Ángel Martínez
El Ejército indio asegura que su objetivo eran campos de entrenamiento de un grupo terrorista.
Un caza Mirage 2000 indio lanza bombas durante una exhibición de las Fuerzas Armadas en Rajastán, el 16 de febrero. FOTO: PRAKASH SINGH (AFP) /
La tensión militar entre India y Pakistán, dos potencias nucleares y grandes rivales históricos, ha escalado este martes a niveles de hace cuatro décadas. El Gobierno indio ha reconocido que cazas de su fuerza aérea penetraron en el país vecino para bombardear campos de entrenamiento del grupo Jaish-e-Mohammad (JeM), que ha asumido la autoría del atentado que el 14 de febrero mató a 44 soldados indios en Cachemira. Es la primera incursión aérea en territorio paquistaní desde la guerra de 1971.
Desde Nueva Delhi e Islamabad han llegado informaciones contradictorias sobre el ataque, que tuvo lugar en Balakot, una localidad al norte de Islamabad, en torno a las 03.30 hora local (23.30 horas del lunes en la España peninsular). Mientras el Gobierno indio ha indicado que en la incursión han participado 12 cazas Mirage 2000 que han abatido a “un número importante de terroristas” —en algunos medios se hablaba de hasta 300—, las autoridades paquistaníes quitaron importancia a la operación.
Fuente: elaboración propia. EL PAÍS
Islamabad, que ha informado en primer lugar del ataque, ha asegurado que los daños causados han sido mínimos, que la acción ha ocurrido en una zona despoblada y que no ha alcanzado ningún objetivo. “Tras enfrentar la respuesta oportuna y efectiva de la fuerza aérea de Pakistán, los aviones indios liberaron la carga a toda prisa mientras escapaban. No hay víctimas ni daños”, ha asegurado en un tuit el portavoz del ejército paquistaní, el general Asif Ghafoor. Testigos citados por la agencia Reuters desde Balakot apoyaban esta versión.
La incógnita reside ahora en qué pasos dará Pakistán. Aunque este martes se reservó la posibilidad de tomar represalias, no ha mencionado ninguna acción concreta. “Es vuestro turno. Esperad y prepararos para nuestra sorpresa”, ha amenazado el general Ghafoor. “Pakistán se reserva el derecho a una respuesta razonable y a su defensa propia”, ha dicho en un comunicado el ministro de Exteriores, Shah Mehmood Qureshi, antes de reunirse con el primer ministro, Imran Khan.
Independientemente del alcance del ataque indio, este supone un empeoramiento de las tensas relaciones que existen entre India y Pakistán desde el fin del colonialismo británico en 1947. Los dos países se han enfrentado en tres grandes guerras, varios conflictos más pequeños y multitud de escaramuzas a lo largo de los 2.900 kilómetros de frontera que los separa. El ataque de este martes es el primero desde el último conflicto armado, en 1971. Desde ese año, además, India nunca se había adentrado en territorio paquistaní más allá de la llamada línea de control, la frontera de facto que divide ambos países en la región de Cachemira desde el alto el fuego de 1972. A raíz de otro ataque terrorista en 2016, el Ejército indio bombardeó el territorio sobre la línea de control, en una de las operaciones que Nueva Delhi denominó “acciones quirúrgicas”. Pakistán, a diferencia de lo ocurrido esta vez, negó entonces que esos ataques se hubieran producido. Hace unos días el primer ministro paquistaní instó a Modi a “darle una oportunidad a la paz”, asegurando que “mantendría su palabra” y “actuaría inmediatamente” si proporcionaba “datos de inteligencia fiables” sobre la presencia del JeM en Pakistán. Ciudadanos paquistaníes se han manifestado este martes contra el ataque indio en ciudades como Lahore, Hyderabad o Islamabad.
Elecciones en mayo
En Nueva Delhi, miles de ciudadanos han mostrado este martes su apoyo a la acción del Ejército indio. El bombardeo fue aplaudido por dirigentes de todo el espectro político en India, donde ya ha empezado la campaña de las elecciones de mayo, en las que el actual primer ministro, Narendra Modi, pretende mantenerse en el poder. “El Gobierno tomará todas las medidas necesarias para luchar contra la amenaza del terrorismo”, ha afirmado poco después del ataque el ministro de Exteriores indio, Vijay Gokhale. El político también ha aseverado que la operación se había lanzado ante las sospechas recibidas por parte de “fuentes de inteligencia contrastadas de que el grupo estaba planeando más ataques suicidas en India”.
Pakistán insiste en que no da cobijo a JeM, un grupo contrario a la presencia de India en Cachemira que forjó estrechos lazos con Al Qaeda y que está considerado una organización terrorista por diversos países y organismos desde 2011. En diciembre de ese año, integrantes de JeM, junto con miembros del grupo paquistaní Lashkar-e-Taiba, lanzaron un ataque contra el Parlamento indio que a punto estuvo de provocar una cuarta guerra entre India y Pakistán.
China, país aliado de Pakistán, ha pedido a los dos Gobiernos enfrentados moderación en sus respuestas a esta crisis. “Esperamos que India y Pakistán puedan contenerse y tomar los pasos necesarios para estabilizar la situación en la región y mejorar las relaciones bilaterales”, ha indicado un portavoz del Ministerio de Exteriores chino. La Unión Europea también ha llamado al diálogo entre Nueva Delhi e Islamabad. “Es esencial que todos ejerzan la máxima moderación y eviten una mayor escalada de tensiones”, ha asegurado una portavoz comunitaria.
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