Ana Torres Megárguez
Las previsiones de futuro del mercado laboral reflejan un aumento de trabajos en el sector servicios. Los empresarios piden más plazas de Formación Profesional para afrontar el reto.
Alumnos de Formación Profesional durante el V Campeonato de FP AndalucíaSkills. FOTO: P. PUENTES
Entre hoy y 2030, los nuevos puestos de trabajo que se creen en España requerirán un 65% de profesionales con cualificaciones medias —Formación Profesional— y un 35% con altas —FP de grado superior y graduados universitarios—, según la proyección sobre el futuro del empleo Skills Forecast, elaborado por las agencias Cedefop y Eurofound, de la Unión Europea. Esa previsión sobre el futuro del mercado laboral, que crecerá sobre todo en el sector servicios, supone todo un reto: España tiene una de las peores tasas de escolarización en FP de grado medio de todos los países de la OCDE: el 12% frente al 26% de la organización, y los empresarios alertan de que hacen falta decenas de miles para hacer frente al desafío.
España ya presenta mejoras en ese sentido: este curso 2017-2018, más de 824.000 estudiantes se han matriculado en FP, un 71% más que hace 10 años, pero la falta de empuje por parte de las Administraciones supone un lastre. Es, de hecho, uno de los puntos destacados en el informe Panorama de la Educación 2017, de la OCDE, que señala que los países con programas de FP bien asentados son más efectivos contra el desempleo juvenil.
“La FP tiene una imagen social injusta, que no se corresponde con el momento que vivimos. No son trabajos de baja cualificación. Hay que prestigiarla”, ha declarado esta semana el presidente Pedro Sánchez frente a 400 empresarios y miembros de la comunidad educativa en un foro en el que anunció cambios en el sistema para potenciar ese modelo. Se reducirá de cuatro a un año el tiempo para la aprobación de nuevos grados; se incluirá a las empresas en la elaboración de nuevos programas y se modificarán algunos temarios para incluir contenidos de robótica o ciberseguridad, entre otros.
Sin embargo, Sánchez no anunció la creación de nuevas plazas, uno de los temas que más preocupa a empresarios y sindicatos. “Faltan 150.000 plazas para equipararnos con los países europeos líderes en FP (Alemania, Suiza, Holanda, entre otros)”, indica Alicia Coronil, del Círculo de Empresarios. La media en esos países es de 60 plazas por cada 100 alumnos; España tiene 33. En Madrid, más de 30.000 alumnos se han quedado este año sin plaza en FP de grado medio y superior, lamenta Isabel Galvín, de CC OO.
Los empresarios españoles denuncian desde hace años su dificultad para encontrar perfiles intermedios. “La industria en el País Vasco está buscando trabajadores fuera de España. Con las plazas actuales de FP no se cubre la demanda en sectores punteros como la industria 4.0”, asegura Juan Carlos Tejeda, director de Formación de la CEOE. “El nivel de cualificación se tiene que adaptar a las necesidades del mercado y, aunque haya resistencia, acabará sucediendo”, señala. En el curso 2016-2017, el número de alumnos de Formación Profesional (básica, media y superior) superó al de bachillerato (793.000 frente a 697.000). En la universidad hubo más de 1,2 millones de matrículas. “Es un logro y poco a poco se irá ajustando más”, apunta Tejeda.
“Desde los años setenta, cuando desaparecieron las escuelas de maestrías, estamos dirigiendo a los jóvenes a la universidad como elixir mágico de oportunidades. Ha sido un error”, opina Antón Costas, catedrático de política económica de la Universidad de Barcelona. Los países con economías más prósperas, como Alemania —expone— son más equilibrados y presentan un mayor peso de las profesiones medias. “Las empresas de tamaño medio-alto en esos países participan en la formación de los jóvenes, lo consideran prestigioso. Eso es lo que tiene que cambiar en España”.
Uno de los dramas es la cantidad de titulados universitarios que se ven obligados a realizar trabajos por debajo de su cualificación.
Uno de los dramas es la cantidad de titulados universitarios que se ven obligados a realizar trabajos por debajo de su cualificación.
El 30% de los jóvenes demandantes de empleo ocultan su formación real en el currículo para no ser descartados en los procesos de selección, señalan desde Adecco, empresa de recursos humanos. A su vez, el empleo dirigido a titulados en FP prácticamente ha alcanzado al de los graduados universitarios: un 40,3% de las ofertas de trabajo van dirigidas a candidatos con esa formación, ocho puntos más que en 2017 y solo 0,2 puntos menos que las que se dirigen a titulados universitarios.
El objetivo del Gobierno es conseguir enfocar a muchos de los jóvenes que abandonan los estudios hacia ese modelo y, para ello, destinarán recursos para mejorar los sistemas de asesoramiento académico y profesional en los centros de secundaria, un servicio que en la actualidad no funciona de forma efectiva, según reconocen desde el Ministerio de Educación.
España crece diferente
El trabajo Skills Forecast señala que en 2030 se crearán más empleos en el sector servicios, especialmente el turismo, y la agricultura. “Al contrario de lo que sucede en España, en Europa los trabajos que requieren cualificaciones medias se reducen como consecuencia de la automatización y la robotización”, indica Juan Menéndez-Valdés, director de Eurofound, la agencia europea para la mejora de las condiciones de vida y el trabajo y coautora del documento. “Se prevé un incremento del 20% en los puestos con un nivel salarial más alto y un 20% en el más bajo”, añade.
Según esa previsión, elaborada a partir de los datos laborales de los últimos 20 años, el total de empleos en España en 2030 teniendo en cuenta la tasa de reposición (cobertura de las jubilaciones) se compondrá en un 39% por trabajadores con cualificaciones altas, 37% medias y 24% bajas -la ESO o menos-.
Hasta ahora, en España también se estaba produciendo esa polarización: un mayor crecimiento de las ocupaciones que requieren alta y baja cualificación, cuenta Florentino Felgueroso, investigador de la fundación Fedea. “El modelo que hemos potenciado es el de ir a la universidad o abandonar los estudios. Durante la crisis ha bajado la tasa de abandono escolar (en 2006 era del 30,3% entre los jóvenes de 18 a 24 años, en 2017 bajó al 18,3%) y ha crecido la de FP”. El futuro crecimiento entre las ocupaciones medias se explica, según Felgueroso, porque muchos de los trabajos que hasta ahora realizaban personas con baja cualificación, exigen ahora más competencias: idiomas, expresión oral o conocimientos digitales. “Hay trabajos de atención al público que los robots difícilmente van a poder sustituir”.
‘FP DUAL’, EL MODELO DE ÉXITO ALEMÁN QUE NO DESPEGA
En Alemania es un éxito. Se llama Formación Profesional Dual, consiste en compaginar durante dos años los estudios con prácticas en una empresa, de forma intercalada. El 68% de los estudiantes alemanes que lo cursan consiguen un empleo en esa misma compañía. A España la FP dual llegó en 2012, y, pese a que cerca del 70% de los alumnos logra un trabajo, solo el 0,4% de los estudiantes cursa esa opción, frente al 17% de media de los países de la OCDE.
Una de las principales críticas de la comunidad educativa y de las empresas es que no existe una normativa única para toda España, sino 17 modelos distintos, uno en cada comunidad. “El Gobierno tiene que regular unos mínimos comunes: la figura del tutor (el trabajador que se encarga de supervisar y evaluar las prácticas del estudiante) y la remuneración de las prácticas”, señala José Antonio Sarriá, presidente de la Comisión de Formación de la CEOE.
La remuneración de las prácticas es opcional y en algunas comunidades depende de la voluntad de las empresas. En Cataluña, por ejemplo, las compañías están obligadas a pagar a los estudiantes en función de las horas trabajadas, mientras que en Andalucía no. “Todos los estudiantes tienen que estar bien pagados”, defiende Jorge Arévalo, viceconsejero de Formación Profesional del País Vasco.
Uno de los problemas para que prolifere en España es que requiere la colaboración de las empresas, que, además de formar a los alumnos en los lugares de trabajo, deben designar a un tutor. El 95% del tejido empresarial en España está formado por pequeñas y medianas empresas, la gran mayoría de ellas con menos de 10 trabajadores. “Hay que crear organizaciones que representen a las pymes y se encarguen de gestionar esas tareas en colaboración, por ejemplo, con las cámaras de comercio. Para nosotros es muy difícil participar en el diseño de los programas académicos y tener con nosotros en la empresa a un alumno durante dos años”, explicó Andrés Sánchez, de CEPYME, en el foro de FP organizado por el Ministerio de Educación esta misma semana.
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