EL PAÍS ECONOMÍA
Sandro Pozzi
El banco central de Estados Unidos se desprenderá de los bonos que acumuló en balance mientras eleva los tipos de interés.
Sede de la Reserva Federal en Washington KEVIN LAMARQUE REUTERS
La Reserva Federal de Estados Unidos escribe un nuevo capítulo en la larga saga de la crisis financiera, al activar el mecanismo por el que desmontará los andamios que sostuvieron a la economía tras el golpe de la Gran Recesión y lo anuncia, además, cuando se cumplen 10 años desde que empezara a bajar con urgencia los tipos de interés. El nuevo experimento de política monetaria arranca en octubre y se irá desprendiendo de los activos que acumuló tras salir al auxilio del sistema financiero.
Nunca antes se hizo algo similar. La Fed tiene en este momento en cartera deuda acumulada por valor de 4,5 billones de dólares. Antes del derrumbe de Lehman Brothers su balance no llegaba al billón. Al principio se librará de 6.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y 4.000 millones en bonos hipotecarios cada mes, durante un trimestre. Por encima de ese límite inicial, sí se reinvertirá la deuda.
Superados los primeros tres meses, el baremo se irá elevando gradualmente con una cadencia similar si la coyuntura económica y financiera lo permiten. El plan acordado por la Fed establece que pasado un año podría llegar a vender hasta 30.000 millones mensuales de bonos del Tesoro y 20.000 millones en deuda hipotecaria. No se trata de una venta propiamente dicha, sino que dejan que venzan sin renegociarlos o recomprarlos.
Es el proceso inverso al que se siguió cuando amasó la deuda. En la práctica, es como decir que la Fed dejará de reinvertir el equivalente a 200.000 millones durante los próximos 12 meses y de ahí se dispararía a 600.000 millones en los sucesivos. Es una operación financiera sin precedentes. Pero Janet Yellen, su gran arquitecta, trata de minimizar su efecto, al compararla con una pintura que va secando poco a poco.
La presidenta de la Fed explica que se irá soltando gradualmente, sin llamar mucho la atención de los mercados. Garantiza que todo se hará bien telegrafiado y de una manera ordenada. Le ayudará también que hay otros grandes bancos centrales mundiales que seguirán comprando deuda en masa en el medio plazo, para seguir manteniendo bajos los tipos de interés y sostener en paralelo la inflación.
Estimación de tipos
Yellen explicó que la Fed no tiene intención de utilizar el balance “como un mecanismo activo” en su estrategia, a la hora de modular a la baja o al alza los estímulos monetarios. Eso, insistió, es cosa exclusiva de los tipos de interés. Solo acudirá a este arma no convencional si se produce “un deterioro material de las perspectivas” económicas y financieras. En ese caso, cambiaría el curso y volvería a comprar deuda.
El mercado trata de entender, en paralelo, el ritmo con el que se irá elevando el precio del dinero. Los tipos se quedan de momento en una banda entre el 1% y el 1,25%. La encuesta interna de los miembros deja abierta la puerta a un nuevo incremento en 2017, que sería el tercero este año, y tres más posibles en 2018. Sin embargo, re rebaja en la nueva proyección el tipo medio para 2019, que estaría ahora en el 2,7%.
Pero su opinión no es tan relevante esta vez. La composición de la Fed será muy diferente en unos meses. Hay tres asientos vacantes y se les sumará un cuarto en octubre, cuando el vicepresidente Stanley Fischer se retire. El presidente Donald Trump debe decidir aún que hacer con Janet Yellen. Su mandato vence el 31 de enero y aunque la mantiene en la lista corta, el nombre que más suena entre los potenciales sustitutos es el del exgobernador Kevin Warsh.
El inicio del proceso de venta de bonos deja, en cualquier caso, el camino hacia la normalización monetaria perfectamente encauzado. Existe, además, la incógnita del impacto económico a corto plazo de los huracanes Harvey e Irma. Los primeros indicadores publicados ya reflejan una moderación en la actividad económica y del consumo, pero los efectos serán temporales e irán acompañados de un repunte.
Riesgos equilibrados
Janet Yellen explicó que la decisión de empezar a liberar deuda se adopta, en todo caso, porque los riesgos para las perspectivas económicas están “bastante equilibrados”. Es la forma de decir que ve un crecimiento más robusto a medio plazo que una moderación. Este lenguaje es idéntico al que se utilizó en meses pasados, lo que refleja una visión relativamente positiva para la economía.
En cuanto a la marcha de la inflación, señala que el repunte que se vio en agosto en los precios es “temporal” y explica que está vinculado al encarecimiento de los combustibles por la suspensión de las operaciones de refinado en la zona de Houston, por el huracán Harvey. La previsión de la Fed, es cualquier caso, es que la inflación vuelva al nivel de la estabilidad de precios a medio plazo.
La Fed va a jugar así con dos bolas a la vez en este complejo ejercicio de malabarismo financiero. La perspectiva es que los tipos a largo plazo lleguen como mucho al 3% y que reduzca el balance en más de la mitad. Hay una tercera bola que queda al margen pero que tendrá que coger para poder completar el proceso de normalización: el interés al dinero que tienen los bancos en sus reservas.
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