo estimado en su cuenta de resultados de unos 12.000 millones derivado de la resolución del Banco". En consecuencia, y para restablecer la solvencia del Popular, el Santander ha inyectado 6.880 millones en la entidad absorbida procedentes de su ampliación de capital.
El Banco de España ve «compatible» ser solvente y hundirse: «Así es la banca»
El BBVA, primera opción de fusión, decidió ya en abril que no valía nada
La cuestión es cómo es posible que una entidad que había aprobado las pruebas de estrés europeas -y era declarada solvente por el Mecanismo Único de Supervisión en Francfort y por el Banco de España- cambiara tan drásticamente en 24 horas.
"Cuando una entidad compra a otra debe poner los activos y pasivos del adquirido a valor razonable. No es que antes los activos y pasivos no estuvieran bien registrados de acuerdo a la normativa, sino que el criterio de valoración cambia radicalmente", defienden fuentes del auditor PriceWaterhouseCoopers.
El Santander valora la cartera inmobiliaria del Popular en las antípodas del ex presidente Emilio Saracho y, sobre todo, su antecesor, Ángel Ron.
El presidente del BBVA, Francisco González, ya hizo famosa en 2013 su frase de que "la contabilidad es un chicle" cuando criticó la gestión de Rodrigo Rato en Bankia, pero lo ocurrido en el Popular es una muestra extrema de cómo se pueden estirar las cuentas. Esto no puede quedar así en un país serio.
También es significativo lo que afirmó el jueves el consejero delegado del BBVA, Carlos Torres, de que, tras analizar a fondo el Popular, decidieron no ofrecer ni siquiera un simbólico euro. Según fuentes conocedoras de las conversaciones entre el Popular y el BBVA, el entonces presidente Ron ofreció a González en noviembre una fusión de ambas entidades, cuando su banco valía en Bolsa 5.000 millones.
El jefe del BBVA fue partidario de absorber al Popular, pero no aceptó las prisas de Ron y no llegó a presentar una oferta vinculante, porque éste le pidió un plazo inaceptablemente rápido para hacer el debido examen de due diligence de la verdadera situación del Popular. Ron no tenía tiempo, porque se estaba jugando el cargo ante el consejo de administración. Fue destituido en diciembre. Tras el cambio de jefatura, Saracho ofreció al BBVA la primera opción, pero en esta ocasión Torres y el director de Estrategia, Javier Rodríguez Soler, concluyeron que el Popular ya no valía nada, ni siquiera los más de 1.500 millones en que aún parecía estar valorado en Bolsa. El consejero delegado se lo transmitió a Saracho en abril, que buscó más compradores. El Santander y Bankia accedieron a las cuentas de la entidad, pero no presentaron oferta.
Llegó el 3 de junio y no ya Saracho, sino el Frob -el Gobierno- pidió al Santander y al BBVA que pujaran por el Popular, porque había perdido el 100% de su liquidez en semanas e iba a caer. Torres hizo nuevas cuentas y veía al Popular con un precio negativo superior a los 8.000 millones, así que ni siquiera pujó. Las acciones del BBVA valen ahora un 7% más que cuando dijo no, mientras que las del Santander cerraron el viernes igual que al dar el sí. El tiempo dirá quién acertó, pero a la espera de hacer negocio, la jefa del Santander, Ana Botín, ha hecho ya un favor a toda la banca al evitar el tsunami que suponía la quiebra del Popular, tan "solvente" en la víspera.
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