Bernardo De Miguel
Solo 24 horas después de los atentados de Barcelona, España obtuvo 41 indicios que llevaron a seis detenciones.
Agentes de policía, sanitarios y transeúntes atienden a los heridos en el atentado terrorista yihadista de La Rambla de Barcelona en 2017. JOAN SANCHEZ
El intercambio de información entre EE UU y Europa durante el trienio sangriento del yihadismo (2015-2018) se multiplicó por 10 y condujo a miles de pistas sobre los canales de financiación de las células terroristas presentes en el Viejo Continente, según un informe publicado este lunes por la Comisión Europea.
El documento revisa la aplicación del acuerdo transatlántico que permite a las autoridades europeas solicitar datos financieros a Washington en relación con investigaciones antiterroristas. Y concluye que la colaboración transatlántica se tradujo 70.991 pistas.
Unos indicios que ayudaron a las autoridades europeas a identificar redes de apoyo a los terroristas, detener a personas presuntamente implicadas en la preparación de atentados y esclarecer y detener a los cómplices de matanzas como las de París (noviembre de 2015), Bruselas (marzo de 2016) o Barcelona (agosto de 2017).
Entre 2015 y 2018, los ataques terroristas se cobraron más de 350 víctimas en países europeos durante un período marcado por el ascenso y caída del llamado Estado Islámico. Las matanzas provocaron una reacción policial y militar sin precedentes recientes, con el ejército desplegado en algunas de las principales capitales europeas, como París o Bruselas.
Pero además de la vigilancia tangible, la ofensiva antiterrorista también desencadenó una actividad de rastreo de canales financieros y de cooperación con EE UU que alcanzó su récord histórico a finales de 2018.
El informe de la Comisión subraya que la información facilitada por el Tesoro estadounidense "se ha convertido en un instrumento cada vez más importante con el aumento de los ataques terroristas desde 2015",
El flujo de datos procede del Programa de seguimiento de la Financiación del Terrorismo (TFTP, en sus siglas en inglés) que el departamento del Tesoro estadounidense puso en marcha tras los atentados del 11-S de 2001. El plan obliga a SWIFT, el operador mundial de telecomunicaciones financieras, a conservar datos sobre las transacciones ejecutadas y facilitarlos a las autoridades en caso de una investigación antiterrorista.
La utilidad del programa a efectos europeos languidecía desde que en 2009 se separaron los servidores de SWIFT y la UE supeditó la colaboración con Washington a un acuerdo sobre el respeto a la privacidad en la gestión de los datos almacenados.
El acuerdo entre ambas partes entró en vigor el 1 de enero de 2010. Pero el 95% de las pistas obtenidas por Europa desde entonces gracias al TFTP se han generado desde enero de 2015, "cuando los esfuerzos antiterroristas europeos fueron potenciados tras los ataques de Charlie Hebdo", según recoge el informe comunitario.
La matanza en la redacción del semanario satírico francés fue el inicio de una avalancha de peticiones de información por parte de las autoridades europeas. Entre enero de 2016 y noviembre de 2018, el período analizado por el quinto informe sobre el acuerdo con EE UU, el Tesoro recibió 402 solicitudes de datos, más que en todo el período anterior desde 2010.
Las demandas consiguieron 292 informes con un total de 70.991 pistas, según los datos recabados por la Comisión tras una revisión conjunta con las autoridades estadounidenses.EE UU, además, transmitió de oficio, sin petición previa, 57 informes con un total de 11.361 pistas.
Otro centenar de peticiones de rastreo no deparó ningún resultado concreto. Pero Bruselas subraya que incluso esas búsquedas aparentemente infructuosas pueden resultar útiles para los investigadores, pues pueden indicar que el presunto terrorista ha dejado de utilizar los canales financieros habituales y ha buscado vías alternativas.
El volumen de pistas facilitadas multiplica casi por 10 las 8.998 que el Tesoro transmitió durante el período analizado por el anterior informe (entre marzo de 2014 y diciembre de 2015). Bruselas asegura que la información lograda en los últimos años "ha sido fundamental para llevar a cabo investigaciones concretas sobre ataques terroristas realizados en suelo europeo".
El informe destaca, en concreto, la utilidad de los datos para la investigación de tres de los ataques cometidos en 2017: el de las Ramblas de Barcelona y Cambrils, el de Estocolmo (Suecia) y del de Turku (Finlandia).
En el caso de Barcelona, Europol transmitió a Washington en cuestión de horas una petición de información cursada por España. Y dos horas después de recibir la solicitud, el Tesoro respondió con 24 pistas. A la mañana siguiente del atentado, España reclamó más información a través de Europol y Washington facilitó otras 17 pistas en un plazo de cuatro horas. El informe de la Comisión asegura que todos esos datos fueron utilizados para la emisión de seis órdenes de detención contra presuntos implicados en la matanza en Cataluña.
Los datos de Swift también se utilizaron para investigar y detener a presuntos cómplices de las matanzas en la sala Bataclan y otros lugares de París en noviembre de 2015. Y para detener al presunto proveedor de la documentación falsa utilizada por los terroristas implicados en los atentados en el metro y el aeropuerto de Bruselas unos meses después.
Pero la cooperación transatlántica no solo ha servido para la investigación posterior a las masacres. También ha contribuido, según el informe, a evitar otros atentados. En Holanda, por ejemplo, fue arrestado un sospechoso de preparar un ataque que disponía de un rifle AK-47 y una importante carga de munición. El rastreo de los flujos financieros también ha permitido, según el documento comunitario, desmantelar redes de financiación del terrorismo presentes en varios países europeos y que obtenían fondos por vías tan variadas como el contrabando de petróleo libio o el transporte ilegal de emigrantes.
DATOS ALTAMENTE CONFIDENCIALES
Nombre, apellidos, dirección, cantidad transferida, destinatario... Los datos rastreados por el Programa de seguimiento de la financiación del Terrorismo (TFTP) del Tesoro estadounidense pueden parecer anodinos pero son extremadamente sensibles, tanto por su carácter privado como por su posible utilidad en las investigaciones antiterroristas.
El Programa se introdujo de manera secreta tras el 11-S y permitía a EE UU un acceso general a los datos de SWIFT, el operador mundial de telecomunicaciones financieras con sede en Bélgica. La revelación del plan obligó a la compañía a dividir su estructura operativa, con un servidor en Europa y otro en EE UU. Y Bruselas y Washington tuvieron que negociar un Acuerdo sobe las condiciones de almacenamiento y acceso a los datos que garantizase la protección de la privacidad con arreglo a estándares europeos.
El Acuerdo entró en vigor en 2010 y desde entonces se realiza un informe conjunto sobre su aplicación. La evaluación publicada este lunes se ha levado a través de un cuestionario remitido al Tesoro y con la visita in situ de funcionarios europeos. Los eurócratas tuvieron que suscribir un compromiso de confidencialidad y algunos de los datos solo pudieron consultarlos y leerlos físicamente en la propia sede del Tesoro en Washington. Si alguno de los funcionarios europeos violase el acuerdo de confidencialidad, se expondría sanciones civiles y penales en EE UU.
La Comisión, además, tiene que aceptar que parte de la información obtenida sea clasificada como secreta a efectos de la UE. "Sin embargo, esto no ha impedido el trabajo del equipo de revisión conjunta", asegura la Comisión.
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