martes, 12 de febrero de 2019

¿Qué hizo que el terremoto de Lorca fuese tan destructivo?

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Un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid analiza los factores que motivaron que, pese a su baja magnitud, el temblor tuviese consecuencias similares a otros mayores.


Vehículos dañados por el terremoto de Lorca de 2011 - Reuters


El terremoto de Lorca de 2011 fue un evento de magnitud moderada (de 5,1). Sin embargo, causó 9 víctimas mortales, más de 300 heridos, y 462 millones de euros en pérdidas económicas directas. Por ello, la duda que se planteaban los expertos tras el terremoto era ¿qué fue lo que motivó que un temblor aparentemente pequeño ocasionase unos daños tan importantes? Eso es lo que analiza un estudio desarrollado por investigadores de la Escuela Técnica Superior de Caminos, Canales y Puertos de la UPM.
«Las aceleraciones registradas durante el sismo, así como los espectros de aceleraciones calculados a partir de estas, excedieron ampliamente (hasta 3 veces más) los valores esperables predichos por los modelos regionales actuales de peligrosidad sísmica, así como los valores establecidos en las normativas de construcción sismorresistente española y europea», explica Carlos Gordo, investigador del Grupo de Ingeniería y Morfología del Terreno de la UPM. «La pregunta que nos hacíamos todos era: ¿por qué?», añade.
El trabajo, en el que también ha participado la Universidad de Stanford (California, Estados Unidos) analiza si en el terremoto de Lorca pudo producirse un efecto de directividad que motivó su potencial destructivo, algo que ya sucedió en terremotos especialmente significativos como el de San Fernando (California, 1971), Northridge (Los Ángeles, 1994), Kobe (Japón, 1995), o el más reciente de L’Aquila (Italia, 2009).
«La directividad consiste en la ruptura progresiva de la falla en una determinada dirección y a una velocidad similar a la de la propagación de las ondas de cortante del terreno. Eso provoca que gran parte de la energía de la ruptura llegue concentrada en forma de un único y potente pulso de movimiento. Es como si la energía liberada durante sismo llegase procedente de una única dirección, y concentrada en un instante en una sacudida aislada; un fenómeno similar al que se produce cuando un avión alcanza la velocidad del sonido, y todo el ruido que producen los reactores llega en forma de un fuerte “bang” sonoro», explica Carlos Gordo.
Por ello, el primer objetivo del trabajo desarrollado por los investigadores de la UPM, era analizar si en el terremoto de Lorca pudo producirse un efecto de directividad y evaluar si este efecto pudo ser el causante de las elevadas aceleraciones espectrales registradas, que, por lo general, no suelen estar asociadas a eventos de una magnitud moderada como el de mayo de 2011.

Incógnitas por resolver

«El segundo objetivo ha sido estudiar las demandas de desplazamiento de las construcciones, en el rango inelástico, producidas por el terremoto de Lorca, para evaluar si algunos de los modelos estadísticos más recientes son capaces de predecir a grandes rasgos el daño estructural producido por este terremoto», añade.
Y es que, aun contando con la directividad como potenciadora de la intensidad del terremoto, aún hay aspectos de interés para los científicos ya que, «si bien los efectos de directividad, así como su potencial destructivo, son conocidos desde hace tiempo, estos no se han registrado o analizado de manera sistemática en eventos de magnitud mucho menor a 6.5», manifiesta Carlos Gordo que añade que «tampoco existe un consenso generalizado en la comunidad de sismólogos acerca de cuál es la manera más fiable de tratar la predicción de los efectos de este fenómeno».
Pero al margen del debate científico sobre la manera de tratar la directividad, parte del interés de este trabajo radica en que se ha verificado que el comportamiento inelástico de las estructuras sometidas al registro sísmico de Lorca puede predecirse con un grado razonable de precisión mediante algunos de los modelos estadísticos estudiados.
«Este estudio ha puesto de manifiesto que los efectos de directividad pueden ocurrir incluso en sismos de magnitud 5.1. El hallazgo tiene importantes consecuencias para el diseño sismorresistente de obra pública y edificación, ya que los efectos de la directividad no se encuentran explícitamente recogidos en la mayor parte de las normativas sísmicas, a nivel europeo e internacional», concluye.

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