Juan Carlos Sanz
Cientos de yihadistas resisten el ataque junto a miles de civiles atrapados en la frontera de Irak.
Civiles que han huido de Baghuz, feudo del ISIS, el sábado en un campamento del este de Siria. CHRIS MCGRATH GETTY IMAGES
El califato del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) vive sus días finales. Las milicias opositoras de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), encabezadas por combatientes kurdos y apoyadas por Estados Unidos, han lanzado la ofensiva final contra Baghuz, en la frontera de Irak y Siria, el último reducto territorial de los más de 100.000 kilómetros cuadrados que controlaban los yihadistas hace cinco años. A caballo entre ambos países, el ISIS llegó a gobernar sobre cerca de 10 millones de personas, en su mayoría árabes suníes.
Los intensos enfrentamientos constatados este domingo sobre el terreno por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos han estado acompañados de bombardeos aéreos y de artillería de la coalición internacional liderada por EE UU. El ISIS domina aún una bolsa de cuatro kilómetros cuadrados sembrada de minas en torno a la localidad de Baghuz, donde se han atrincherado más de 500 veteranos combatientes del ISIS, según un portavoz kurdo de las FDS citado por France Presse.
La ofensiva ha estado paralizada durante más de una semana para permitir la salida de unos 20.000 civiles atrapados en el asedio. El Observatorio asegura que aún quedan en Baghuz algunos millares de civiles, casi todos familiares de los yihadistas. Entre los desplazados interrogados por la coalición kurdo-árabe FDS, 3.200 han sido considerados miembros de las milicias del ISIS.
Portavoces militares de Estados Unidos anticiparon a finales de enero que la derrota definitiva del Estado Islámico estaría consumada en pocas semanas. El presidente Donald Trump anunció en diciembre la retirada de los 2.000 militares de las fuerzas especiales estadounidenses que asesoran y apoyan sobre el terreno a sus aliados de las FDS, en una decisión a la que el Pentágono no ha puesto aún fecha. El pasado miércoles el mandatario republicano dijo que el califato quedaría definitivamente liquidado en una semana.
Al califato fundamentalista proclamado en Mosul (norte de Irak) por Abubaker al Bagdadi en el verano de 2014 apenas le queda territorio. Además del reducto de Baghuz, en el desértico este de la provincia siria de Deir Ezzor permanecen aún activas algunas unidades yihadistas insurgentes en un espacio difuso en la ribera oriental del Éufrates. EL Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha informado de que una incursión en los yacimientos de petróleo de Al Omar fue rechazada el sábado por las FDS. Varias zonas de Siria e Irak pueden albergar también células durmientes.
En total, el Estado Islámico agrupa en ambos países árabes entre 14.000 y 18.000 combatientes, en los que se incluyen unos 3.000 extranjeros, según un informe de Naciones Unidas citado por la BBC. La sucesiva expulsión de sus feudos territoriales le ha devuelto a sus orígenes como escisión de Al Qaeda, para convertirse de nuevo en movimiento yihadista insurgente en Siria e Irak. Mientras se desmoronaba el califato, el ISIS se ha reagrupado con sus filiales más asentadas en países de África y Asia, y ha tratado de impulsar campañas de terror contra los países occidentales que le han golpeado desde hace cinco años.
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