EL PAÍS ECONOMÍA
Lucía Abellán
Un trabajador cobra de media en Rumania unos 500 euros netos al mes. En Alemania, el empleado con tareas y formación similares, percibe 1.500 euros.
Timisoara (Rumanía) SEBASTIAN TATARU EFE
Europa tendió durante años a la convergencia, pero la ampliación al Este y la crisis económica interrumpieron el proceso. Un estudio de la organización europea de sindicatos documenta una gran brecha salarial en el continente tomando como referencia la media alemana (que no es siquiera las más alta del club comunitario). El trabajo, al que ha tenido acceso EL PAÍS, muestra las diferencias en términos comparables. En primer lugar, los valores se ajustan según el poder de compra de cada territorio (es decir, teniendo en cuenta que un litro de leche no cuesta en Polonia lo mismo que en Alemania). En segundo lugar, se liman las distorsiones que generan las estructuras económicas de cada país (por ejemplo, el menor peso que tienen en España las actividades cualificadas, más propicias a la remuneración alta).
Lo curioso es que, con esas correcciones, la disparidad salarial empeora. "La brecha salarial no puede explicarse por las diferencias en el coste de la vida o en la mano de obra; al contrario, crece cuando se tienen en cuenta", argumenta Esther Lynch, secretaria confederal de esta organización. El documento, que se divulgará este jueves, explica que son otros factores los que inciden, "incluido el papel de los sindicatos y de la negociación colectiva".
Algunos detalles avalan esa tesis. Las diferencias salariales crecen en general en los sectores con mayor valor añadido (profesiones liberales, manufacturas, ciencia o finanzas) y disminuyen en actividades como hostelería y comercio, donde la oferta de trabajadores es amplia y la capacidad para negociar resulta más limitada. Como muestra, el estudio expone que un empleado con ocupaciones elementales gana en los países del sur 64 euros menos que en los del norte, mientras que en el caso de un directivo, la brecha se agranda hasta 410 euros mensuales. En todos los casos se trata de cifras netas (descontado el pago de impuestos a los que están sujetas las nóminas).
División de género
Esa división entre actividades cualificadas y básicas tiene también una lectura de género. Las diferencias de remuneración se atenúan entre el conjunto de trabajadoras europeas, "en buena medida por la prevalencia de trabajos con baja remuneración y a tiempo parcial que se dan entre las mujeres en algunos países del noroeste, particularmente en Alemania", subraya el informe.
España queda fuera del grupo de países más alejados de la media alemana. La brecha en salarios no llega a 300 euros, según este estudio, que utiliza cifras de 2015 recogidas en la Encuesta Europea de Condiciones Laborales, publicada por Eurostat. Pero la crisis ha pasado factura —también— a las profesiones mejor remuneradas. Mientras que en 2010 las diferencias disminuían al comparar situaciones similares (por ejemplo, un arquitecto con otro arquitecto), en 2015 ese ajuste empeora las cifras. "España es uno de los pocos países en los que la situación cambia respecto a 2015", apunta Jan Drahokoupil, autor del estudio. Otras fuentes sindicales añaden que las cifras españolas se ven afectadas "por el desmantelamiento de la negociación colectiva de los últimos años".
EL SUR PAGA MEJOR EL TRABAJO DOMÉSTICO
Solo hay una actividad económica mejor remunerada en el sur que en el norte. Se trata del trabajo doméstico, cuyos trabajadores —en su mayoría trabajadoras— cobran en los países sureños (España, Portugal, Grecia e Italia) 101 euros más de media que en los Estados del noroeste (Alemania, Austria, Reino Unido, los escandinavos y el Benelux). Así, al menos, lo refleja el estudio de la Confederación Europea de Sindicatos. El uso que hace este informe de los salarios netos (en el sur buena parte del trabajo doméstico es no declarado y, por tanto, no abona impuestos) puede explicar esa excepción.
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