María Sosa Troya
- Una de cada cuatro personas tendrá más de 65 años dentro de tres lustros. Las proyecciones del INE elevan en 2,4 millones la población gracias a la inmigración.
Dos jubilados, en una foto de archivo en Madrid. JAIME VILLANUEVA
España envejece. En 2033, dentro de tres lustros, uno de cada cuatro españoles tendrá 65 años o más. Serán más de 12 millones de personas en esas edades frente a los alrededor de nueve que hay ahora. Dentro de 50, la cifra se elevará a cerca de 15 millones. Para entonces, en 2068, casi siete millones (6,85) de personas habrán cumplido o superado los 80, una cifra que duplica los casi tres millones actuales. Esta es la proyección de población y hogares que este miércoles publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según estos datos, el número de personas que viven solas aumentará hasta alcanzar los 5,8 millones en 15 años. Será un país más viejo y con más soledad.
Las proyecciones muestran la evolución que seguiría la población de España en caso de mantenerse las tendencias demográficas actuales. Tres variables se tienen en cuenta: fecundidad, mortalidad y migración, siendo esta última la más difícil de calcular. Es la evolución de la población hasta 2033 y hasta 2068 y la evolución de los hogares en 15 años. Además, en esta edición —las estadísticas se publican cada dos años— se ha incorporado una mejora metodológica, al incluir variables técnicas apuntadas por expertos en demografía, en lugar de hacer solo una extrapolación del pasado.
Según estos cálculos, en 15 años la población española ascenderá hasta los 49 millones de personas, 2,4 millones más que ahora. Esto es debido a la inmigración, que compensará el saldo vegetativo negativo: en estos tres lustros seguirá habiendo más muertes que nacimientos. En este periodo morirán más de 6,5 millones de personas, casi un 15% más que en los 15 años previos. Fuentes del INE insisten en que los datos no son una predicción, aunque sí ayudan a hacerse una composición de lugar. Las cifras dibujan un país con pocos niños, con cada vez más personas que viven solas, más envejecido.
CRECIMIENTO EN NUEVE COMUNIDADES
El aumento de población proyectado por el INE para los próximos 15 años se explica fundamentalmente en el saldo migratorio positivo. Según los datos publicados este miércoles, si se continúa con la tendencia observada, España obtendría una ganancia neta de población debida a migraciones de casi 3,4 millones de personas hasta 2033.
Según los datos provisionales de la Estadística de Migraciones de 2017, ese año llegaron 532.482 personas procedentes del extranjero, frente a las 367.878 que abandonaron el país. Estas cifras consolidan el saldo migratorio positivo registrado en 2016, tras seis años en negativo.
Esta es la principal variable para explicar que en 15 años se pase de los algo más de 46 millones de residentes en España en la actualidad a más de 49. Los datos arrojan una evolución dispar por comunidades.
Un total de nueve autonomías experimentarán un incremento de población en los próximos 15 años. Baleares (22,2%), Canarias (17,2%) y la Comunidad de Madrid (12,9%) son las que más aumento relativo tendrán. Ocho sufrirían descensos, contabilizándose los más acusados en Castilla y León (8,6%), Principado de Asturias (8,5%) y Extremadura (6,6%).
Si ahora hay unos 11.000 ancianos que han superado los 100 años, en 2033 se habrán cuadruplicado, hasta más de 46.000. Y según lo previsto, dentro de 50 años podrían ser más de 200.000. “A mitad de siglo, se habrá multiplicado por diez la cifra de centenarios que hay en la actualidad, es una proyección bastante certera. La probabilidad de llegar a esta edad aumenta, y más en España que en otros países europeos”, explica Antonio Abellán, investigador del departamento de Población del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Respecto al número de hogares, si se mantuviera la tendencia actual, crecerían casi en 1,8 millones en los próximos años. De los 20,3 millones que habrá en 2033, según estas proyecciones, el 28,9% del total serán unipersonales. Es decir, dentro de 15 años cerca de uno de cada tres domicilios estará habitado por solo una persona.
Los hogares unipersonales y los formados por dos miembros son los que más crecen en los próximos tres lustros. El INE no especifica el sexo de quienes habitan esas viviendas, ni la relación que los une. Sin embargo, para Abellán, esta cifra es significativa. “Según datos del INE del pasado abril, actualmente el 42% de las personas que viven solas son mayores de 65 años. Este número va a seguir creciendo, dicen las proyecciones”. “Hasta ahora los hogares unipersonales entre los mayores crecían debido a que uno de los cónyuges moría, generalmente, el hombre. Y quedaban muchas viudas, muchas mujeres solas”, añade Abellán.
Mayor esperanza de vida
Este experto demógrafo opina que la esperanza de vida aporta una clave a la hora de explicar el repunte de los hogares con una y dos personas. En 2033, las mujeres vivirán de media 1,9 años más que en la actualidad, hasta alcanzar los 87,7. Los hombres rozarán los 83, lo que supone 2,5 años más que en 2018. “Dado que la esperanza de vida aumenta, no solo crecen los hogares unipersonales, también los hogares formados por dos personas, y en este dato influye el número de matrimonios que continúan unidos”.
Vejez y soledad serán cada vez más comunes. Mercè Pérez Salanova, doctora en psicología y miembro del Colegio de Psicólogos de Cataluña, apunta, sin embargo, que es preciso diferenciar entre vivir en soledad y en aislamiento.Ni todas las personas que viven solas son mayores, ni todos los mayores carecen de un entorno. “Hay más mujeres mayores que viven solas”, explica. “Cuando los hombres se quedan solos, el entorno tiende a volcarse porque los ve más desvalidos, menos capaces de cuidarse. Las mujeres son más autosuficientes en este sentido y además en ocasiones les cuesta más pedir ayuda”, señala. Y puntualiza que es cuando se rebasa la frontera de los 80 cuando se comienza a perder parte del entorno social que ha acompañado a lo largo de toda la vida, cuando más aislamiento se produce. Más aún, cuando aparecen problemas de salud. “Si una mujer de 87 años vive en una casa sin ascensor y tiene un par de amigas viviendo en residencias, es probable que tienda a no visitarlas, sobre todo si no la animan a ello”, sostiene.
Pérez Salanova propone un cambio de mentalidad. “Si en lugar de ser un tema tabú se hablara más de la vejez y de cómo queremos vivirla, mejoraríamos considerablemente”, expone. “En sociedades como la española, muy de familia, se tiende a reducir el entorno social a ese ámbito, y no tiene por qué ser así”. La experta reclama programas de acompañamiento que pongan en contacto a vecinos que puedan sentirse aislados. “No es cuestión de victimismo, muchas veces no lo piden y son medidas que no suponen coste económico alguno. Hay cosas que se pueden hacer desde las ciudades, desde los barrios, para mejorar la calidad de vida”.
Reducción de la natalidad
Al envejecimiento de la población se añade que, según las proyecciones, el número de nacimientos seguirá reduciéndose hasta 2022, continuando con la tendencia iniciada en 2009. A partir de 2023, sin embargo, los nacimientos comenzarán a aumentar debido a la llegada a las edades de mayor fecundidad de generaciones más numerosas, como las nacidas a partir de la segunda mitad de los noventa. Así pues, en 15 años la cifra anual de nacimientos habrá aumentado hasta 403.718, un 3,5% más que en la actualidad.
A pesar de ello, en los próximos 15 años nacerán en torno a 5,7 millones de niños, casi un 16% menos que en los tres lustros previos. “En natalidad, es mejor estudiar las proyecciones a 15 años, a 50 años es muy difícil considerar los datos, dado que estaríamos hablando de cuándo procrearían personas que aún no han nacido”, explica Teresa Castro, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas experta en natalidad. Según las cifras del INE, las mujeres tendrán una media de 1,41 hijos, frente a los 1,31 actuales.
La media de edad a la que serán madres por primera vez se mantiene estable en torno a los 32 años. “El promedio de hijos por mujer seguirá por debajo de 1,5, y este dato no es bueno. Tenemos una de las tasas de natalidad más bajas no solo de Europa, sino del mundo”, apunta Castro. “Es difícil que esta cifra mejore a corto plazo, dado que en la decisión de tener hijos influye la estabilidad laboral y las medidas que se tomen para ayudar en la conciliación laboral y la corresponsabilidad en la crianza. Que el dato cambie depende de que se avance en este sentido”.
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