Ángeles Espinosa
El Gobierno de Bagdad, los países vecinos y hasta un sector kurdo rechazan sin embargo el referéndum.
Varios kurdos participan en una marcha a favor del referéndum de independencia en Kirkuk, al norte de Irak. STR EFE
Grandes carteles con el mensaje de “Sí al referéndum por la independencia” cuelgan de numerosos edificios de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí. El Gobierno de esa región autónoma ha convocado la consulta para el próximo día 25, con el fin de culminar su pulso por la autodeterminación. La medida ha provocado el rechazo del Gobierno central, de los vecinos de Irak y hasta de un sector de la sociedad kurda. Pero ¿quiénes son los kurdos? ¿Por qué aspiran a la independencia? ¿A qué población afecta?
Los kurdos. Unos 35 millones de personas originarias de la región montañosa en la que confluyen Turquía, Irán, Irak y Siria, países entre los que se reparten. Casi la mitad de ellos viven dentro de las fronteras de Turquía, seis millones en Irán, otros tantos en Irak, dos millones en Siria y cerca de dos más en la diáspora. Se islamizaron a partir del siglo VIII con las invasiones árabes y, cuatro siglos después, quedaron bajo el dominio de los turcos seléucidas. Hoy la mayoría sigue la rama suní del islam, aunque hay algunas comunidades chiíes y se debate si otras minorías, como yazidíes, kakais o shabaks, son étnicamente kurdos.
La independencia. Los kurdos remontan su ambición a una promesa incumplida en el Tratado de Sèvres de 1920 cuyo artículo 62 contemplaba “un plan de autonomía local para las áreas predominantemente kurdas” en un pequeño territorio dentro de la actual Turquía. Pero Ankara logró anular ese punto en el Tratado de Lausana que firmó con las potencias aliadas tres años más tarde y el Kurdistán quedó dividido en las cuatro zonas actuales. En 1946, un grupo de nacionalistas kurdos encabezados por Mustafa Barzani, el padre del actual presidente del Kurdistán iraquí, proclamó la (breve) República de Mahabad en un pequeño enclave de Irán.
El Kurdistán iraquí. El conjunto de los kurdos no tiene un proyecto de Estado como nación. Sin embargo, la historia reciente ha acercado a esa posibilidad a los kurdos de Irak. Tras sucesivas revueltas, primero contra los británicos y luego contra el Gobierno central de Bagdad, lograron en 1970 una autonomía más de nombre que de contenido. Al contrario, en los años sucesivos, el régimen baazista procedió a una arabización de la zona. Las políticas antikurdas se intensificaron durante la guerra de Irak con Irán, cuando Sadam Husein puso en marcha un verdadero genocidio de ese pueblo con los ataques químicos de la campaña Anfal.
La autonomía de facto llegó en 1991, cuando tras la primera intervención estadounidense contra Sadam, Washington estableció una zona de exclusión aérea que protegió a los kurdos de la ira del dictador. A partir de entonces, empezaron a autogobernarse. Con la guerra de 2003 y su apoyo decidido a EE. UU., los kurdos esperaban por fin oficializar su situación. La Constitución de 2005 definió Irak como un Estado federal y reconoció la autonomía de la región de Kurdistán (que incluye las provincias de Dohuk, Erbil, Suleimaniya y Halabja), así como sus leyes y fuerzas de seguridad independientes. Quedaba resolver el reparto de los ingresos del petróleo y los “territorios en disputa” para los que la Carta Magna preveía una consulta popular (artículo 140) que no se ha llegado a celebrar.
La controversia. Nadie duda de cuáles son las aspiraciones de los kurdos iraquíes. Una posible independencia ya se sometió a referéndum en enero de 2005, a la vez que las primeras elecciones nacionales y regionales tras la dictadura de Sadam. Aunque se trató de una consulta informal, quedó claro el respaldo mayoritario de la población. El 98,8 % de los casi dos millones de participantes votó a favor de independizarse de Irak. Todo indica que esta vez será más complicado alcanzar esa casi unanimidad.
Dado que la nueva votación convocada es “no vinculante”, muchos se preguntan cuál es su objetivo. Además de no haberse dado a conocer una hoja de ruta para después de la votación, Erbil ha extendido la consulta a zonas fuera de la región autónoma que ésta reclama como propias y que sus fuerzas ocupan desde que frenaron la ofensiva del Estado Islámico (ISIS) en 2014. Nadie sabe con exactitud cuántos votantes de esas áreas participarán y en qué sentido.
Los vecinos de Irak se oponen a la convocatoria de Erbil por temor al contagio entre sus propias minorías kurdas. El Gobierno de Bagdad cuestiona su legalidad, en especial fuera del territorio autónomo. E incluso dentro del propio Kurdistán hay un movimiento que considera que no es el momento adecuado. En los próximos días, sucesivos reportajes darán cuenta de cada uno de estos aspectos.
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