Miguel Ángel Noceda
- La entidad catalana espera obtener una cifra superior a los 2.500 millones de euros.
El presidente de Repsol, Antonio Brufau y el consejero delegado, Josu Jon Imaz, el pasado junio LUIS SEVILLANO
CaixaBank dejará de ser accionista de Repsol 22 años después. El consejo de administración de la entidad acordó vender su participación del 9,36%. Los consejeros dominicales en el máximo órgano de administración del grupo petrolero, Jordi Gual (presidente de CaixaBank) y Gonzalo Gortázar (consejero delegado), presentaron su renuncia. La venta está valorada en total en 2.500 millones. Incluye la liquidación anticipada de dos contratos de permuta de renta variable que suponen el 4,61% de las acciones. El otro 4,75%, lo venderá en Bolsa. CaixaBank registrará unas pérdidas contables de 450 millones.
CaixaBank se va de Repsol. Deja de ser su mayor accionista y se rompe una relación de 22 años con la compañía petrolera, en la que entró en 1996. CaixaBank posee en estos momentos un 9,36% del capital de la petrolera. De ese porcentaje, el 4,61% lo forman dos contratos de renta variable (equity swap) a del 2% y del 2,61%. Un equity swap es un derivado que permite a la entidad bancaria asegurarse un precio de venta y mantener los derechos políticos a costa de ceder temporalmente a un tercero los derechos económicos de la participación
Según informó CaixaBank a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), “serán liquidados anticipadamente con una fecha valor igual o anterior al final de septiembre 2018”. Esas participaciones las venderá a 15,39 euros por acción y 15,55 euros por acción, respectivamente. Es decir, obtendrá por ello en torno a 1.275 millones de euros. A esa cifra hay que añadir el 4,75% restante. Lo irá vendiendo poco a poco en Bolsa, con lo que su precio fluctuará. Al precio que cerró la acción (16,89 euros) supondría ingresar otros 1.280 millones de euros. En total, la operación supondría unos 2.500 millones.
Para la venta en Bolsa, CaixaBank explicó que “el número de acciones vendidas dependerá de las condiciones del mercado y de una cotización que asegure que los ingresos obtenidos representen un valor razonable para los accionistas de CaixaBank, entre otras condiciones”, sin superar nunca el 15% del volumen negociado en el día sobre acciones de Repsol, para no afectar a su cotización en exceso.
El banco que preside Jordi Gual aprovecha de esta forma el buen momento que vive el grupo que preside Antonio Brufau y las buenas perspectivas que marcan los analistas para el valor. No obstante, la entidad financiera estima que esta desinversión tendrá impacto en sus cuentas: “Una pérdida extraordinaria bruta/neta de 450 millones de euros en la cuenta de resultados del tercer trimestre de 2018”. Sobre sus ratios de capital asegura que será neutro y la entidad reitera sus objetivos de rentabilidad para este año de entre el 9% y el 11%.
La decisión supone la salida de los consejeros que representan a la entidad en el máximo órgano de administración de la petrolera. En concreto, son Jordi Gual y Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank. Esta operación se enmarca, según aseguró CaixaBank, en los objetivos del Plan Estratégico 2015-2018 de la entidad, entre los que se incluye reducir el peso del consumo de capital de la cartera de participadas, que al cierre de 2014 alcanzaba el 16%. Al finalizar el segundo trimestre de 2018, el capital asignado a las participadas se sitúa en torno al 5%, tras completar distintas operaciones, especialmente las ventas de las participaciones en The Bank of East Asia y Grupo Financiero Inbursa, y la toma de control en BPI.
Adiós al núcleo duro
A la salida de CaixaBank se une la reducción del capital en posesión de Temazek, fondo soberano de Singapur, que recientemente pasó del 4,953% al 2,975% de participación. Con esta decisión, Repsol se queda sin núcleo duro, con el grupo Sacyr como principal accionista con el 8% y el fondo BlackRock en segunda posición con el 4,63%. Ninguno de estos accionistas está sentado en el consejo.
CaixaBank, como primer accionista fuerte y socio durante 22 años, fue aliado de Repsol en el asedio que hicieron Sacyr y Pemex para tomar el control de la empresa, y que supuso la salida posterior del grupo mexicano del accionariado. Esta situación de atomización de la participación está en línea con la mayor parte de los grupos petroleros.
CaixaBank está participado por la Fundación La Caixa, que controla el 40%. A través de Criteria, brazo armado para su política industrial, se mantiene en Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa), en la que tiene en torno al 24% y de donde salió Repsol en febrero pasado tras la venta del 20% a Alba (5%) y el fondo CVC (15%). El holding salió de Abertis este año.
CaixaBank se va de Repsol. Se rompe así una relación de 22 años con la compañía petrolera. CaixaBank tiene en estos momentos un 9,36%. El proceso de venta, se hará mediante la liquidación anticipada de los dos contratos de permuta de renta variable existentes (equity swap) por un totoal de 4,61% a un precio fijado en dos paquetes distintos del 2% y del 2,61%. Por otro, se empezará inmediatamente un programa de ventas para la posición restante en Repsol del 4,75%, con el objetivo de finalizarlo antes del cierre del primer trimestre de 2019. Las ventas se limitarán diariamente a un máximo del 15% del volumen negociado en el día.
De la venta espera obtener más de 2.500 millones. En concreto, esta participación la venderá a 15,39 euros por acción y 15,55 euros por acción, respectivamente. Es decir, obtendrá por ello en torno a 1.275 millones de euros. A esa cifra hay que añadir el citado 4,75% restante, que al precio que cerró (16,89 euros) arroja una cifra de 1.280 millones. Ese 4,75% se irá vendiendo progresivamente desde ahora y hasta el primer trimestre de 2019.
"El número de acciones vendidas dependerá de las condiciones del mercado y de una cotización que asegure que los ingresos obtenidos representen un valor razonable para los accionistas de CaixaBank, entre otras condiciones", sin superar nunca el 15% del volumen negociado en el día sobre acciones de Repsol, para no afectar a su cotización en exceso. La entidad estima que esta desinversión tendrá impacto en sus cuentas: "Una pérdida extraordinaria bruta/neta de 450 millones de euros en la cuenta de resultados del tercer trimestre de 2018". Sobre sus ratios de capital asegura que será neutro y la entidad reitera sus objetivos de rentabilidad para este año de entre el 9% y el 11%.
La decisión supone la salida de los consejeros que representan a la entidad en el máximo órgano de administración de la petrolera. En concreto, son Jordi Gual, presidente de CaixaBank; Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank.
A esta salida se une la reducción del capital en posesión de Temazek, fondo soberano de Singapur, que recientemente pasó del 4,953% al 2,975%. Con esta decisión, Repsol se queda sin núcleo duro, con el grupo Sacyr como principal accionista con el 8%. Black Rock tiene el 4, 63% y Bank of Amértica, el 1,7%. ninguno de estos está en el consejo. Esta situación de atomización de la particiapción está en línea con la mayor parte de los grupos petroleros mundiales.
Esta operación se enmarca, según recuerda CaixaBank, en los objetivos del Plan Estratégico 2015-2018 de la entidad, entre los que se incluye reducir el peso del consumo de capital de la cartera de participadas, que al cierre de 2014 alcanzaba el 16%. Al finalizar el segundo trimestre de 2018, el capital asignado a las participadas se sitúa en torno al 5%, tras completar distintas operaciones en este periodo, especialmente las ventas de las participaciones en The Bank of East Asia y Grupo Financiero Inbursa, y la toma de control en BPI.
El grupo Caixa, en esa reestructuración, ya salió del capital de Abertis; aunque se mantiene en Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa), en la que tiene en torno al 24% y de donde salió Repsol en febrero pasado tras la venta del 20% a Alba (5%) y el fondo CVC (15%).
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