El fraude se habría producido durante los últimos veinticinco años, según AFP.
El brazo policial del Ministerio de Economía francés sospecha que el fabricante de automóviles ha puesto en marcha un software cuyo «objetivo era falsificar los resultados de los exámenes anticontaminación» para así adecuarse en apariencia a las normas reglamentarias.
Las sospechas se centran en modelos recientes, pero la investigación del organismo de lucha contra el fraude se remonta a hace más de 25 años. Las pesquisas, que se basan en el testimonio de un extrabajador, creen que ciertas prácticas fraudulentas comenzaron ya en 1990.
«Numerosos vehículos estaban equipados con dispositivos de detección» que permitían a los modelos identificar que estaba pasando un examen de homologación. En ese caso, el equipo electrónico del coche adaptaba el funcionamiento del motor para que emitiera menos contaminación, según revela un antiguo técnico que dejó la empresa en 1997.
La primera generación de Renault Clio, que se fabricó en 1990, está siendo investigada por sus motores de gasolina, de acuerdo a su testimonio. Sin embargo, las sospechas se centran sobre todo sobre los motores diésel Euro 5 y Euro 6, homologados en septiembre de 2009.
Las autoridades creen en la «responsabilidad» del dirigente de Renaul, Carlos Ghosn. Las conclusiones de las autoridades antifraude, remitidas en noviembre, han contribuido a que el fiscal de París abriera el pasado 12 de enero una investigación judicial sobre Renault por «el fraude en las características y los controles» de los automóviles.
Esta misma mañana Renault ha negado las acusaciones de trucaje a través de un comunicado, respondiendo de esta forma a una información publicada por el diario «Libération» sobre un informe de los servicios antifraude franceses que aseguraban que la compañía utilizó estas estrategias fraudulentas.
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