Silvia Ayuso
Los mayores afectados por el frenazo de la economía europea son Alemania, que crecerá muy despacio, e Italia, que seguriá en recesión técnica.
De ese “aterrizaje suave” del que hablaba la OCDE hace solo tres meses no queda mucho. Al menos para la eurozona, constante zona de turbulencias, entre otros motivos por el Brexit, que pagará este año con un crecimiento de solo el 1%, bastante más débil del inicialmente previsto (del 1,8% según la previsión de noviembre). Pero hay más: Italia, dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su revisión trimestral de las perspectivas económicas globales, seguirá en 2019 en recesión técnica, confirmando así los temores de Roma. Al tratarse de una revisión trimestral, no hay nuevas cifras sobre España. No obstante, según la economista jefe de la OCDE, Laurence Boone, no es uno de los países que, en estos momentos, más preocupan al organismo.
Contenedores en el puerto de Valencia. Mónica Torres.
“Hay una desaceleración de la economía española, pero esta sigue siendo netamente positiva y se ve menos afectada de lo que podemos ver en Alemania o Italia”, dijo Boone al presentar el informe en París. La OCDE no es el primer organismo que sitúa a España por encima de los grandes países de la eurozona: el FMI anticipa un crecimiento para este año del 2,2% frente al 0,6% de Italia, el 1,3% de Alemania y el 1,5% de Francia.
Con sus previsiones para la eurozona, la OCDE se sitúa como el organismo más pesimista. Mientras que la organización que encabeza el mexicano Ángel Gurría augura un alza del 1% del PIB para este año, la Comisión Europea prevé un 1,3%, el FMI un 1,6% y el BCE un 1,7%, aunque muy posiblemente hoy rebaje sus perspectivas de crecimiento.
La OCDE alerta de que las tensiones comerciales y la “persistente” incertidumbre siguen amenazando una economía mundial que continúa ralentizándose. Según la revisión trimestral de las predicciones económicas del organismo con sede en París, presentada este miércoles, la economía mundial crecerá este año 3,3%, dos décimas menos de lo previsto en el informe de noviembre, para situarse en 3,4% en 2020, en lo que también constituye una leve revisión (-0,1%) a la baja respecto a hace tres meses.
Los riesgos que pueden agravar la ralentización económica son, a estas alturas, viejos conocidos: “Nuevos pasos para aumentar las barreras comerciales, una incertidumbre política persistente, un crecimiento por debajo de la media en Europa, un Brexit turbulento o una ralentización más fuerte en China” que la ya pronosticada —6,2% este año y 6% el próximo—, entre otros, enumera la OCDE.
Por eso, Boone resumió en un llamamiento urgente el mensaje principal del organismo ante la coyuntura actual: “Los gobiernos deberían cooperar para reducir riesgos”, dijo en rueda de prensa en París. “Cuanto más esperen, más altas serán las perspectivas de riesgo”, subrayó.
Por el momento, hay algunos colchones. “Los mercados de trabajo siguen siendo, por el momento, resilientes, y el crecimiento salarial está recuperándose lentamente, apoyado por los ingresos familiares y el gasto”, apunta el organismo.
Pero la incertidumbre generalizada también podría tener un “impacto masivo” en esos amortiguadores, especialmente en la eurozona, advierte la OCDE. Uno de los resultados del declive de la confianza derivado de las incertidumbres, explicó Boone, es que las empresas “planean emplear menos”. Lo que ya es un hecho desde hace un tiempo en Reino Unido, a causa del Brexit, empieza a suceder también en la eurozona, donde “la creación de empleo podría reducirse a la mitad, a dos millones, entre 2019 y 2020”, advirtió la economista jefe. Algo “más preocupante aún”, agregó, “porque el mercado laboral estaba empezando a recuperarse y los salarios a aumentar”.
Turbulencias en la eurozona
Más drástica es la revisión de la eurozona, que rebaja 0,8 puntos hasta situarla este año en un mero 1% que apenas llegará al 1,2% en 2020. Especialmente dura es la rectificación en dos países. Por un lado, Alemania, para la que la OCDE prevé ahora un crecimiento de 0,7% en 2019 (hace solo tres meses todavía preveía 1,4%) y de 1,1% el año próximo. Y también está Italia, país que estará en recesión técnica al obtener un crecimiento negativo de -0,2% este año que apenas superará con un débil 0,5% en 2020.
Entre los principales responsables de esta ralentización mayor de lo previsto en la Zona euro, la OCDE ve una producción industrial “especialmente débil”. A ello se une una moderación de la demanda externa y “factores excepcionales”, como la “perturbación del sector del automóvil tras nuevos test de emisiones para vehículos”. La situación podría ir sin embargo para más largo, sobre todo porque “un debilitado crecimiento del comercio en la eurozona, una alta incertidumbre política y una confianza moderada apuntan a una ralentización subyacente de la demanda que podría persistir”. En las revisiones trimestrales —marzo y septiembre— de las perspectivas de la OCDE no se analiza la economía española, de ahí que no haya cifras concretas para este país.
Los peligros de un Brexit duro
Y luego está el problema del Brexit. Tanto para Europa como para el propio Reino Unido, cuyas perspectivas de crecimiento también han sido revisadas a la baja: 0,8% en 2019 y 0,9% en 2020. Lo que más preocupa a la OCDE —como a todos los Gobiernos de los 28— es la posibilidad de un Brexit duro, es decir, una salida sin acuerdo con Londres. Eso, advierte el organismo, “aumentaría de manera sustancial los costes para las economías europeas”.
A pesar de todas las medidas de contingencia que se pudieran tomar, “una separación sin acuerdo entre la UE y Reino Unido seguiría siendo una gran perturbación advera para Europa y probablemente en otras partes en el mundo, en vista de que Reino Unido es un importante socio comercial para muchos países”, zanja el organismo.
La receta para volver a crecer
¿Queda margen para evitar otro desastre? Según la OCDE, sí. Pero requiere actuar de forma “coordinada” y, sobre todo, de manera “urgente”.
Según Boone, aquellos países donde la deuda pública es baja y por tanto tienen un cierto margen fiscal, entre los que no se encuentra España, deben “aprovechar las bajas tasas de interés para realizar más inversiones públicas” y, a la par, continuar las reformas estructurales, algo que recomienda en general a todos los países. La UE, resaltó, cuenta en este sentido con una “fuerte” ventaja: “porque gracias al mercado único, cualquier acción que lleve al crecimiento en un país, beneficia a los otros”, recordó.
EN EL PULSO COMERCIAL, ESTADOS UNIDOS VA GANANDO (POR AHORA)
A la OCDE no le gusta señalar con el dedo a ninguno de sus países miembros, y menos si es uno tan poderoso —y, últimamente, tan problemático— como Estados Unidos. Pero no hay manera de maquillar que tras todas las advertencias de los últimos años sobre los peligros para la economía mundial de las tensiones comerciales está Washington como destinatario principal. Al fin y al cabo, es por decisión del Gobierno de Donald Trump que los intercambios comerciales con China, la UE o los vecinos norteamericanos se tambalean y que los precios estén aumentando.
“El comercio sigue siendo lo que más nos lastra”, subrayó una vez más la economista jefe de la OCDE, Laurence Boone, en París.
Sin embargo, comparado con Europa o China, Estados Unidos navega por aguas —o cielos— más tranquilos, con un crecimiento revisado solo levemente a la baja, hasta 2,6% este año y 2,2% en 2020. Según la OCDE, parte de esta mayor resiliencia estadounidense se puede atribuir a los estímulos fiscales que el organismo con sede en París sigue sin ver con buenos ojos.
Pero no quita que, si esto es un pulso —como parece querer Trump— en el que lo importante es ver quién cede antes, EE UU parece tener más capacidad de resistencia que sus oponentes en esta batalla comercial. “No creo que sea la buena estrategia, porque al final, si todo el mundo se ralentiza, incluida China, verdadero motor del crecimiento, también EE UU acabará por sufrir una desaceleración”, comentó Boone al respecto.
Según la OCDE, EE UU ya está empezando a pagar su órdago. “Tarifas más altas han comenzado a sumarse a los costos empresariales y a los precios, y el crecimiento de la inversión empresarial y las exportaciones se ha moderado”, señala el informe. Pero el precio, al lado de la ralentización del resto de los bloques económicos mundiales, es aún bajo. Aun así, la OCDE insiste en llamar a Washington a que se siente a dialogar en una mesa multilateral “porque esto es lo que ha sostenido un crecimiento alto hasta 2017”, recuerda.
Una proyección realizada por la OCDE calcula que si los países con margen pusieran en marcha un estímulo fiscal de 0,5 puntos del PIB, y a la vez se realizaran reformas estructurales, el crecimiento en toda la eurozona sería casi tres décimas más en 2019 y de más de 5 décimas en 2021.
“Una política coordinada puede afrontar los riesgos” globales de la economía, subrayó Boone. “La combinación de las tasas de interés bajo, un estímulo fiscal coordinado y reformas estructurales pueden revertir la tendencia a la baja en la eurozona. Pero es urgente” actuar, insistió.
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