viernes, 14 de junio de 2019

Plutón podría tener un océano subterráneo rico en compuestos orgánicos

ABC CIENCIA
José Manuel Nieves

Un equipo de investigadores de la NASA descubre que el material rojizo que cubre una parte del planeta es materia orgánica procedente del océano bajo la superficie.

NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Southwest Research Institute / ZLDoyle


La presencia de hielo de color rojo en Plutón sugiere con fuerza que en tiempos recientes, el planeta tuvo activas toda una serie de fuentes o géiseres, que lanzaron potentes chorros de agua al espacio. Lo cual, de por sí, parece confirmar la presencia de un océano subterráneo en el planeta enano. Pero no solo eso. De hecho, la composición de ese hielo superficial parece indicar que en ese mar escondido y lejano, a cerca de 6.000 millones de kilómetros de la Tierra, existe una química compleja y, muy posiblemente, orgánica.
«Fue una gran sorpresa para todos nosotros» -afirma Dale Cruikshank, científico planetario del Centro de Investigación Ames, de la NASA, que ha liderado la investigación-. «Lo cual significa que hay muchas sorpresas que esperan a ser descubiertas en esa parte del Sistema Solar».
Para llegar a estas conclusiones, Cruikshank y su equipo analizaron las longitudes de onda de la luz que se refleja sobre la superficie de Plutón, que constituyen auténticas «firmas» de los elementos químicos presentes. Los investigadores estudiaron esas firmas en imágenes tomadas por la sonda New Horizons mientras sobrevolaba el planeta, en julio de 2015. Esas mismas imágenes habían revelado previamente una inesperada variedad de compuestos sobre rocas hechas de hielo de agua.

La importancia del amoniaco

Durante su análisis, los investigadores encontraron que allí donde el hielo quedaba expuesto, había signos de la presencia de amoniaco. Y el amoniaco es una molécula que se degrada en poco tiempo ante la presencia de los rayos ultravioleta del Sol, y también a causa de los rayos cósmicos. Y aquí, poco tiempo significa entre 400.000 y 1.000 millones de años. «Por eso, si encontramos amoniaco -prosigue Cruikshank- significa que llegó allí en tiempos bastante recientes».
Este hielo rico en amoniaco se concentra alrededor de una gran grieta en la superficie de Plutón llamada Virgili Fossa, al oeste de la conocida mancha en forma de corazón que adorna el planeta enano. Esa grieta es, probablemente, una fisura, de la que una vez manó gran cantidad de agua líquida procedente del subsuelo, una auténtica «erupción» de agua que dio lugar a lo que se conoce como «criovolcán».
Desde luego, y a pesar de que otros estudios ya apuntaban a la existencia de un océano oculto bajo la corteza helada de Plutón, no es lo mismo deducir su presencia a partir de características indirectas quever, en forma de hielo y de criovolcanes, cómo ese agua ha llegado a la superficie. La presencia de amoniaco en el hielo, además, podría ser la explicación de que el agua, muy lejos del calor del Sol, haya conseguido mantenerse en estado líquido también en ese lejano mundo, en los confines del Sistema Solar.
Los datos recabados por los investigadores indican que tuvieron que producirse una o incluso varias erupciones de este tipo. Las evidencias de hielo con amoniaco están presentes alrededor de la grieta hasta una distancia de 200 km. Lo cual, según Cruikshank, significa que la erupción (o erupciones) «dispararon» el agua a una velocidad de hasta 300 metros por segundo hacia la atmósfera, donde se congeló para caer después repartida en un amplio radio por los alrededores.

¿Materia orgánica compleja?

La auténtica sorpresa, sin embargo, se produjo al analizar el material rojo que cubre el hielo y que Cruikshank cree que es materia orgánica compleja. Hasta ahora, se habían detectado ya moléculas orgánicas en la superficie, pero esta es la primera vez que existe una prueba de que también podrían estar presentes en el océano subterráneo.
En condiciones de laboratorio, irradiar hielo rico en amoniáco y compuestos orgánicos puede producir moléculas que son importantes para la vida, incluidas las bases que forman el ADN y el ARN. Eso, por supuesto, no significa que la vida haya podido comenzar en Plutón, pero sí que los precursores químicos de la vida pueden surgir en entornos inesperados y sorprendentemente inhóspitos.
Lo cual a su vez sugiere que no siempre es necesario estar cerca de una estrella para que sucedan cosas interesantes. De hecho, el milagro podría estar produciéndose ahora mismo en las oscuras y gélidas entrañas de Plutón, allí donde nadie, hasta ahora, se habría atrevido a imaginar.

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