El tercer trimestre del año confirma la anunciada etapa de crecimiento lento por la que van a transitar a partir de ahora los países de la moneda única, según los datos adelantados de la oficina estadística Eurostat. Los Diecinueve
crecieron el 0,2% en ese periodo. Siguieron avanzando, pero con mucho menos brío. De un trimestre al otro, el ritmo bajó a la mitad. El empuje de Francia no logró compensar el estancamiento de Italia, la tercera economía de la zona euro. En el conjunto de la Unión Europea, el Producto Interior Bruto (PIB) se expandió un 0,3%.
Europa ha cambiado de partitura. El año pasado la música era otra: supo hacer frente a sus tensiones internas y a las amenazas proteccionistas externas, y su crecimiento estuvo por encima de Estados Unidos y Reino Unido. Pero su ritmo se ve cada vez más incapaz de controlar las intensidades y la duración que mantenían el equilibrio de la melodía.
El pulso de Italia con la Comisión Europea pone en jaque las normas comunitarias, la incapacidad de un acuerdo con Reino Unido agita el fantasma del Brexit duro, y las guerras comerciales de Estados Unidos y China y las crisis de los países emergentes siguen erosionando la demanda exterior.
La desaceleración se produce, además, en pleno repliegue de la política de estímulos del Banco Central Europeo. El presidente de la institución,
Mario Draghi, la semana pasada ya advertía de que los signos que le llegaban eran los de un crecimiento más débil de lo esperado. Y así ha sido: el dato de Eurostat es el peor desde el segundo trimestre de 2014. A pesar de que todavía habrá que esperar dos semanas para conocer los datos por países, los analistas auguran una ralentización de la economía alemana —
que hasta ahora maquillaba la desaceleración económica— y el estancamiento que este martes ha confirmado Italia.
Europa deja atrás, pues, la velocidad de crucero. Y, de nuevo, el crecimiento tanto de los países del euro como del conjunto de la UE se sitúa por debajo del 2%. Los datos coinciden con el Indicador de Sentimiento Económico que elabora la Comisión Europea, que en el mes de octubre descendió 1,1 puntos en la zona euro, más de lo que esperaban los mercados. El deterioro en la confianza se produjo en los principales sectores de la economía: la industria, los servicios y, sobre todo, el comercio. Y en los principales países: Alemania (-1,3), Holanda (-1,3), Francia (-1,2) e Italia (-0,9). Solo España se salvó de ese deterioro, con un incremento de 1,9 puntos.
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