Javier González Navarro
Llenar el depósito de un vehículo cuesta unos 60 euros, ya que la gasolina se ha encarecido este año un 4,5% y el gasóleo un 5,3%
La habitual cuesta de enero que sufren los consumidores se está prolongando, de momento, también a febrero, ya que los precios de los carburantes han registrado una importante subida en las últimas semanas como consecuencia del fuerte incremento del petróleo.
De hecho, el crudo se ha encarecido un 24% en los 50 días transcurridos de este año, aumento que se «ha comido» el descenso del 20% registrado en todo 2018, especialmente en su último trimestre. El petróleo Brent acabó el año pasado en 53,44 dólares el barril y ahora roza los 67 dólares. Es la cotización más alta desde noviembre de 2018. Un mes antes había alcanzado el máximo anual de 86,29 dólares.
Esa caída de los precios propició que nuestro país importara el año pasado 67,586 millones de toneladas de petróleo, lo que supone un incremento del 2,5% respecto a 2017 y un nuevo récord histórico.
Sin embargo, la subida del petróleo repercute muy negativamente en la economía española, ya que nuestro país debe de importar el 99,9% del crudo que consume. Así, desaparece el famoso «viento de cola» de nuestra economía que hizo famoso el exministro Luis de Guindos. A finales de 2015, cuando el petróleo costaba 37 dólares el barril, De Guindos dijo que la economía española se ahorraría unos 17.000 millones de euros al abaratarse las importaciones de crudo.
Pero si el petróleo se mantiene en la horquilla de 70 dólares el barril o más, será complicado que nuestra economía mantenga el crecimiento del 2,5% alcanzado en 2018. El proyecto de Presupuestos elaborado por el Gobierno de Pedro Sánchez contemplaba un precio medio del crudo de 65 dólares el barril en 2019.
Recorte de la producción
El encarecimiento del petróleo responde en esta ocasión a varios factores, como son el cumplimiento del recorte de producción aprobado por la OPEP y sus aliados, la caída de la producción de Venezuela (está en 1,1 millones de barriles) e Irán (2,8 millones de barriles) por sus respectivas crisis geopolíticas, y el anuncio realizado por Arabia Saudí (hasta hace poco mayor productor del mundo), de recortar su oferta. Su ministro de Energía, Industria y Recursos Minerales, Khalid Al Falih, aseguró que el país reducirá su producción en marzo hasta los 9,8 millones de barriles diarios, frente a los 10,2 millones de barriles de enero.
Aunque su estrategia es clara, pues si hay menos crudo en los mercados subirán los precios, la realidad es otra, ya que con los precios actuales, casi 67 dólares el barril el tipo Brent y 56 dólares el Texas, la industria del «fracking» en EE.UU. es plenamente rentable, por lo que aumenta su producción.
Prueba de ello es que Estados Unidos se mantiene como mayor productor de petróleo del mundo, con unos 12 millones de barriles diarios, según la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés), lo que supone la cifra más alta desde 1983. Le siguen Rusia, con poco más de 11 millones de barriles, y Arabia Saudí, con 10,2 millones.
Aunque es casi imposible hacer un pronóstico sobre la futura evolución de los precios del petróleo, lo que sí que está claro es que si se ralentizan algunas economías, la demanda de crudo caerá, lo que provocaría un descenso de su cotización.
El actual incremento del precio del crudo está arrastrando al alza a los carburantes. Afortunadamente para los consumidores de nuestro país, no lo hace en la misma proporción debido a su fuerte carga fiscal.
Los impuestos suponen el 52% en el precio de venta al público (pvp) de cada litro de gasolina y el 49% en el del gasóleo. Por lo tanto, la subida del petróleo solo repercute en el 48% del precio final de la gasolina y en el 51% del gasóleo.
Por eso, la gasolina «solo» se ha encarecido este año un 4,5% y un 5,3% el gasóleo de automoción. Los precios medios actuales están en 1,235 euros la gasolina y en 1,196 euros el gasóleo.
La subida de los carburantes es especialmene dañina para nuestra economía, pues repercute en el importante sector del transporte, sobre todo por carretera, y tanto de mercancías como de pasajeros, ya que encarece los costes, lo que conlleva un incremento de las tarifas.
Los autónomos y consumidores en general están comprobando ahora que llenar el depósito de 50 litros de un vehículo, sea gasolina o gasóleo, es tres euros más caro que a finales del año pasado. El desembolso que hay que realizar estos días supera los 60 euros. En este incremento está incluido el aumento de los impuestos autonómicos llevado a cabo en algunas regiones después de que el Gobierno del PP armonizara al alza los mismos.
Presente en la vida cotidiana
Tampoco podemos olvidar que el petróleo está muy presente en la vida cotidiana por lo que se pueden encarecer productos y artículos fabricados con plástico, caucho y telas sintéticas, así como las pinturas, asfaltos, vaselinas, jabones, lubricantes, detergentes y plugicidas.
También se encarecerá el transporte aéreo, pues la subida del petróleo afecta asimismo al queroseno de aviación. El aumento del precio de los billetes puede frenar la llegada de turistas y evitar que este año se vuelva a batir un récord de visitantes extranjeros a nuestro país. El año pasado la cifra fue de 82,6 millones. Esto provocará un recorte en los beneficios de las aerolíneas y un descenso en su cotización bursátil.
Lo contrario que las grandes petroleras, que el año pasado dispararon sus beneficios, ya que la caída de la cotización del crudo se produjo en el último trimestre. Royal Dutch Shell mejoró sus resultados un 80%, al obtener un beneficio de 20.292 millones de euros. Sin embargo, la mayor petrolera del mundo, ExxonMobil, solo aumentó sus ganancias un 5,7%, hasta 18.166 millones de euros. La también estadounidense Chevron ganó 13.500 millones de euros, un 61% más.
Entre las compañías europeas, y a la espera de conocer los resultados de Repsol –el día 28 de este mes– que pueden ser históricos, hay que destacar el beneficio de BP, de 8.222 millones de euros, casi el triple de los obtenidos en el ejercicio anterior. La francesa Total ganó 10.405 millones de euros, un 33% más; la italiana Eni, 4.226 millones, un 25% más; la noruega Equinor –antes Statoil–, 6.600 millones, un 64% más; y la portuguesa Galp, 707 millones un 23% más.
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