EL PAÍS Internacional
Juan Carlos Sanz
Fuerzas kurdo-árabes apoyadas por Estados Unidos han tomado ya el 90% de Raqa.
Milicianos kurdos, en un barrio destruido por los combates con el ISIS en Raqa. RODI SAID REUTERS
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza kurdo-árabe apoyada por Estados Unidos, han arrinconado al Estado Islámico en el centro de Raqa, su antigua capital en el país árabe, tras arrebatarle el 90% de la urbe. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos confirmó este miércoles a través de su red de informadores sobre el terreno que las fuerzas kurdas han tomado cinco distritos del norte de la ciudad.
Una ofensiva envolvente lanzada por sorpresa en los dos días anteriores, junto con oleadas de bombardeos aéreos masivos de la coalición internacional encabezada por EE UU, desbordaron las defensas yihadistas. Las FDS anunciaron en un comunicado que la batalla ha entrado en su “fase final” tras la reconquista de cuatro quintas partes de Raqa, donde miles de civiles se encuentran atrapados junto con unos 3.000 combatientes del ISIS.
“La Operación Furia del Éufrates está próxima a su fin”, aseguraba el comunicado emitido por el cuartel general del FDS. En su desbandada desde el norte de Raqa, los yihadistas han abandonado silos de grano y almacenes de alimentos, precisaba el Observatorio. Sus menguadas fuerzas se concentran ahora en un reducto situado en torno a antiguos edificios de la Administración siria. Además del apoyo aéreo internacional, los 50.000 milicianos de la coalición kurdo-árabe cuentan con el asesoramiento de unos 900 militares estadounidenses sobe el terreno en el norte del país árabe, en gran parte miembros de fuerzas especiales.Asediado desde hace tres meses, el califato se desmorona en Raqa, la principal ciudad del noreste sirio en el curso del río Éufrates. Ya no opone la resistencia numantina que durante nueve meses contuvo el avance de las fuerzas iraquíes en Mosul, donde Abubaker al Bagdadi proclamó el Estado Islámico hace tres años. Los guerreros del ISIS ya no ponen en fuga a sus enemigos con su sola presencia como ocurría entonces.
La mayoría de los 220.000 habitantes que Raqa tenía censados antes de la guerra, en marzo de 2011, han huido del terror y de los combates, aunque se estima que entre 10.000 y 25.000 civiles permanecen en el centro de la ciudad sin apenas comida ni agua.
La batalla aún será larga. Como advertía recientemente el coronel estadounidense Ryan Dillon, portavoz de la coalición internacional contra el ISIS,“queda pendiente una intensa lucha en una densa zona urbana, donde se combatirá casa por casa, en medio del peligro de los francotiradores y las bombas trampa y las minas colocadas para impedir la salida de los civiles”.
Desde 2014, Raqa se convirtió en la capital de un culto de la muerte, escenario de decapitaciones públicas y de esclavitud sexual para miles de mujeres consideradas herejes, como las de la minoría yazidí. Los servicios de inteligencia occidentales situaron también en la ciudad del Éufrates el centro de mando de la ofensiva terrorista global del Estado Islámico.
Los días de poder absoluto del ISIS en su antiguo feudo parecen estar contados. “Continuaremos la campaña militar hasta cumplir todos nuestros objetivos”, dijo a France Presse la portavoz de las FDS Jihan Sheij Ahmed. El precio de su victoria será alto. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha contabilizado la muerte de más de un millar de civiles en la batalla de Raqa, una cuarta parte de ellos menores de edad, y de 560 milicianos de las FDS y 1.200 combatientes yihadistas.
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