Rosalía Sánchez
Los ahorradores alemanes pierden 100.000 millones de euros por año.
La percepción del dato del IPC en Alemania se parece más a la de un resultado de la Bundesliga que a la de los asépticos porcentajes macroeconómicos que publica la prensa naranja. Por motivos históricos y culturales, la inflación es un asunto con gran carga política y emocional para los consumidores alemanes, que acuden a votar este año y que contemplan alarmados cómo los precios suben al nivel más alto desde 2012, mientras los tipos de interés permanecen en niveles cero e incluso negativos. El pasado mes de febrero, los precios al consumidor armonizados alemanes se elevaron un 2,2% interanual, tras el aumento del 1,9% registrado ya en enero, según los datos publicados por la Oficina Federal de Estadística.
El ministro bávaro de Finanzas, Markus Soeder, ha sido el primero en dar la voz de alarma, denunciando que, «con un ahorro general de 5 billones de euros, tipos de interés a cero y una inflación que supera el 2%, la ecuación da como resultado que los ahorradores alemanes pierden 100.000 millones de euros por año», un severo daño colateral consecuencia de la política monetaria del BCE, por lo que ha aprovechado para insistir en que «es momento de que el BCE deje atrás su política monetaria ultrarrelajada». Y dado que Alemania no es el único país en el que los precios suben (en España el PIB de febrero ha sido del 3,2% y la media de la zona euro ha alcanzado ese mismo mes el 1,9%), economistas como el presidente del Instituto IFO, Clemens Fuest, insisten en la necesidad de que «el BCE reduzca desde abril la compra de deuda en, al menos, 10.000 millones de euros al mes», comenzando así a invertir la tendencia. Además de los ahorradores, están los bancos. La caída de los tipos de interés en los últimos dos años ha supuesto una importante reducción de sus ingresos.
En el caso de España, por ejemplo, el margen de intereses de las seis mayores entidades (Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankia y Popular) se ha recortado en 2.123 millones en 2015 y 2016, lo que supone un descenso del 10,4%. Si miramos al sector alemán, uno de los menos rentables de Europa, nos encontramos con que el Bundesbank advierte de que el margen va camino de caer un 16% si los tipos permanecen a este nivel y sólo una quinta parte de las entidades obtendría un coste de capital del 8%. Esto está dando lugar a reacciones que en otros tiempos financieros hubiesen resultado inimaginables, como la medida tomada esta misma semana por el grupo de servicios financieros Fintech Group que traslada a sus clientes de la banca online Flatex los tipos de interés negativos del BCE y a partir del 15 de marzo cobrará un 0,4% por los fondos y depósitos, independientemente de su cuantía.
Pagar por tener un depósito
Según confirmaba su portavoz Frank Niehage, «para un cliente con un fondo promedio de 10.000 euros depositado, el coste de la medida será de unos 10 euros al trimestre». Flatex, una parte del Fintech Group que cotiza en la Bolsa de Fráncfort, tiene unos 180.000 clientes y sigue así los pasos del pequeño banco regional alemán Raiffeisenbank Gmund & Tegernsee, que el pasado verano decidió ya aplicar un tipo de interés negativo del -0,40% en concepto de comisión de custodia a los depósitos que superen los 100.000 euros.
Paradójicamente, como consecuencia de una política pensada para ayudar a la zona euro a superar la crisis de la deuda, a los únicos que parece favorecer con sus efectos colaterales es a los endeudados, tanto públicos como privados. Los Estados siguen endeudándose alegremente, amparados en que reducen el coste de la deuda a largo plazo y vendiendo incluso directamente al BCE. La española es ya la cuarta deuda soberana con mayor presencia en la cartera del BCE a 31 de enero, 160.000 millones de euros, sólo por detrás de Alemania (321.653 millones), Francia (255.107 millones) e Italia (221.907 millones). Y en cuanto a las hipotecas, no puede descartarse que tras la devolución de las cláusulas suelo veamos más devoluciones. Las hipotecas más atractivas que se ofrecieron en España en plena burbuja de crédito fueron comercializadas por Deutsche Bank y tenían un precio de euríbor más un diferencial del 0,17%. En febrero, el euríbor ha cerrado provisionalmente con una tasa mensual del 0,106% negativo
Ante unos efectos colaterales que amenazan con hacer cambiar el eje de rotación del sistema financiero europeo, el BCE realizará a 10 grandes entidades un test de resistencia a los tipos negativos, con simulación de varios escenarios hasta abril, cuyo resultado será mantenido en secreto.
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