Unai Mezcua
La distribución aporta 8.686 millones de euros a las arcas públicas, según la asociación Faconauto. El sector, en plena transformación, alerta contra el impacto de la la inestabilidad política, los cambios normativos o la posible subida de impuestos al diésel, y prevé una crisis que en los próximos años: «Quién no se adapte, no estará aquí en 2021»
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El sector de la distribución de automóviles cuenta por miles de millones su aportación a Hacienda y a la Seguridad Social. Los concesionarios de automóviles aportan 8.686 millones de euros a las arcas públicas, según datos de su patronal, Faconauto, y de la consultora MSI.
Dicha aportación se desglosa en 6.873 millones en concepto de IVA y 513 millones por el impuesto de matriculación. El resto, 1.300 millones, corresponde a las aportaciones realizadas a la Seguridad Social por las cotizaciones de sus empleados: 162.000 directos, el 90 por ciento indefinidos.
«Somos recaudadores intensivos», destacó ayer el presidente de Faconauto, Gerardo Pérez, en un acto en el que se presentaron las perspectivas de futuro de los directivos del sector, agrupadas en el «Libro blanco de la distribución oficial».
Pérez aprovechó para pedir «tranquilidad y certidumbre», poco antes de que se conociera que las matriculaciones cayeron en enero por quinto mes consecutivo. «La inestabilidad política, los cambios normativos o la posible subida de impuestos al diésel son las mayores amenazas a las que se enfrenta el sector en 2019», aseguró.
Estas amenazas coyunturales se suman a los retos estructurales que afronta el sector automovilístico, como la digitalización de los productos y de los procesos de compraventa o la electrificación del parque, que conllevará menores ganancias para los concesionarios y talleres.
En este sentido, el sector cree que dicha transformación «se verá amortiguada por la enorme inercia que supone la renovación de un parque de más de 27 millones de vehículos». Por ello, los nuevos tipos de vehículos convivirán con los de combustión, cada vez más eficientes. Según sus previsiones, en 2025 las matriculaciones de eléctricos sólo supondrán el 14,5% del total, mientras que un 7,3% de los coches vendidos tendrán suficiente tecnología de asistencia a bordo como para ser considerados autoconducidos o autónomos.
Según los expertos consultados para la elaboración del «Libro blanco», la distribución de vehículos evolucionará hacia una concentración de marcas y concesionarios. Mientras tanto, la marca tratará de tener un contacto más directo con el cliente en el vehículo nuevo, aunque el concesionario, según Faconauto, «seguirá siendo necesario», especialmente en la posventa y en el vehículo usado. Su número, sin embargo, parece abocado a reducirse: en un reciente informe, la consultora KPMG aseguraba que entre un 30 y un 50% de los puntos de venta podría desaparecer de aquí a 2025.
También cambian los gustos de los consumidores, que cada vez reclaman un vehículo con más tecnología. Pero no será el único factor determinante: «El conductor busca eficiencia, seguridad, confort y tecnología», resumen los directivos del sector.
El impacto de la futura crisis
En el devenir del sector influirá también el de la situación económica. En este sentido, Ignacio Magro, economista y socio fundador de Finae, cree que el largo ciclo expansivo en Estados Unidos toca a su fin, y se avecina una nueva crisis que, eso sí, será más suave que la sufrida en 2007 y 2012 porque la situación de empresas, bancos y particulares es más saneada al estar menos endeudados.
Por este motivo, Magro coincide con Gerardo Pérez en que este año podría producirse un frenazo en las ventas de automóviles, estancadas en cifras del año pasado, en el entorno de los 1,3 millones de automóviles, una cifra que el sector considera «razonable y sana». Para el año que viene, y para 2021, cree que se registrarán descensos, aunque no prevé que se baje en ningún ejercicio del millón de matriculaciones.
En este sentido, el experto recomendó a los concesionarios prudencia en el endeudamiento -que no pase de tres veces el flujo de caja-, reducir en lo posible los costes fijos y no dejar de crecer. «El sector va a seguir siendo protagonista: los concesionarios no solo no van a desaparecer, sino que van a seguir liderando la distribución», pronosticó, aunque con un toque de advertencia: «Quién no siga estas medidas no estará aquí dentro de tres años».
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