Rosalía Sánchez
Quieren mejorar las condiciones de vida de estos animales restringiendo el uso de pesticidas. Esta medida choca con los intereses del sector agrícola.
Concentración a favor de las abejas en Núremberg - ABC
Aparecer este carnaval con el niño disfrazado de Abeja Maya en cualquier fiesta de Baviera supondrá toda una manifestación, más que política, existencial. El movimiento ciudadano «Salvad a las abejas» ha logrado superar las 950.000 firmas que exige la legislación bávara para obligar al gobierno regional a convocar en el plazo de seis meses un referéndum contra los pesticidas y los cultivos intensivos, que aumentan la mortalidad del insecto. El presidente de este Bundesland, Markus Söder, alarmado por las consecuencias que tendrían esas medidas sobre el sector agrícola de la región, trabaja a toda prisa en un proyecto de ley propio para proponer como alternativa, una norma más restrictiva con las sustancias químicas que la actual pero que no se lleve por delante a un sector que soporta el peso de toda Alemania. De las cerca de 19.000 hectáreas que se cultivan en el país, 14.220 se encuentran en Baviera.
Las abejas pusieron por primera vez sus patitas en la política alemana durante las últimas negociaciones de formación de gobierno para la gran coalición, en la que Merkel llegó a un pacto con los socialdemócratas del SPD. En el texto del acuerdo quedó constatado que ambos partidos «damos gran importancia a la protección de las abejas». El nuevo gobierno se proponía conservar la biodiversidad y apoyar la agricultura ecológica con un «Programa de Acción para la Protección de los Insectos» que tenía como objetivo mejorar las condiciones de vida de estos animales, que polinizan una gran parte de los frutales, las verduras y las plantas forrajeras, realizando así un aporte esencial a la biodiversidad. Pero estas intenciones han venido chocando con otra realidad, la del sector agrícola, que con las nuevas restricciones de pesticidas ve peligrar su competitividad frente a otros países productores y que augura una importante pérdida de producción y empleo.
La generación de bávaros que creció con el delicioso personaje creado por Waldemar Bonsels como compañero de juegos no se resigna. La recogida de firmas, en la que organizaciones ecologistas se han servido de la imagen de Maya y Willy como reclamo, ha desbordado todas las previsiones y ha dado lugar a un inesperado proceso de empoderamiento de las abejas, que va mucho más allá que las tendencias observadas hasta ahora, como la moda del «urban beekeeping», la apicultura urbana, que consiste en la cría en colmenas de balcón y terraza, cada día más extendida en la capital alemana. Los agricultores, sin embargo, que se consideran los verdaderos ecologistas por aquello de que son los que de verdad viven en y con la naturaleza, suplican mesura en la redacción de las restricciones que se avecinan. Aunque en el referéndum ya prácticamente en marcha, las opciones tenderán a reducirse al sí y el no, sin entrar en matices.
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