Juan Carlos Sanz
El bombardeo de Jan Sheijun el pasado 4 de abril desencadenó una represalia con misiles de EE UU.
Un hombre lleva en brazos el cadáver de un niño este martes en Jan Sheijun. AMMAR ABDULLAH REUTERS
La comisión de Naciones Unidas que investiga los crímenes de guerra cometidos en Siria ha acusado este miércoles con “indicios racionales” al régimen de Damasco del ataque con gas sarín (nervioso) del 4 de abril en la localidad de Jan Sheijun en la provincia Idlib (norte) controlada por fuerzas rebeldes. El bombardeo desencadenó la orden del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de atacar con 59 misiles de crucero Tomahawk la base aérea de Shayrat, en la provincia central de Homs, de donde partió el avión de combate sirio con la carga letal.
La ONU ha documentado hasta ahora 33 ataques con armas químicas en la guerra de Siria, de los que 27 han sido atribuidos al régimen del presidente Bachar el Asad, incluidos siete perpetrados entre los pasados meses de marzo y julio. El Gobierno de Damasco niega que haya usado el armamento prohibido desde que en 2013 entregó todo su arsenal para ser destruido, un desarme forzado conjuntamente por EE UU y Rusia tras el ataque químico que causó más de un millar de muertos en un bastión insurgente de la provincia de Damasco.
En su último informe sobre violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra cometidos en Siria, la comisión investigadora culpa por primera vez al régimen del bombardeo del 4 de abril. Como no ha podido tener acceso al lugar de los hechos, ha basado sus indagaciones en fotografías, imágenes de satélite y declaraciones de testigos. “Las entrevistas y los informes indican que un avión Sujoi 22 (Su-22, de fabricación rusa) llevó a cabo cuatro ataques aéreos en Jan Sheijun a las 6.45 hora local”, reza el texto oficial, “y solo las fuerzas sirias operan este tipo de avión (en el conflicto)”. A consecuencia del ataque, en el que se usaron tres bombas convencionales y una química, murieron 83 personas, entre ellas 28 niños y 23 mujeres, y otras 293, incluidos 103 menores, resultaron heridas, según datos de la ONU.
En Jan Sheijun fueron encontrados restos de la bomba, aunque la comisión investigadora no ha podido determinar con exactitud el tipo de arma química utilizada. Según las imágenes obtenidas, el tipo de material hallado “es consistente con el tipo de las cargas de gas sarín producidas por la antigua Unión Soviética para bombas de 250 kilos”. No se han recogido pruebas de que la explosión de un arsenal rebelde fuera la causa de las emanaciones de gas tóxico, como alegaron el régimen sirio y sus aliados rusos.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), también dependiente de la ONU, ya había confirmado que las víctimas habían estado expuestas a los efectos del gas sarín, pero sin atribuir la responsabilidad del ataque a ningún bando. Tanto la comisión investigadora como la OPAQ tienen previsto presentar conjuntamente en octubre sus conclusiones definitivas sobre el ataque con armas químicas de Jan Sheijun.
Las investigaciones de los crímenes de guerra no han conducido por ahora a inculpaciones formales. La jurista suiza Carla del Ponte, que fue fiscal del Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia, anunció el mes pasado su renuncia a formar parte de la comisión de ONU sobre Siria ante la ausencia de consecuencias reales de su trabajo.
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