Juan Pedro Velázquez-Gaztelu
Paul Donovan, amante del boxeo y el esquí, posa en la sede de UBS en Madrid. VÍCTOR SAINZ
El inglés Paul Donovan entró en UBS como becario en 1992 y hoy es su economista jefe, responsable de elaborar y presentar por todo el mundo las perspectivas macroeconómicas del banco de inversión suizo. Licenciado en Filosofía, Ciencias Políticas y Economía por la Universidad de Oxford y máster en Economía Financiera por la Universidad de Londres, Donovan, de 46 años, es boxeador aficionado y entusiasta del esquí.
Pregunta. ¿Hay peligro de recesión?
Respuesta. De ninguna manera. No hay posibilidades de recesión este año. En 2018 la economía mundial creció por encima de la tendencia y este año va a estar en línea. En EE UU el mercado laboral está muy fuerte y los salarios suben. La economía estadounidense está ralentizándose porque tiene que ralentizarse. Si creciera al mismo ritmo que en 2018, entonces sí pronosticaría una recesión, porque significaría que se está recalentando y encaminándose hacia un desplome.
P. ¿Qué impacto están teniendo las guerras comerciales en la economía mundial?
R. En un sentido estrictamente teórico, no hay una guerra comercial. Una guerra comercial implica una disminución del peso del comercio en el PIB mundial, y este lleva varios años estabilizado. Además, las empresas chinas han encontrado vías para eludir los aranceles —yo prefiero llamarlos impuestos— en EE UU. Por ejemplo, se llevan a países como Tailandia, Vietnam o Indonesia el tramo final de la producción y pueden exportar a EE UU como si fabricaran en esos países. Están haciendo lo mismo con unidades de disco para ordenadores a través de Canadá, poniéndole una hoja de arce al embalaje. Los aranceles no funcionaron en el siglo XVIII y seguro que no van a funcionar en el siglo XXI. Creo que finalmente habrá un acuerdo entre EE UU y China, aunque Trump es un político muy difícil de predecir.
“Los aranceles no funcionaron en el siglo XVIII y no van a funcionar en el XXI”
P. ¿Cuál es su pronóstico sobre el Brexit?
R. Creo que veremos una salida pactada, probablemente en diciembre. Marzo es muy poco probable. El Parlamento Europeo cierra en abril, luego vienen las elecciones y no pasará nada hasta septiembre. Para entonces habrá una nueva Comisión y ya no estará Jean-Claude Juncker. Eso significa irnos, como muy pronto, hasta fin de año. A los mercados les gustaría una prórroga porque la verían como una señal de que una salida pactada es posible.
P. ¿Qué consecuencias tendría un Brexit duro?
R. Un Brexit duro se asemejaría a una catástrofe natural. Cuando ocurre un terremoto o un tsunami, además de la tragedia humana, se produce una disrupción del comercio y de las infraestructuras. Un Brexit duro sería muy malo para la economía británica. También sufriría las consecuencias la economía de la Unión Europea. Reino Unido sufriría más que la UE, pero Irlanda sufriría más que Reino Unido y necesitaría un rescate mayor que el de 2009.
P. ¿Por qué crecen tan rápido las desigualdades en las economías avanzadas?
R. El número de personas que viven en la pobreza ha pasado del 40% en 1980 a menos del 10% hoy. Nunca en la historia ha habido tan poca pobreza, pero se da la paradoja de que, al mismo tiempo, en todos los países la desigualdad ha crecido. Hay dos tendencias opuestas en marcha. El problema es que no solo se está produciendo un aumento de la desigualdad de renta, sino que también crece la desigualdad inflacionaria.
P. ¿Qué quiere decir?
“No veo ninguna posibilidad de que la economía entre en recesión en 2019”
R. La inflación es una estadística plutocrática. El índice de precios está formado por una cesta de bienes de consumo, y quien gasta más dinero tiene más influencia en lo que va en la cesta. Eso significa que en la mayoría de los países el índice refleja los usos de consumo de la clase media alta, no los de la mayoría de la población. ¿En qué gasta su dinero la población de rentas bajas? Básicamente, en alimentos, energía y vivienda. Si son mayores, también en asistencia médica. Esos son los componentes de la inflación que más han subido en los últimos 25 años. El hecho es que el 75% de la población tiene una inflación superior a la inflación oficial. Durante mucho tiempo esto no fue un problema social o político, porque hasta 2008 teníamos crédito. Eso creó una sensación falsa de igualdad en el consumo. Quien no tenía dinero podía comprarse a crédito el mismo coche que quienes podían pagarlo en efectivo. Hoy, quienes compraron a crédito siguen teniendo el mismo coche, ya viejo, y quienes compraron en efectivo se pueden comprar uno nuevo.
P. En uno de sus libros usted alerta del peligro de una crisis de crédito medioambiental. ¿A qué se refiere?
R. El crédito nos permite usar nuestro nivel de vida de mañana para mejorar nuestro nivel de vida hoy. La crisis estalló cuando el crédito se interrumpió. En términos medioambientales, estamos haciendo lo mismo: pedir prestados recursos futuros para mejorar nuestro nivel de vida hoy. Si solo utilizáramos recursos renovables, nuestro nivel de vida se reduciría en una tercera parte. Si quemo un barril de petróleo hoy, no voy a poder quemarlo mañana. Para 2030, la mitad de nuestro nivel de vida será un crédito medioambiental prestado del futuro. Si empezamos a utilizar solo recursos renovables, nuestro nivel de vida en 2030 será un 50% inferior a menos que las cosas cambien.
P. ¿Cómo ve a España?
R. Está bien en términos generales, pero tiene dos desafíos por delante: el primero, que el crecimiento nominal del PIB [PIB más inflación] no ha sido tan bueno. El problema es que la deuda española también es nominal, por lo que la ratio PIB-deuda se reduce muy despacio. El segundo desafío, más problemático, es que en los últimos años el desempleo ha caído porque mucha gente joven se ha marchado del país. Los cambios en la economía mundial van a exigir un capital humano bien formado y flexible. El hecho de que mucha gente joven con talento y bien formada se haya marchado del país no es una señal positiva.
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