Sara Medialdea
Diseño hasta en la sopa es lo que ofrece desde hoy la segunda edición del Madrid Design Festival. Para empezar, un «super» con los envases del futuro.
Aros para recoger packs de lata, hechos con trigo, cebada y malta; puede alimentar a peces o tortugas. Diseñado por We Believers, Entelequia Inc y Saltwater Brewery - JOSÉ RAMÓN LADRA
Madrid se llena de diseño. Hasta en la sopa. Y en las latas de cerveza, en las botellas de vino, en los botes de detergente... el diseño inunda la capital desde hoy, en la segunda edición delMadrid Design Festival. Un ejemplo es una de las tres exposiciones que han abierto en el Fernán Gómez Centro Cutural de la Villa, «Superpackaging», dedicada al embalaje de ayer, de hoy y sobre todo de mañana, con propuestas tan sorprendentes como paquetes que se comen, bandejas hechas con hongos que sustituyen a las de poliestireno o bolsas que cambian el plástico por algas.
La sala de exposiciones recrea un supermercado, donde los lineales están cargados con productos embalados con diseños de creadores españoles. Y también pueden verse hitos del diseño en envases como la clásica lata de Cola-Cao –de la que desde que salió en 1962, hasta 1972 se habían distribuido 60 millones de uidades–; la botella de Coca-Cola –diseñada para que fuera «reconocible incluso en la oscuridad, al tacto o cuando estuviera rota»–, el cartón de huevos, la bolsa de te o las latas de conservas.
Pero lo más llamativo es sin duda lo relacionado con los embalajes del futuro, en los que ya se están trabajando, y que tienen como principal objetivo acabar con el uso del plástico y sustituirlo por otros materiales más ecológicos.
La chapa
La Fábrica produce esta exposición, comisariada por Ana Domínguez Siemens y José María Faerna. Como recuerda este último, muchos de los objetos que utilizamos en el día a día para envasar los productos alimenticios son casi invisibles, «tendemos a no verlos y a no considerarlos», cuando han salido del diseño de un creador y en muchas ocasiones «son héroes anónimos sin los que nuestra vida sería distinta y quizá más complicada». Sirva como ejemplo la anilla de la lata de cerveza, inventada en 1959; o la aún más humilde chapa, patentada en 1892. Objetos tan cotidianos que no reparamos en ellos, pese a su indudable utilidad.
De cara al futuro, la exposición muestra cómo se trabaja en materiales y formas sorprendentes. Como los envases compostables de hongo micellium –de Eben Bayer y Gavin McIntyre–, las cajas recicladas para envíos a domicilio de Ciszak Dalmas, los bioplásticos hechos bacterias biodegradables de VEnvirotech, o el bote de perfume que se autorregula para que cada uno cree su propia fragancia combinando las nueve botellas de las distintas familias olfativas que hay en su interior.
Habrá –de hecho, ya los hay, y en el Fernán Gómez pueden verse– gomaespuma natural hecha del tallo de algunas plantas, tan ligera, resistente y aislante como la sintética y mucho más natural; bolsas hechas en Japón con el alga agar; y unas burbujas hechas con algas que pueden llenarse acon agua y beberse sin dejar ni un residuo. De trigo, cebada y malta se hacen unos aros de plástico para sujetar los packs de latas; si acaban en el agua, pueden incluso alimentar a los peces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario