Bernardo De Miguel/Lluís Pellicer
Berlín y París presionan a Competencia para que permita crear un campeón industrial europeo.
Margrethe Vestager, la Comisaria Europea de Competencia, en su despacho de Bruselas. FRANCOIS LENOIR REUTERS
La temida decisión ha provocado un enfrentamiento sin precedentes entre la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, y las dos compañías, sobre todo, la alemana. Pero Vestager ha enfurecido también a los gobiernos de Angela Merkel y de Emmanuel Macron, partidarios de la creación de una gran empresa franco-alemana que domine el sector. El enfrentamiento ha llegado hasta tal punto que Alemania y Francia esperan que el veto sea la espoleta de una drástica reforma de la política europea de competencia.
El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, advertía la semana pasada a la Comisión que "cometerá un gran error" si prohíbe la fusión. "No será simplemente un error económico, sino también político, que debilitará a toda la industria europea frente a China".
"Con este expediente, hemos soportado mucha más presión que de costumbre", reconocen en el departamento de Vestager a solo unos días para que venza el plazo (18 de febrero) en que la Comisión debe pronunciarse sobre la fusión de Siemens y Alstom. Las mismas fuentes aseguran que la Comisión no apurará el plazo porque la investigación está prácticamente concluida y las compañías ya no disponen de margen para presentar nuevas concesiones.
El cruce de ataques y reproches entre Bruselas y las empresas ha alcanzado una virulencia desconocida para una autoridad de competencia acostumbrada a ejercer su tremendo poder lejos de los focos y el debate público.
Joe Kaeser, consejero delegado de Siemens y uno de los artífices de la fusión, se ha despachado en los últimos días contra lo que califica como "tecnócratas que miran al pasado". Kaeser arremetía tambíén a través de su cuenta de Twitter y se compadecía de unos eurofuncionarios que, según el ejecutivo alemán, "actúan correctamene desde el punto de vista técnico, pero hacen todo lo que está mal para Europa".
"Debe ser la primera vez que alguien reconoce que el trabajo del departamento de Competencia de la Comisión actúa correctamente desde el punto de vista técnico", contraatacaba por la misma vía el economista jefe del departamento de Competencia, Tommasso Valletti.
Poco después, el mismo alto cargo comunitario zurraba a Siemens en la parte más vergonzosa de su larga trayectoria empresarial. "Historia económica y eficiencia alemana. Siemens era tan diligente (o ávida) que no solo apuntaban los sobornos en su contabilidad sino que también se los deducían fiscalmente", recordó Valletti en medio de la batalla con Kaeser.
A pesar de todo, el departamento de Vestager está dispuesto a abortar la megafusión ferroviaria. Fuentes de la Comisión justifican la decisión por la tremenda cuota de mercado que tendrían las dos empresas juntas (más del 50% en casi todos los países y en algunos, hasta el 80%) y por la escasa disposición que han mostrado para hacer concesiones que redujeran los problemas de competencia.
"Se les avisó desde el principio que había problemas, en trenes de alta velocidad y en señalización ", subraya una fuente comunitaria, que lamenta que las últimas concesiones de las empresas no llegaran hasta el pasado 25 de enero, en el 109º día de una investigación que puede prolongarse hasta 120 días. "Demasiado tarde, a solo once días de que concluyera la investigación", señalan en la Comisión.
El organismo comunitario también rechaza la campaña lanzada por Francia y Alemania sobre la necesidad de fusionar a las dos empresas para hacer frente al gigante chino del sector, CRRC. La empresa china factura el doble que la suma de Siemens y Alstom. Pero Bruselas desdeña la presunta rivalidad. "China no ha vendido nunca un solo tren de alta velocidad fuera de sus fronteras. Y en Europa no ha logrado ni un solo contrato de señalización", recuerdan en la Comisión.
Los argumentos de la Comisión tienen eco en los principales clientes de Siemens y Alstom, entre los que figuran los principales gestores ferroviarios y administraciones públicas de Europa. "Pocas veces hemos recibido tantos comentarios negativos sobre una posible fusión", señalan en el departamento de Vestager.
Las autoridades de competencia de España (CNMC), Reino Unido, Holanda y Bélgica incluso se dirigieron por escrito a la comisaria europea para que rechazase, por insuficiente, las primeras concesiones ofrecidas por las compañías para obtener el visto bueno a su unión. La autoridad alemana también se opuso después a la fusión.
La asociación europea de gestores de infraestructuras ferroviarias (EIM en sus siglas en inglés) redoblaba la presión la semana pasada con otra carta dirigida al presidente de la Comisión Europea y a los comisarios más involucrados en el sector y en la fusión. Los operadores recuerdan que el mercado de señalizaciones estaría dominado en un 90% por el gigante franco-alemana. Y que no pueden recurrrir a proveedores extracomunitarios por las estrictas normas sobre seguridad y estándares vigentes en Europa.
DOS EMPRESAS EN EL PUNTO DE MIRA DE LA CNMC POR LOS CONTRATOS DEL AVE
La autoridad española de Competencia (CNMC) ha sido una de las más beligerantes contra la fusión de Siemens y Alstom. El organismo presidido por José Marín Quemada incluso se ha dirigido por escrito a la Comisión Europea para expresar su temor a que la desaparición de un competidor en un mercado con tan pocos actores se traduzca en un incremento de precios y en una menor innovación. La misiva iba suscrita también por las autoridades de competencia de Reino Unido, Holanda y Bélgica.
España sería de los países más perjudicados por la potencial fusión, dado que cuenta con la mayor red ferroviaria de alta velocidad de toda la UE (2.675 kilómetros). La CNMC, de hecho, ya tenía a Alstom y Siemens en el punto de mira por su presunta implicación en un cártel para repartirse el lucrativo mercado del suministro y mantenimiento de los sistemas de seguridad, control y gestión de la red ferroviaria española, tanto en la convencional como en la de alta velocidad.
La investigación más reciente del organismo de Quesada Marín se inició hace solo cuatro meses y va dirigida contra ocho empresas del sector (Siemens Rail Automation, Siemens SA, Alstom Transporte, Thales, Cobra, Nokia, Bombardier y CAF) y cuatro directivos. La CNMC sospecha de la existencia de "diversos acuerdos para la manipulación y el reparto de licitaciones convocadas por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF)" para los sistemas de seguridad y señalización.
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