domingo, 16 de septiembre de 2018

La farsa judicial que dirigió Stalin. 4º ESO

EL PAÍS CULTURA
Álex Vicente


Un documental estrenado en la Mostra de Venecia recuerda los procesos ficticios que organizó el poder soviético para frenar la aparición de disidentes.


Fotograma del documental 'Process' del director ucraniano Sergei Loznitsa.


Se abren las puertas de este tribunal soviético, en un día obligatoriamente nevado de finales de 1930. En el banquillo se sientan ocho empresarios, ingenieros y profesores, todos ellos imputados por “sabotaje contrarrevolucionario”. Se les acusa de haber militado en el Partido Industrial, sospechoso de haber urdido un golpe de Estado para derrocar el poder y forzar un cambio de régimen, con el supuesto apoyo del primer ministro francés Raymond Poincaré. Todos ellos se declaran culpables con cierta prisa e imploran a la Corte Suprema de la URSS que les perdone la vida. Pero hay algo acartonado en sus declaraciones, como si estuvieran recitando un guion previamente memorizado. Casi ninguno de ellos opone resistencia o lo hace de manera teatral. Y cuando el juez les comunica sus respectivas penas –tres fueron condenados a diez años de cárcel y los otros cinco, a la pena de muerte–, esos ocho hombres apenas se inmutan.

En realidad, las imágenes no dan cuenta de un juicio real, sino de una puesta en escena. “Fue una farsa digna de Ionesco”, bromea el director ucraniano Sergei Loznitsa, que ayer presentó su nuevo documental, Process, en la Mostra de Venecia. Su película recupera imágenes de archivo inéditas que reflejan una de las farsas judiciales que Stalin escenificó desde sus primeros años en el poder para evitar el enojo de las masas e impedir la emergencia de disidentes. En este caso, se trataba de encontrar a chivos expiatorios que contribuyeran a explicar por qué nada había cambiado demasiado en la década larga que siguió a la Revolución de 1917. En realidad, ese Partido Industrial nunca existió. Y la mayoría de inculpados fueron amnistiados años después. “Todo estaba dirigido por Stalin, que utilizó este falso juicio para resolver un problema político. Casi 15 años después de su acceso al poder, las cosas iban a peor y los trabajadores empezaban a protestar”, señaló ayer Loznitsa en rueda de prensa. “El poder tenía que hacer algo de cara al público para intentar explicarlo”, añade.

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