Bernardo De Miguel
El nuevo sistema de arbitraje será una réplica exacta del organismo con sede en Ginebra.
Contenedores en una terminal de carga del puerto de Hamburgo. FABIAN BIMMER (REUTERS)
La Unión Europea va a salir al rescate de la Organización Mundial de Comercio, amenazada por el sabotaje de EE UU. Bruselas ha lanzado una iniciativa internacional para establecer una vía de arbitraje alternativa que evite a final de año el colapso de la OMC si la administración de Donald Trump mantiene su actual bloqueo del organismo. El documento elaborado por la UE, al que ha tenido acceso EL PAÍS, afirma con rotundidad la voluntad de “preservar los principios y rasgos esenciales del sistema de resolución de conflictos de la OMC”. El nuevo sistema será un reflejo exacto de la institución con sede en Ginebra.
Los responsables del arbitraje del nuevo sistema, basado en el artículo 25 que regula el de la OMC, serán seleccionados entre los árbitros actuales o antiguos de la propia OMC. El documento, según el borrador del proyecto, añade que “se replicarán de manera tan exacta como sea posible todos los aspectos sustanciales y procedimentales” seguidos por el Órgano de Apelación del organismo en peligro de muerte.
El organismo multilateral que pone orden en el comercio mundial desde 1985 tiene los días contados si la administración de Donald Trump mantiene su negativa a renovar los miembros del Órgano de Apelación, un elemento esencial para la resolución de las disputas sobre aranceles, dumping o competencia desleal.
El Órgano de Apelación es la última instancia a la que pueden recurrir los miembros de la OMC cuando un panel ha emitido su dictamen sobre un conflicto. En la práctica, Bruselas teme que los dictámenes dejen de tener valor porque siempre podrían ser recurridos ante un órgano incapaz de dirimir el conflicto por falta de miembros. La irrelevancia de la OMC sería la consecuencia inexorable.
El plan europeo para evitar el colapso del organismo, que fue revelado por Reuters la semana pasada, ha sido debatido en paralelo a la reunión de ministros de Comercio del G20 celebrada este fin de semana en Tsukuba (Japón). EE UU, según fuentes asistentes al encuentro, impidió que el modelo alternativo de arbitraje fuera incluido en las conclusiones del encuentro, que se limitaron a señalar que “es necesario actuar en cuanto al sistema de resolución de conflictos”.
A pesar del veto estadounidense, la iniciativa europea parece haber logrado el respaldo de destacados miembros de la OMC, como India, Rusia, Canadá o Turquía. Los países que se sumen al plan firmarían un acuerdo bilateral por el que se comprometerían a acatar la decisión del arbitraje. La vía alternativa, según el texto del acuerdo al que también ha tenido acceso EL PAÍS, se pondría en marcha tan pronto como el órgano de apelación de la OMC se quede con menos de los tres miembros imprescindibles para su funcionamiento.
Este comité de apelación de la OMC se compone de siete miembros y cada caso es asignado a tres de ellos por rotación. EE UU ha bloqueado la sustitución de los cuatro miembros cuyo mandato ha expirado desde 2017, por lo que ya solo cuenta con tres. Y el próximo diciembre expira el mandato de otros dos miembros (de EE UU e India) por lo que solo quedaría uno (de China) y la OMC quedaría de facto inutilizada.
La Administración Trump impone como condición para levantar el bloqueo una reforma de las normas de la OMC para adaptarlas a la realidad de un siglo XXI en el que China, con un sistema comunista basado en subsidios públicos e industrias reguladas, se ha convertido en una gran potencia en los mercados capitalistas.
Un sistema a la carta
La UE comparte el objetivo pero teme que la ofensiva de Trump provoque el colapso de la OMC antes de que pueda ser reformada. “EE UU quiere un sistema a la carta en el que pueda aprovechar la parte que le interese sin aceptar ninguna cortapisa a sus intereses”, lamenta una fuente europea.
Las críticas de EE UU al mecanismo de arbitraje de la OMC son anteriores a Trump. Washington ha acusado repetidamente al Órgano de Apelación de extralimitarse en sus decisiones y de superar los plazos previstos (90 días) para sus pronunciamientos sin prolongar hasta el final las consultas con las partes afectadas por el conflicto.
Algunas críticas estadounidenses son compartidas por otros miembros. La UE, junto a China, India o Canadá, ha presentado propuestas para acometer las reformas necesarias. Pero Trump, con su táctica de negociación habitual, ha tomado como rehén la pieza clave de la OMC para imponer sus condiciones en la posible reforma.
La inquietud a este lado del Atlántico aumenta, además, porque surgen dudas sobre la verdadera intención de la administración estadounidense, cuyas quejas no parecen ir acompañadas de una auténtica disposición a reformar el Órgano de Apelación. Europa considera desproporcionada la decisión de Washington de impedir el nombramiento de nuevos miembros, un bloqueo que parece buscar más la extinción del organismo que su reforma.
La OMC, que fue la sucesora del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros), nació en 1995 tras más de ocho años de negociación en la llamada Ronda de Uruguay. A diferencia del GATT, que solo cubría el comercio de bienes, la OMC abarcó también los servicios. En la actualidad cuenta con 164 miembros que representan el 98% del comercio mundial. Desde 1995 se han planteado ante el organismo más de 500 conflictos y se han emitido más de 350 dictámenes de resolución.
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