lunes, 22 de octubre de 2018

Azogue, el tesoro olvidado que convirtió al Imperio español en el más grande de Europa. 3º ESO

ABC HISTORIA
Manuel P. Villatoro

El licenciado en Prehistoria y Arqueología y arqueólogo subacuático Carlos León Amores desvela a ABC los pormenores del hundimiento de la Flota de Azogues de 1724.




Durante el siglo XVIII había un material más preciado que las riquezas de las posesiones que el todavía Imperio español atesoraba al otro lado del Atlántico. Y no eran piedras preciosas ni tampoco sedas traídas desde Asia. El pequeño tesoro que encandilaba a Felipe V era el azogue (mercurio) que se sacaba de las minas peninsulares. Pero no porque pudiera venderse a un precio desorbitado a otras naciones, sino porque era un metal sin el era imposible extraer la plata que atesoraba el ya no tan Nuevo Mundo. De hecho, para el licenciado en Prehistoria y Arqueología Carlos León Amores este material «era tan importante como el oro» para la monarquía hispánica.
Así lo afirmó el también buceador y arqueólogo subacuático durante la conferencia «Investigaciones sobre el naufragio de la Flota española de Azogues de 1724 hundida en la bahía de Samaná (República Dominicana)». Una charla celebrada en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) en la que este experto se zambulló de lleno tanto en las causas que provocaron el naufragio de los dos barcos destinados a llevar el mercurio hasta las Américas en 1724, como en las excavaciones posteriores que se han hecho de sus pecios. Amores conoce bien el tema, pues lleva dos décadas estudiando los restos de los mencionados buques: «Nuestra Señora del Guadalupe» y «San José» (más conocido como el «Tolosa»).
A su vez, el evento contó con la participación de varios expertos en la materia como Marian Granados Ortega (conservadora del MAN); Paloma Pastor (del Museo Tecnológico del Vidrio); Carmen Marcos (también del MAN) y el estudioso del mundo naval Marcelino González Fernández (Capitán de Navío en la reserva). Todos ellos lograron acercar al gran público un hecho que fue a la par trágico y heroico: el hundimiento de los dos buques que, aquel verano de 1724, se habían propuesto llevar (como era habitual) el azogue hasta las Américas.
Carlos León Amores
Carlos León Amores
La tragedia comenzó el 24 de agosto de ese mismo año. Ese triste día, estos dos bajeles entraron en la bahía de Samaná huyendo de un gran temporal que amenazaba con mandarles al fondo del mar. Aunque aquella decisión fue el mal menor, no sirvió de mucho. Y es que, en pocas horas el «Tolosa» se hundió y se llevó al fondo la vida de la mayoría de los marineros y tripulantes que se arremolinaban en las tripas del navío. Otro tanto pasó en el «Nuestra Señora del Guadalupe» que, tras encallar, comenzó a hundirse.
Pero el destino guardaba una suerte diferente para los marinos de este bajel. Tras desalojar el «Nuestra Señora del Guadalupe» de forma más que eficaz, la mayor parte de los pasajeros y la tripulación (unas 500 personas) lograron llegar a la costa. A partir de ese momento, sin comida y sin agua, iniciaron una carrera contra el tiempo en la que la derrota suponía morir. La mitad del grupo decidió aventurarse hacia el interior de la isla en busca de ayuda. El resto, que en principio prefirió quedarse en la costa en espera de que algún bajel acudiera en su rescate, terminó acompañando a sus compañeros. El resultado fue que, salvo una docena, todos sobrevivieron a aquella tragedia tras encontrar ayuda.
-¿Por qué era importante el azogue en el siglo XVIII?
Entre los aspectos claves de la política naval y comercial española estaba el de proteger y mantener el monopolio de la producción y beneficio del oro y la plata americana, y consecuentemente aumentar, garantizar y mejorar la producción del azogue necesario para el proceso de amalgamación en las minas americanas siguiendo. En palabras de Mervin F. Lang, investigador de la minería de la plata en México, la importancia del azogue en la economía colonial solo es comparable con la del petróleo de nuestro siglo XX pues de él dependía toda la producción de la plata.
-¿Por qué estas flotas han caído en el olvido, y la Carrera de Indias no?
En realidad, la flota de azogues forma parte de la Carrera de Indias. En el primer cuarto de siglo XVIII, se enviaron un total de seis “Flotas de Azogues” compuestas por dos, tres o cuatro navíos que transportaban entre 5.000 y 10.000 quintales de mercurio (entre 230 y 460 toneladas) producido en las minas de Almadén (Ciudad Real), hasta el puerto mexicano de Veracruz.
Estas flotas partían de Cádiz, pasaban por las islas Canarias, hacían escala en Puerto Rico y continuaban por el norte de la Española hacia Veracruz donde recogían el oro y la plata acumulada en lingotes y tortas, o acuñada en forma de monedas, para volver a España haciendo escala en La Habana, pasando después por el Canal de Bahamas y cruzando el Atlántico a la altura de las Azores para bajar luego hacia el Sur hasta llegar de vuelta al puerto de Cádiz.
«De los más de quinientos naufragios españoles que existen en el Caribe, un seis por ciento son producto de combates navales, y solo un dos por ciento por piratas»
-¿Por qué las flotas no partían con escolta a pesar del peligro de la piratería?
La realidad es que la piratería en el Caribe afectó más a las ciudades costeras (Panamá, Santo Domingo, Cartagena de Indias…), que a los barcos en plena navegación. De hecho, de los más de quinientos naufragios españoles que existen en las costas de la República Dominicana, Panamá, Cuba, Florida, Bahamas y Bermudas, el ochenta y ocho por ciento, son producto de los temporales, un cuatro por ciento a choques con bajos sin situación de temporal (desconocimiento de los fondos), un seis por ciento son producto de combates navales, y solo un dos por ciento por piratas.
-¿Cómo se produjo la tragedia de los dos buques? ¿Qué causas las motivaron?
Los navíos "Nuestra Señora de Guadalupe" y "Tolosa", salieron de la Aguada de Puerto Rico con tiempo estable, pero al cruzar el Canal de la Mona con el objetivo de pasar la isla de La Española por el norte se encontraron un fuerte temporal, probablemente un huracán, que los empujó contra los arrecifes de la bahía de Samaná. El Guadalupe encalló y quedó a merced de los golpes de mar a la vista de la costa y el Tolosa se hundió violentamente en unos minutos a unos 20 metros de profundidad dejando únicamente la cofa del palo mayor fuera del agua.
Cajones con mercurio descubiertos en el Tolosa
Cajones con mercurio descubiertos en el Tolosa - Carlos León Amores
-¿Qué sucedió con los supervivientes del Nuestra Señora de Guadalupe?
Del "Tolosa" solo se salvaron unas catorce personas, unos llegaron nadando a la costa y otros sobrevivieron durante 32 días en la cofa del navío hasta que fueron rescatados por una balandra española enviada desde Santo Domingo.
Del "Guadalupe" murieron, por un lado, ochenta personas el día del naufragio al saltar en medio del temporal al mar pensando que podrían salvar la vida llegando a la costa. Por otro lado, 26 personas partieron desde la playa en una pequeña lancha hacia el puerto francés de Guarico pero nunca volvieron, y de los 550 supervivientes que quedaron en la costa, 300 fueron caminando desde la zona del naufragio, siguiendo la costa, hasta el litoral sur de la isla, entre los ríos Soco y Macorís, a unos 350 kilómetros, donde fueron localizados por un pescador; y los 250 restantes entre los que se encontraban los heridos y enfermos, esperaron en la playa quince días y después partieron caminando como los primeros trescientos hasta que al séptimo día fueron localizados por pescadores de tortugas procedentes del pueblo interior de Higuey.
Fue una verdadera tragedia pues entre los supervivientes además de marinos, y soldados, había niños, mujeres y hombres mayores. En total, entre los dos barcos murieron más de 650 personas. De las cuales solo se han encontrado los restos de un joven que apareció bajo una pieza de artillería entre los restos del Tolosa.
Cruz de Caravaca encontrada en el Guadalupe
Cruz de Caravaca encontrada en el Guadalupe - Carlos León Amores
-¿Era sencillo sobrevivir en la isla?
La supervivencia en la zona fue muy compleja, tal y como relata un superviviente del que hemos localizado la carta del tesorero del Guadalupe conservada en el Archivo de Indias de Sevilla, pues no había casi alimento, consumiendo únicamente caracoles, cangrejos hojas de palma y el calor era insoportable. Afortunadamente era época de lluvias y no les faltó el agua, sino la tragedia habría sido mucho mayor.
«Del "Tolosa" solo se salvaron unas catorce personas, unos llegaron nadando a la costa y otros sobrevivieron durante 32 días en la cofa del navío hasta que fueron rescatados por una balandra española»
-¿Calificaría este hecho de tragedia naval?
Fue una tragedia naval con graves consecuencias, primero en el aspecto humano por la muerte de tantas personas de todas las clases, entre ellas personas de gran prestigio, un grupo de franciscanos o familias enteras.
Hubo cinco hermanas de Cádiz que habían quedado huérfanas en España y viajaban para ser acogidas por su tío en Oaxaca y las cinco murieron en el Tolosa. De ellas se ha conservado una pulsera de plata con el nombre de su madre.
También murieron un padre y dos hijos de la Coruña que viajaban a ver al hermano mayor que había contraído matrimonio con una mujer adinerada de Veracruz que tenía una hermana soltera a la que iban a presentar al mediano. Los tres sobrevivieron al naufragio del Guadalupe pero en el camino por la playa los dos hijos murieron desfallecidos y el padre decidió dejarse morir con ellos en los brazos. Así fue encontrado por otros supervivientes que pasaron por la playa después que ellos.
Representación del Guadalupe navegando
Representación del Guadalupe navegando - Carlos León Amores
Desde el punto de vista económico se perdieron los 5.000 quintales de mercurio del "Tolosa", (los del "Guadalupe" fueron recuperados en la época), mas de 2000 botijas de aceite, ochocientos barriles de vino, 275 cajas de clavos, 1300 rejas de arar, y miles de objetos personales, entre ellos algunas joyas espectaculares, monedas de oro y plata, relojes, etc. Además de la pérdida de los dos navíos y su artillería. Una verdadera tragedia económica pues del mercurio dependía la producción de la plata en las minas americanas.
«Fue una tragedia naval con graves consecuencias, primero en el aspecto humano por la muerte de tantas personas de todas las clases, entre ellas personas de gran prestigio»
-¿Qué vestigios (cartas y objetos personales) han hallado en el pecio?
El Proyecto Galeones de Azogue codirigido por Pedro Borrell, Cruz Apestegui, Manu Izaguirre y Carlos León, con la colaboración indispensable de Francis Soto, Alejandro Selmi, Jorje Pla e Isabel Brito, ha localizado mas de mil folios de cartas, expedientes, autos judiciales y registros de carga sobre el naufragio. Por eso conocemos con todo detalle lo que sucedió. Sabemos el nombre todos y cada uno de los tripulantes de los dos navíos, el de los pasajeros y el de los franciscanos. Hemos encontrado la partida de nacimiento del teniente general Baltasar de Guevara, rectificada por ser hijo de nobles solteros, o las cartas del tesorero reclamando sus honorarios que no le fueron pagados.
Bajo el agua, la mayor parte de los objetos fueron rescatados por el buscador de tesoros Tracy Bowden en 1976-77. Nosotros hemos estudiado estos objetos para analizar su procedencia y hemos recuperado algunas piezas singulares como huesos animales, fragmentos de vidrios decorados o un botijo fabricado en Vilafranca del Penedés.
También hemos localizado el nombre de los dueños de gran parte del cargamento y, bajo el agua hemos dibujado y estudiado con detalle los restos de los navíos, los únicos en el mundo que demuestran como se hacía el transporte del mercurio en la época. Además, el casco del Guadalupe, construido en 1702 en el astillero de Campeche, es un testigo de primera mano de la construcción naval española de transición entre el siglo XVII y el XVIII adaptada a las maderas americanas.
«Tras años de estudio, sabemos el nombre todos y cada uno de los tripulantes de los dos navíos, el de los pasajeros y el de los franciscanos»
-¿Cuáles han sido sus trabajos como arqueólogo e investigador en los pecios de los dos buques?
El equipo del Proyecto Galeones de Azogue es el único equipo español que ha documentado con metodología arqueológica un navío español del siglo XVIII en aguas americanas.
Hemos fotografiado todos y cada uno de los restos encontrados en el Guadalupe, hemos dibujado los restos del barco con mucho detalle y hemos propuesto una hipótesis de reconstrucción del naufragio, paso a paso, y de levantamiento del casco para interpretar las partes que no se han conservado. Con la ayuda de NOAA hemos podido entender la formación de os temporales en la zona y determinar las fechas más peligrosas de navegación en el área. Si los marinos del Guadalupe y el Tolosa hubieran tenido estas herramientas desde luego habrían evitado las fechas en las que pasaron por el Canal de la Mona.
Desde un punto de vista arqueológico, nuestro trabajo puede aportar luz sobre diferentes aspectos de la construcción naval del transición entre el siglo XVII y XVIII, el transporte del mercurio y el hierro, el comercio de vino y aceite o la vida a bordo en los navíos de principios del siglo XVIII.
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