Ángeles Espinosa
Los barcos, uno noruego y otro japonés, se encontraban más cerca de las costas iraníes que de las de Emiratos. Algunas fuentes indican que se emplearon torpedos contra las naves.
El petrolero noruego 'Front Altair', uno de los dos barcos atacados este viernes en el golfo de Omán. ISNA (AP)
Un nuevo incidente naval en aguas del golfo de Omán ha reavivado las tensiones regionales, justo cuando el primer ministro japonés, Shinzo Abe, se encontraba en Teherán tratando de mediar entre Irán y Estados Unidos tras la reciente escalada verbal entre estos dos países. Sendos ataques han dañado dos petroleros y obligado a evacuar a sus tripulaciones, según han confirmado tanto las navieras como la V Flota de Estados Unidos. El lugar del suceso, a las puertas del estrecho de Ormuz, está muy próximo a donde otros cuatro buques sufrieron un sabotaje hace un mes. EE UU ha acusado a Irán de ser responsable de los ataques de este jueves.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha condenado lo ocurrido y subrayado que el mundo "no puede permitirse" una gran confrontación en este rincón del mundo. El Consejo de Seguridad de la ONU, a petición de EE UU, se ha reunido este jueves por la tarde con carácter de urgencia y a puerta cerrada, informa France Presse. El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, ha acusado a Irán de ser el responsable de los ataques. Algo que la delegación de Irán en Naciones Unidas ha negado esta noche. "Irán rechaza categóricamente las acusaciones infundadas de Estados Unidos", dijo en un comunicado.
El petrolero noruego Front Altair, procedente de Ruwais (Emiratos Árabes Unidos) con destino a Taiwan y cargado con 75.000 toneladas de nafta (un destilado del crudo), se incendió a las 4.05 horas GMT, después de que sus tripulantes oyeran una “fortísima explosión”. El japonés Kokuka Courageous, que transportaba metanol a Singapur desde el puerto saudí de Jubail, sufrió dos impactos en el plazo de tres horas, según informó la empresa propietaria, Kokuka Sangyo, lo que le produjo un boquete sobre la línea de flotación en uno de sus costados. Las tripulaciones fueron evacuadas indemnes, aunque un miembro del Kokuka Courageous resultó herido leve.
Ambos navíos habían cruzado el estrecho de Ormuz desde el golfo Pérsico y se encontraban más cerca de las costas de Irán que de las de Emiratos, entre las cuales se extiende el golfo de Omán. La agencia de noticias iraní IRNA dijo que el Front Altair se había hundido, pero ese extremo fue desmentido por la naviera propietaria del buque. A última hora los barcos de auxilio habían logrado apagar el fuego.
“Se sospecha que ha sido alcanzado por un torpedo”, declaró Wu I-Fang, portavoz de la refinería estatal taiwanesa CPC, que había fletado el Front Altair, citado por la agencia Reuters. La web de información marítima Tradewindsnews atribuyó a torpedos los dos ataques.
Estados Unidos, cuya V Flota recibió los mensajes de socorro a primera hora de la mañana y acudió en auxilio de los barcos, no se ha pronunciado aún. “En este momento no descartamos que los barcos hayan podido chocar contra una mina en el agua o hayan sido atacados por un proyectil. Se está tratando de determinar la causa”, confió un oficial de defensa a la CNN. Sus expertos recogían restos para analizar el ataque.
Sin embargo, algunos analistas consideran improbable que se trate de minas, ya que, al menos en el caso del Kokuka Courageous, el boquete se encuentra en la banda de estribor (el lado derecho del navío) y el impacto con una mina suele producirse con la proa. A diferencia de lo ocurrido este jueves, los cuatro petroleros saboteados el pasado 12 de mayo no se encontraban navegando, sino anclados frente a las costas de Fujaira (uno de los siete Emiratos Árabes Unidos) y fueron objeto de minas u otros artefactos explosivos, posiblemente adheridos a sus cascos la noche anterior. El hecho de estos que no causaran grandes daños (ni siquiera fue necesario evacuar a los tripulantes) se ha interpretado como una advertencia.
Estados Unidos acusó a Irán, que en el pasado ha amenazado con cerrar Ormuz. Teherán negó cualquier implicación y una investigación presentada por Emiratos ante la ONU solo concluye que hubo un Estado detrás, sin señalar a uno en particular. De nuevo ahora, los dedos apuntan a la República Islámica, acorralada por la creciente presión de Washington para que renegocie el acuerdo nuclear.
“El ataque [de este jueves] sigue el modelo de combinar varios sistemas de armas y tácticas para dañar determinadas infraestructuras y vías de transporte desde la península Arábiga”, declara a EL PAÍS Theodore Karasik, de Gulf State Analytics. Este analista político y de defensa subraya que “toda la tecnología utilizada es de origen iraní”. Su duda ante tales tácticas es “si la Guardia Revolucionaria está operando por libre o si aún sigue las órdenes del líder supremo”.
Los portavoces iraníes aseguran que su país no tiene nada que ver con el incidente y defienden que alguien está tratando de dañar su reputación y enfrentarles con la comunidad internacional. “Sospechoso apenas describe lo ocurrido esta mañana”, ha tuiteado el ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, tras recordar que los ataques se han producido mientras Abe se reunía con el ayatolá Jamenei.
La zona en la que han ocurrido estas nuevas agresiones se encuentra próxima al estrecho de Ormuz, por donde transita un tercio del petróleo que se comercializa por vía marítima y una quinta parte del que se consume en el mundo. La noticia ha hecho aumentar el precio del crudo un 4%, que ha alcanzado los 62 dólares por barril. También las aseguradoras evalúan subir las primas por riesgo de guerra y algunas navieras han decidido cancelar de momento las cargas en la región.
Las principales potencias mundiales siguen de cerca lo acontecido. La Casa Blanca ha dicho a través de un comunicado recogido por France Presse que "el presidente [Donald Trump] ha sido informado sobre el ataque a los barcos en el golfo de Omán. El Gobierno de Estados Unidos ofrece su ayuda y continúa evaluando la situación". Rusia, sin embargo, advierte sobre el peligro de llegar a conclusiones prematuras porque "es demasiado pronto" para saber qué o quién está detrás del supuesto ataque, informa Reuters.
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